

La llegada de Rodrigo Paz Pereira a la presidencia no solo marca un cambio de mando, sino el inicio de una etapa inédita en Bolivia. En medio de una crisis económica profunda y de una ciudadanía cansada de la confrontación, sus primeros días han estado cargados de señales claras sobre el rumbo que pretende imprimirle al país.
Desde su juramento del 8 de noviembre, Rodrigo Paz ha puesto énfasis en “reintegrar a Bolivia al mundo” y dejar atrás el aislamiento político y económico de los últimos años. La reapertura del diálogo con países y organismos internacionales es una de sus primeras cartas, una apuesta que busca recuperar la confianza externa y atraer cooperación y financiamiento.
El gesto de restablecer relaciones con actores clave —entre ellos EEUU— marca un giro diplomático significativo. Esta apertura puede generar oportunidades para inversión, seguridad y cooperación técnica, aunque también exige construir una política exterior equilibrada y basada en el interés nacional.
Una de las decisiones más comentadas ha sido la conformación de un gabinete marcado por perfiles técnicos. Rodrigo Paz ha optado por ministros con trayectoria profesional y formación especializada, más que por figuras de reparto político. Este gesto ha sido leído como una señal de seriedad frente a la crisis económica, caracterizada por escasez, inflación y un deterioro prolongado de las reservas del Estado.
La presencia de ministros interinos, vinculada a una futura reestructuración del Ejecutivo, anticipa cambios profundos en la administración pública. Si la reorganización logra ser eficiente y transparente, podría convertirse en una de las banderas de su gestión. Si falla, abriría flancos innecesarios al desgaste político.
Aunque el respaldo ciudadano con el que llega al poder es innegable, el nuevo gobierno enfrenta un Legislativo fragmentado. Rodrigo Paz no cuenta con una mayoría sólida, por lo que deberá construir consensos y tejer acuerdos si quiere que sus reformas avancen. El desafío será combinar firmeza con apertura al diálogo, evitando que la polarización vuelva a estancar al país.
Los primeros pasos de Rodrigo Paz apuntan también a recuperar credibilidad ante organismos multilaterales y socios financieros. En un contexto donde Bolivia necesita estabilizar su economía, restablecer puentes con la banca internacional y con instituciones de cooperación es indispensable. La clave estará en que esa apertura no dependa únicamente del apoyo externo, sino que se complemente con reformas internas coherentes y sostenibles.
Los primeros días del gobierno de Rodrigo Paz muestran un liderazgo decidido a marcar diferencias claras con la vieja forma de administrar el país. Hay señales de profesionalismo, de apertura y de reconstrucción institucional. Pero también hay desafíos profundos: la economía no dará tregua, la política interna exigirá madurez y la ciudadanía esperará resultados rápidos.
Es un inicio prometedor, aunque no exento de riesgos. El país observa, con esperanza y con cautela, los pasos de un gobierno que tiene la oportunidad —y la responsabilidad— de encaminar a Bolivia hacia un ciclo de estabilidad y reencuentro.
Publicado por: La Voz de Tarija
Fuente de esta noticia: https://lavozdetarija.com/2025/11/17/editorial-los-primeros-dias-del-gobierno-de-rodrigo-paz/
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