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Colombia reafirma su compromiso con la transición energética a gran escala con la entrada en operación comercial del Parque Solar Shangri-La, un proyecto emblemático desarrollado por Atlas Renewable Energy en alianza con Isagen, ubicado en Ibagué, en el departamento del Tolima. Esta iniciativa, considerada una de las inversiones más ambiciosas en energía solar del país, consolida la posición de Colombia como líder emergente en la adopción de tecnologías limpias y marca un avance decisivo hacia una economía baja en carbono.
Con una capacidad proyectada de 403,7 gigavatios hora (GWh) por año, el parque tiene el potencial de abastecer el consumo eléctrico de más de 230.000 hogares colombianos, lo que se traduce en una reducción aproximada de 190.000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) anuales. Esta cifra equivale a retirar de circulación más de 40.000 automóviles durante un año o a sembrar cerca de tres millones de árboles, demostrando así el impacto tangible de la transición energética sobre el medio ambiente.
El proyecto se extiende sobre unas 400 hectáreas en una zona estratégicamente seleccionada por su alta radiación solar y condiciones geográficas favorables. En este terreno se instalaron más de 400.000 paneles solares de última generación, equipados con sistemas de seguimiento solar (tracking) que permiten orientar los módulos de acuerdo con el movimiento del sol, optimizando la captación de energía y aumentando la eficiencia de producción en un promedio del 25 %.
Para Atlas Renewable Energy, Shangri-La representa una materialización concreta del compromiso empresarial con la sostenibilidad. “Este proyecto encarna nuestra visión de acelerar la descarbonización del sector energético latinoamericano, combinando innovación tecnológica con responsabilidad ambiental y social”, destacó la compañía en un comunicado. Por su parte, Isagen reafirmó que su estrategia de crecimiento se orienta hacia un portafolio más diversificado, competitivo y alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Más allá de su impacto ambiental, Shangri-La también se convierte en un motor de desarrollo económico y social para la región. Durante su fase de construcción se generaron más de 1.000 empleos directos e indirectos, priorizando la contratación de mano de obra local, especialmente de comunidades rurales cercanas. Además, se implementaron programas de formación técnica en energías renovables, con el fin de fortalecer las capacidades de los trabajadores e impulsar nuevas oportunidades de empleo en sectores sostenibles.
La construcción del parque implicó un proceso riguroso de planificación ambiental, en el que se aplicaron medidas para proteger los ecosistemas locales y garantizar la coexistencia armónica entre la infraestructura energética y el entorno natural. Se establecieron corredores biológicos, programas de reforestación y monitoreo de fauna, además de la implementación de un sistema de gestión del agua diseñado para reducir al mínimo el impacto sobre los recursos hídricos de la zona.
El Gobierno Nacional ha reconocido este tipo de proyectos como esenciales para avanzar hacia la meta de aumentar significativamente la participación de las fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER) en la matriz eléctrica nacional. Actualmente, Colombia cuenta con una participación creciente de la energía solar y eólica, impulsada por incentivos regulatorios, subastas de largo plazo y alianzas público-privadas que promueven la inversión sostenible.
En este contexto, Shangri-La no solo representa una planta de generación eléctrica, sino un símbolo de transformación. La transición energética colombiana ya no es una promesa, sino una realidad que se construye con la colaboración de empresas visionarias, instituciones públicas y comunidades comprometidas. Este nuevo parque solar refleja la capacidad del país para atraer inversión extranjera responsable, fomentar la innovación y consolidar un modelo de desarrollo alineado con los desafíos globales del cambio climático.
El impacto de Shangri-La trasciende los límites del Tolima. Su operación contribuirá a reforzar la estabilidad del sistema eléctrico nacional, reducir la dependencia de fuentes fósiles y generar un efecto multiplicador en sectores como la industria, la educación y la infraestructura. Cada kilovatio producido bajo el sol tolimense representa no solo energía limpia, sino también progreso, inclusión y esperanza.
Con su entrada en funcionamiento, Colombia se aproxima a un futuro más resiliente y sostenible, en el que la energía del sol se convierte en un pilar de crecimiento económico y bienestar colectivo. El Parque Solar Shangri-La no solo ilumina hogares, sino también el camino hacia una nación más verde, competitiva e independiente en materia energética.
carloscastaneda@prensamercosur.org
