

En Bolivia se ha instalado una discusión reducida y simplista: “el problema son las elecciones judiciales”. No. El verdadero problema —el que no se quiere mirar de frente— es la profunda politización de la justicia. La elección por voto popular no nació de un capricho, sino del hartazgo ciudadano frente al antiguo reparto de cargos entre partidos políticos que durante años manipularon el sistema judicial como si fuera una mesa de negociación.
Quienes vivimos ese tiempo lo recordamos bien: un Tribunal Constitucional controlado por un partido, la Corte Suprema por otro, y así sucesivamente. No había méritos, no había transparencia. Había cuotas. Ese pasado fue precisamente lo que motivó a la Asamblea Constituyente a construir un modelo distinto, donde la preselección de méritos saliera de las manos de los políticos.
Pero aquel espíritu fue traicionado. La Constituyente no contemplaba que la Asamblea Legislativa volviera a controlar la preselección. Fue producto de acuerdos políticos —entre Podemos, representantes de Tuto Quiroga y actores del MAS junto a García Linera— que devolvieron a los legisladores la llave del proceso. Y desde entonces, el filtro político volvió a imponerse.
Conozco esa realidad de primera mano: me postulé dos veces y ni siquiera fui calificada para llegar a la fase electoral. ¿La razón? No tener padrinos políticos. Cuando la meritocracia depende de quién te respalda y no de lo que has construido profesionalmente, el propósito se desnaturaliza por completo. Y lo mismo ocurre en otros espacios, incluidas las universidades, donde la autonomía a veces termina encubriendo arbitrariedades y vulneraciones de derechos.
Por eso, el debate honesto no es “si la gente debe votar o no”, sino cómo garantizar que quienes llegan al voto popular hayan superado un proceso técnico, independiente y blindado de presiones partidarias. La solución existe y fue planteada en la propia Constituyente: que la calificación de méritos sea realizada por entidades especializadas, incluso internacionales, mediante sistemas anónimos de evaluación —como códigos de barra— donde no se conozca el nombre ni la identidad del postulante. Ese resultado debe ir directamente al Tribunal Supremo Electoral, sin pasar por manos políticas.
Paradójicamente, mientras en Bolivia algunos quieren eliminar las elecciones judiciales, otros países empiezan a explorarlas. ¿Por qué? Porque entienden que el currículum no lo dice todo. La ética, la integridad y la conducta pública solo pueden ser evaluadas por la gente que ha visto a sus autoridades actuar.
El mandato constituyente fue claro: quitar a los políticos la facultad de decidir quiénes administran justicia y devolver ese poder al pueblo. También estableció que solo el pueblo puede revocar a esas autoridades. Pero hoy vemos a magistrados suspendidos arbitrariamente, como en los casos de Tata Cusi y otros, castigados por ejercer sus funciones con independencia.
No nos engañemos. No es sólo el masismo ni una sola fuerza política la responsable absoluta de este desvío. El ex Congreso—con PODEMOS y el MAS— alteraron el espíritu del Pueblo Constituyente. Y lo hizo sin contar con el mandato constitucional de ser un supra poder por encima de la Asamblea Constituyente, fue producto del pacto , te doy todo lo que quieres, (incluso que no haya en la práctica autonomía, que sea solo un show pues el nivel central seguirá administrando los recursos a través del Ministerio de Economía, con observaciones a los Planes Operativos Anuales, presupuestos, débitos automáticos), a cambio de no tocar los LATIFUNDIOS del oriente, prueba de ello, artículo 399 de ella Constitución Política del Estado.
Bolivia no necesita más consignas vacías. Necesita volver a la raíz: un sistema de selección independiente, transparente y blindado; elecciones libres de manipulación; y una justicia que responda al pueblo, no a los acuerdos de cúpula.
Porque al final, la pregunta que define todo este debate sigue siendo la misma: ¿quién califica los méritos, y bajo qué intereses?
Por: Magda Lidia Calvimontes Calvimontes
Ex Asambleísta Constituyente
Publicado por: La Voz de Tarija
Fuente de esta noticia: https://lavozdetarija.com/2025/11/16/la-verdad-incomoda-el-problema-no-es-votar-es-quien-controla-la-preseleccion-de-los-magistrados-y-magistradas/
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