

El asteroide 2024 YR4 se ha convertido en una de las historias espaciales más inquietantes del momento: un cuerpo de entre 53 y 67 metros de diámetro que mantiene un 4% de probabilidad de impactar la Luna en 2032, una cifra que podría aumentar a más del 30% tras nuevas observaciones del telescopio James Webb en febrero de 2026. En un cosmos lleno de secretos y riesgos naturales que no suelen aparecer en nuestro día a día, este objeto reabre preguntas sobre cómo reaccionamos frente a amenazas reales que vienen del espacio, qué consecuencias habría y qué decisiones deben tomarse antes de que sea demasiado tarde.
¿Qué está en juego con el asteroide 2024 YR4?
El asteroide 2024 YR4 fue detectado el 27 de diciembre de 2024 por el sistema ATLAS en Chile. Su hallazgo llamó la atención de inmediato porque, en sus primeras mediciones, parecía ser el objeto con mayor probabilidad de impactar la Tierra en 2032. Con el paso de los meses, nuevas observaciones descartaron ese peligro, pero la Luna quedó como el posible punto de impacto.

Un choque lunar no provocaría un desastre global, pero sí podría generar un cráter de hasta 1 kilómetro de ancho y expulsar grandes cantidades de escombros al espacio. Al no tener atmósfera, la Luna no frena nada: todo lo que se desprenda saldría disparado, creando un entorno orbital más complejo y potencialmente peligroso. Incluso una parte del material podría alcanzar la órbita terrestre y obligar a reajustar trayectorias de satélites artificiales.
¿Por qué febrero de 2026 será una fecha clave?
Tras alejarse de la zona visible para telescopios terrestres, se pensaba que sería imposible actualizar su trayectoria hasta 2028. Sin embargo, un cálculo detallado del equipo liderado por Andrew Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, reveló dos ventanas de observación desde el telescopio James Webb los días 18 y 26 de febrero de 2026.

Estas observaciones permitirán medir con mayor precisión el brillo, el tamaño y la posición de 2024 YR4. A partir de ellas, existe un 80% de probabilidad de que el riesgo de impacto baje a menos del 1%, pero también un 5% de que aumente a más del 30%, lo que cambiaría por completo la forma en que las agencias espaciales deben responder. Si el riesgo aumentara, 2026 sería el último año razonable para planear una misión de desviación.
¿Qué significaría un impacto lunar para la Tierra?
Aunque 2024 YR4 no representa peligro directo para la superficie terrestre, sus efectos sí podrían sentirse de manera indirecta. La Luna es un cuerpo sin atmósfera, por lo que cualquier impacto grande genera una nube de polvo y fragmentos que pueden escapar de su débil gravedad. Parte de ese material podría terminar rodeando a la Tierra, convirtiéndose en riesgo para satélites de navegación, comunicaciones, observación y otros sistemas indispensables para actividades científicas, ambientales y de infraestructura.
Además, un impacto de estas características podría ser visible desde nuestro planeta, e incluso generar un aumento temporal de actividad meteórica. Sería un recordatorio palpable de que vivimos en un sistema dinámico, donde incluso cuerpos celestes tan familiares como la Luna pueden experimentar cambios de un día para otro.
El dilema científico y ético de intervenir
La posibilidad de intervenir para desviar el asteroide abre un debate complejo. Hasta ahora, los programas de defensa planetaria han enfocado su atención únicamente en amenazas directas contra la Tierra. Pero un posible impacto lunar, aunque menos grave, no es irrelevante: afectaría nuestro entorno orbital, podría interferir con misiones espaciales y modificar ligeramente la superficie lunar.

NASA y la Agencia Espacial Europea han discutido escenarios de intervención, desde misiones de empuje cinético hasta opciones más extremas, como la detonación de explosivos en las cercanías del asteroide para modificar su trayectoria. Sin embargo, cualquier operación requeriría años de preparación y un consenso internacional. ¿Debe invertirse en proteger un satélite natural? ¿O basta con manejar las consecuencias si el impacto ocurre? Son preguntas que los científicos deberán responder tan pronto como se conozcan los nuevos datos del James Webb.

El escenario que plantea el asteroide 2024 YR4 no es un riesgo existencial, pero sí un recordatorio de la actividad constante del espacio y de la necesidad de prepararnos para lo inesperado. En febrero de 2026 tendremos datos clave que definirán si este objeto será apenas una curiosidad científica o el detonante de una decisión histórica para proteger a la Luna. En un futuro donde la exploración espacial se vuelve cada vez más relevante, ¿estamos listos para asumir la responsabilidad de defender no solo la Tierra, sino todo nuestro entorno celeste?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/cosmos/asteroide-2024-yr4-podria-golpear-luna-2032/
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