

Hoy, en el Día del Psicólogo, no puedo evitar detenerme y sentir.
Sentir con profundidad lo que significa caminar cada día al lado de historias humanas que duelen, que sanan, que se transforman.
Porque ser psicóloga no es solo una profesión.
Es un llamado.
Es un acto de presencia.
Es una responsabilidad sagrada.
En mi praxis diaria no trabajo solo con diagnósticos, técnicas o herramientas…
trabajo con vidas, con memorias que cargan dolor, con heridas que han sido silenciadas durante años, con personas que llegan sin entender lo que sienten, pero con una esperanza tímida, casi invisible, de volver a sentirse en paz.
Y ahí ocurre el milagro.
Verlos llegar fragmentados, desconectados de sí mismos, llenos de miedo, culpas, vergüenzas o confusión…
y luego, poco a poco, ser testigo de su proceso:
de su despertar,
de su comprensión,
de su reconciliación con su historia…
es uno de los regalos más profundos de esta vocación.
La terapia no es un proceso lineal.
Tiene etapas.
Tiene caídas.
Tiene momentos de oscuridad.
Pero también tiene revelaciones,
Momentos donde algo se enciende en su mirada,
donde el dolor deja de ser castigo
y empieza a convertirse en maestro.
Acompañar esas etapas, sostener esos silencios, respetar esos tiempos…
es un privilegio que nunca doy por sentado.
Y sí…
me siento profundamente bendecida.
Bendecida por ser testigo de la sanación de tantas personas.
Bendecida por entrar, con respeto, en sus mundos internos.
Bendecida por ser instrumento de contención, escucha, guía y compasión.
Bendecida por poder acompañar procesos donde el alma vuelve a respirarse a sí misma.
He visto personas reencontrarse con su historia sin odio.
He visto niños interiores dejar de llorar en silencio.
He visto mujeres recuperar su fuerza.
He visto hombres permitirse sentir sin miedo.
He visto familias reconstruirse desde el amor consciente.
He visto sanar lo que parecía imposible.
Y en cada uno de esos procesos, yo también sané un poco.
Porque cada historia que acompaño,
cada lágrima que se transforma,
cada conciencia que despierta,
también toca suavemente mi propia alma.
Hoy celebro esta profesión no como un título…
sino como una misión de vida.
Como un servicio.
Como un acto de amor profundo hacia el ser humano.
Gracias a cada persona que confía, que se abre, que se atreve.
Gracias a sus procesos.
Gracias a sus heridas, porque también me enseñan.
Gracias por permitirme acompañarlos en su retorno a su verdad.
Hoy honro la psicología…
pero sobre todo honro
el alma humana que decide sanar.
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27 (RVR1960)
Si necesitas apoyo psicológico o corporativo especializado
Te ofrezco acompañamiento profesional en:
Terapia individual: manejo emocional, ansiedad, autoestima, duelos y crecimiento personal.
Terapia de pareja: fortalecimiento del vínculo, comunicación y resolución de conflictos.
Apoyo corporativo: programas de bienestar laboral, gestión emocional y mejora del clima organizacional.
Capacitación en habilidades blandas: liderazgo empático, comunicación asertiva, inteligencia emocional y trabajo en equipo.
Dra. Elizabeth Rondón. Especialista en bienestar emocional, relaciones humanas y desarrollo organizacional.
Tlf. +583165270022
Correo electrónico: Elizabethrondon1711@gmail.com
