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La reciente declaración del presidente Gustavo Petro sobre la situación financiera de la Nueva EPS ha abierto un debate de fondo sobre la arquitectura del sistema de salud colombiano y las responsabilidades que durante años quedaron ocultas detrás de cifras incompletas y estructuras opacas. En un mensaje publicado en su cuenta de X, el mandatario aseguró que el Gobierno colombiano ha sido dueño de la mitad de la deuda de la Nueva EPS desde el momento mismo en que esta fue creada, un dato que no solo sorprende, sino que obliga a revisar cómo se construyó y administró uno de los pilares del sistema.
El anuncio, que en apariencia podría parecer una simple aclaración administrativa, revela en realidad un problema estructural que se mantuvo protegido por capas de burocracia y silencios convenientes. Como señaló el presidente, algo similar ocurrió con el subsidio a la gasolina: obligaciones millonarias que crecieron de manera silenciosa durante años y que ahora emergen como parte del legado financiero que el país debe asumir.
Lo que agrava el caso es que, pese a que la Nación terminó siendo responsable de la mitad de la deuda, el Estado nunca tuvo un control efectivo sobre la entidad. La operación y las decisiones estratégicas quedaron en manos privadas, lo que abrió la puerta —según lo expuesto por Petro— a un manejo discrecional de recursos públicos que debían destinarse al funcionamiento del sistema de salud. Esa brecha entre responsabilidad y control creó las condiciones ideales para que se acumulara un daño financiero profundo cuya reversión, afirma el presidente, ya es prácticamente imposible.
Los grupos privados que asumieron la conducción de la Nueva EPS conocían desde el primer día las reglas del juego instauradas tras la transformación del antiguo Instituto de Seguros Sociales. Sabían que cada movimiento financiero que generara deuda sería respaldado, en un cincuenta por ciento, por la Nación. También sabían que, tarde o temprano, la presión política podría conducir a que algún gobierno asumiera la totalidad del pasivo, algo que hoy algunos congresistas e influyentes “expertos” ya sugieren sin reservas, como si se tratara de un simple trámite administrativo.
Esta estructura, según la denuncia presidencial, terminó beneficiando a familias y grupos con enorme poder económico y político, algunos de ellos con fuerte presencia en los sectores más privilegiados de Bogotá. Durante años, estos actores habrían disfrutado de un esquema que les permitía operar con recursos públicos sin asumir la proporción de riesgo que le correspondía a quienes dirigían la entidad. El resultado es, en palabras del presidente, un saqueo sostenido al Estado y al derecho a la salud de millones de colombianos, cuyo impacto se mediría en decenas de billones de pesos.
El gobierno ya es dueño de la mitad de la deuda de la Nueva EPS y no es en este gobierno, sino desde su fundación.
Se trata de una de las deudas escondidas como sucedió con el subsidio a la gasolina.
Esta propiedad de la mitad de la deuda por parte de la Nación, sin control… https://t.co/FXzWg5DeJD
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 14, 2025
Lo revelado no solo invita a replantear la viabilidad del modelo actual, sino que desnuda una realidad más incómoda: el sistema se diseñó de tal forma que permitió que intereses privados prosperaran mientras el Estado asumía silenciosamente responsabilidades financieras que nunca debieron ser unilaterales. La afirmación de Petro no es simplemente una crítica de coyuntura; es una advertencia sobre la profundidad del problema y una señal de que el país debe enfrentar una conversación seria sobre cómo se manejaron los recursos públicos, quiénes se beneficiaron y qué tan consciente fue la clase dirigente de permitir una estructura que hoy amenaza con colapsar.
En un momento en el que el debate sobre la reforma a la salud está en su punto más alto, las palabras del presidente no solo tensan aún más la discusión, sino que obligan a revisar la historia reciente con un rigor que quizá durante mucho tiempo se evitó. Lo revelado sugiere que la crisis actual no es producto de un error aislado, sino del resultado acumulado de decisiones que favorecieron a unos pocos mientras comprometían a toda la Nación.
carloscastaneda@prensamercosur.org
