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En el marco del Día Internacional de la Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra las Mujeres, el presidente Gustavo Petro compartió un mensaje contundente y profundamente humano. Su intervención no fue solo protocolaria, sino una invitación ética a reflexionar y actuar frente a una realidad que afecta a millones de mujeres en Colombia y el mundo. La violencia en todas sus formas —física, psicológica, económica, sexual, simbólica y digital— sigue vulnerando la dignidad, la libertad y el derecho fundamental de las mujeres a vivir sin miedo. Erradicarla no es solo una tarea de Estado, es un compromiso de toda la sociedad.
El presidente destaca que ningún país puede hablar de justicia si la mitad de su población vive bajo amenaza, ni puede sostener la idea de democracia si las voces de las mujeres continúan siendo silenciadas o ignoradas. Señaló que Colombia necesita una transformación profunda, no solo desde las leyes, sino desde la cultura, desde la educación y desde la conciencia colectiva. Reconocer a las mujeres como sujetas de derechos, como constructoras de paz, como líderes y creadoras de futuro, es el primer paso para construir una sociedad realmente igualitaria.
El mensaje del presidente Petro subraya la responsabilidad social de garantizar que ninguna niña crezca creyendo que debe callar para ser aceptada, que ningún hogar se convierta en un espacio de miedo, ni ninguna calle en un territorio hostil. La violencia contra las mujeres no es inevitable; es una estructura que se perpetúa en prácticas cotidianas, discursos normalizados y silencios cómplices. Por eso, el llamado es a derribar esas estructuras y reemplazarlas por relaciones basadas en la dignidad, la empatía, el respeto y la igualdad.
Reafirmó el compromiso del Estado con políticas públicas que protejan de manera efectiva, sancionen la violencia con rigor y, sobre todo, transformen las mentalidades desde la educación y la participación comunitaria. La protección y la justicia deben ir acompañadas de oportunidades, autonomía económica y condiciones reales para que las mujeres vivan, decidan y sueñen en libertad.
El presidente invitó a cada ciudadano, a cada familia, a cada institución y a cada hombre a asumir su responsabilidad. No basta con no ejercer violencia: es necesario condenarla, denunciarla y trabajar activamente para erradicarla. Transformar esta realidad requiere valentía, pero también voluntad, acción y conciencia.
Su mensaje fue más que un pronunciamiento; fue una declaración de propósito. Apostamos a construir un país y un mundo donde ninguna mujer tenga que ser valiente para sobrevivir, sino libre para vivir. Un lugar donde el amor no duela, donde la dignidad no se negocie y donde la vida se honre en todas sus formas.
Hoy, como lo expresó el presidente Petro, alzamos la voz por todas: por las que están, por las que vendrán y por las que ya no pueden hablar. Porque eliminar la violencia contra las mujeres es proteger la democracia, defender la paz y, sobre todo, honrar la vida.
carloscastaneda@prensamercosur.org
