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La relación entre Bogotá y Washington atraviesa uno de sus momentos más tensos en años. El presidente Gustavo Petro acusó públicamente a agencias de inteligencia de Estados Unidos de operar en territorio colombiano con fines políticos, señalando que algunas de sus acciones “han traspasado los límites de la cooperación bilateral” y constituyen “una agresión directa a la soberanía nacional”. La declaración encendió una nueva chispa en una relación diplomática ya deteriorada.
El mandatario colombiano sorprendió esta semana al anunciar la suspensión del intercambio de información sensible con las agencias de seguridad estadounidenses, un pilar tradicional de la cooperación entre ambos países en la lucha contra el narcotráfico. A través de su cuenta en X, Petro explicó que la orden fue impartida a todos los niveles de la inteligencia de la Fuerza Pública, y que se mantendrá vigente mientras, según dijo, continúen los “ataques con misiles a embarcaciones en el Caribe”. “La lucha contra las drogas debe subordinarse a los derechos humanos del pueblo caribeño”, afirmó.
El anuncio desató una ola de reacciones en los círculos políticos y diplomáticos. Expertos advierten que la decisión podría afectar programas conjuntos de combate al crimen organizado, intercambio de inteligencia y cooperación militar. Sin embargo, Petro defendió con firmeza su postura, recordando que la Constitución lo reconoce como comandante supremo de las Fuerzas Militares. “Es una orden del presidente de la República”, enfatizó.
El mandatario también denunció que ciertos agentes extranjeros estarían utilizando su presencia en Colombia no para combatir el narcotráfico, sino para interferir en asuntos internos y ejercer presión sobre su gobierno. “Cuando miembros de esas agencias no actúan para atacar a los narcotraficantes, sino para atacar al presidente, su familia y su posición política, eso excede sus funciones en Colombia y constituye una afrenta a la soberanía nacional”, escribió en la misma red social.
El pronunciamiento se produce en medio de una creciente desconfianza entre ambos gobiernos. Mientras desde Washington aún no se emite una respuesta oficial a las acusaciones, en Bogotá se percibe un clima de tensión que amenaza con enfriar aún más una relación que, por décadas, ha estado marcada por la cooperación en temas de seguridad, defensa y lucha antidrogas.
El comandante supremo de las fuerzas militares de Colombia es el presidente de la república, dice la constitución y es orden.
Las posibilidades de la articulación de los cuerpos de inteligencia si se ha discutido en la cúpula militar y policial, en los actuales momentos de… https://t.co/LiNVGDO9Qq
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 12, 2025
La decisión de Petro no solo marca un punto de inflexión en la política exterior colombiana, sino que también abre un debate sobre los límites de la colaboración internacional en materia de inteligencia y la autonomía de los Estados frente a potencias extranjeras. En un contexto regional cada vez más convulso, el gesto del presidente colombiano parece apuntar a un mensaje más amplio: Colombia quiere redefinir las reglas de su relación con Estados Unidos y reafirmar su independencia en el escenario global.
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