
Por un cronista que señala: es tan difícil aportar soluciones como saber comunicarlas.
Hay empresas que hablan. Y otras que consiguen que el mundo las escuche. En un tiempo donde los mensajes duran menos que un parpadeo y la veracidad y la atención compitencon algoritmos, plataformas y advenedizos del escándalo, LLYC ha demostrado que comunicar bien no es solo transmitir: es trascender; es transformar con armonía empresas, organismos e instituciones, en este cambio de Era.
Se prensenta asi en su web : «Juntos, hacemos crecer y protegemos el valor de tu negocio
LLYC es tu partner en creatividad, influencia e innovación.
Queremos transformar cada día en una oportunidad para nutrir tu marca.
Creemos que la audacia es la forma de conseguirlo».
Fundada en Madrid en 1995 por José Antonio Llorente y Olga Cuenca, la firma nació con una intuición adelantada a su época: que la comunicación y la reputación serían el nuevo capital estratégico de las organizaciones. Tres décadas después, esa visión se ha confirmado. Lo que comenzó como una consultora pionera hoy es una firma global con más de 1.300 consultores y una veintena de oficinas de 13 países, desde España y Portugal hasta Brasil, México, Estados Unidos y República Dominicana. Un puente sólido entre Europa e Iberoamérica, donde el idioma común es la confianza.

LLYC, que cotiza desde 2021 en BME Growth, no solo ha crecido en tamaño, sino en propósito. Ayuda a más de 1.000 clientes de sectores tan diversos como la energía, la salud, la tecnología o el turismo a construir valor, anticipar riesgos y liderar conversaciones que importan. No vende eslóganes; diseña estrategias para que las empresas tengan voz, propósito y coherencia. En la era del ruido, su promesa es simple y audaz: aportar talento y claridad en la reputación.

En un mundo dominado por la inmediatez, LLYC no ha olvidado que la comunicación —como la buena diplomacia— es un arte de largo aliento. Ha pasado del impacto visual al vínculo emocional, del titular rápido al relato que perdura. Y lo ha hecho sin miedo a abrazar la revolución tecnológica. Su concepto de BrAInded Content resume esta filosofía: integrar la Inteligencia Artificial como aliada, no como sustituta de la inteligencia emocional humana.
“La IA potencia, pero no reemplaza la emoción”, sostienen desde la compañía. Es la técnica, no el corazón. La máquina puede analizar millones de datos, pero solo la sensibilidad humana puede transformarlos en historias que conmueven. Esa es la receta de su éxito: combinar precisión en los datos, los mercados o ciudadnos y emoción narrativa o de «relato»- como dicen algunos cursis neointelectuales- para construir reputaciones que resistan el paso del tiempo.Que dejen legado. Que de eso se trata en las reputaciones que perduran.

Hoy LLYC asesora a líderes empresariales, instituciones y gobiernos para proteger su reputación corporativa, gestionar crisis y riesgos, promover y promocionar eventos internacionsles fortalecer el liderazgo público y conectar con sus audiencias, seguidores, y clientes, desde la eficiencia y autenticidad. Desde fusiones y salidas a bolsa hasta estrategias de sostenibilidad y cultura corporativa, su intervención tiene algo de precisión, orfebrería: cada palabra, cada gesto, cada mensaje cuenta.
Estos tiempos disruptivos – liquidos- siguen demostrando -consolidando-que la reputación es uno de los mayores- y desde siempre- activo intangible. Y, al mismo tiempo, el más frágil. Por eso LLYC trabaja con una convicción inamovible: la legitimidad no se declara, se demuestra. Sus áreas de especialización —que abarcan desde la comunicación financiera hasta los criterios ESG, el talento y la cultura— reflejan una comprensión integral de la organnizacion y empresa moderna.
En cada proyecto, hay una constante: el respeto por las personas. Porque las organizaciones, como las historias, se sostienen en quienes las viven. Y porque la cultura interna- de dichas organizaciones plurales- se ha convertido en el nuevo contrato social del presente y acelerado siglo que nos arrolla En tiempos de , mudanzas, cambios de paradigmas, aranceles desvocados, debilidad en los principios y valores intemporales…en tiempos de desconfianza, la reputación es la nueva seña de identidad de la diplomacia de los valores mas esenciales. De la confianza necesaria para que funcionen esas «sociedades»
No sorprende, entonces, que LLYC haya sido reconocida una y otra vez en los principales premios internacionales en esta especialidad en la sociedad de la informacion y de la atención: de comunicar el mayor valor de sus clientes. Su reputación » propia» … en Cannes, El Ojo de Iberoamérica, IPRA Golden World Awards, FIAP, Brand Film Awards, El Sol y Andy Awards.
También los certámenes nacionales como SABRE EMEA, Eficacia, Effie Perú, Jatobá, Eikon Argentina y los demás … Pero más allá de los galardones, lo que distingue a la firma es su coherencia: un equilibrio entre la audacia creativa y la prudencia estratégica, entre la innovación tecnológica y la empatía humana. Es la armonía y el contrapunto para dar a conocer la mejor de las respuestas de la organizaciones ante sus retos.
La vocación de LLYC es iberoamericana. Su cuerpo es europeo. Y su mirada, global. En un contexto en que la Unión Europea y América Latina buscan redefinir su relación económica y cultural, la firma de estos tratados se ha convertido en un nexo de inteligencia y entendimiento, en las que LLYC sabe interpretar las mejores melodías de estos lazos que nos unen Traduce sensibilidades, adapta lenguajes y genera confianza mutua entre instituciones, inversores, gobiernos y ciudadanía.
Allí donde la comunicación se convierte en geopolítica, LLYC aparece como ese puente que no solo transmite mensajes, sino que crea vínculos. Su presencia en Lisboa, Madrid o Bruselas conecta con su latido en Lima, São Paulo o Ciudad de México. Y es que comunicar, para LLYC, nunca ha sido una tarea: ha sido siempre una forma de construir comunidad.
En la era de la inteligencia artificial, la verdadera inteligencia será la que acompase a la emocional. Los datos podrán anticipar comportamientos, pero solo las personas sabrán inspirar confianza. LLYC lo sabe. Por eso sigue creciendo desde una premisa que suena casi poética: comunicar bien es un acto de responsabilidad y esperanza.
Porque al final, más allá de los titulares y en palabras de José Antonio Llorente, fundador de la firma:
» Las máquinas procesan datos. Las personas dejan huella. Y esa huella, bien trazada, es la que define el futuro de la reputación.”
Pues lo dicho: LLYC!
Con información Javier Pertierra Antón – Prensa Mercosur – Unión Europea
