

París, 23 de noviembre.- En el marco de las negociaciones sobre el tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, Francia ha reiterado su postura de incluir una cláusula de salvaguarda «robusta» como condición indispensable para dar su respaldo al acuerdo. Así lo expresó el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, durante una reunión con su homólogo argentino, Pablo Quirno, al margen de la cumbre del G20 en Sudáfrica.
La cláusula de salvaguarda es un mecanismo legal que permite a las partes implicadas tomar medidas temporales para limitar las importaciones de ciertos productos en caso de que estas generen daños significativos a sectores específicos. En este caso, Francia ha manifestado su preocupación sobre el impacto que el acuerdo podría tener en su sector agropecuario, particularmente en áreas como la carne bovina, aves de corral, azúcar y miel.
El temor radica en la capacidad exportadora de países como Brasil y Argentina, considerados potencias en la producción de carne y otros productos agrícolas. Los sindicatos agrícolas franceses han expresado su rechazo contundente al acuerdo, calificándolo incluso como «mortal» para sus intereses. En enero de 2024, estos sindicatos protagonizaron protestas que paralizaron parte del país en oposición al pacto.
Aunque en las últimas semanas el presidente francés ha mostrado señales de apertura hacia el acuerdo con los países sudamericanos, París ha señalado recientemente que el tratado, en su forma actual, sigue siendo «inaceptable». Esto ocurre a pesar de los esfuerzos de la Comisión Europea (CE), que en septiembre presentó medidas de salvaguarda para proteger los productos agrícolas más sensibles y prometió intervenir ante cualquier desestabilización del mercado.
El acuerdo UE-Mercosur fue firmado por la Comisión Europea en diciembre de 2024 tras 25 años de negociaciones. Este pacto busca crear uno de los principales mercados del mundo, con una población combinada de 780 millones de personas. Sin embargo, para entrar en vigor, necesita ser aprobado por los Estados miembros de la UE, un proceso que enfrenta obstáculos debido a las preocupaciones expresadas por países como Francia.
En este contexto, la postura francesa refleja una tensión entre los intereses económicos y comerciales del bloque europeo y la protección de sectores estratégicos nacionales. Mientras tanto, los países del Mercosur esperan que se logren consensos que permitan avanzar hacia la implementación del acuerdo.
La discusión sobre este tratado continúa siendo un tema clave en las relaciones internacionales entre Europa y América del Sur, marcando un desafío para equilibrar los beneficios del comercio global con las necesidades locales.
