

Bernie Moreno, Senador Colomboestaudinence -Imagen Univision
En agosto de 2025 parecía que el enfrentamiento entre Gustavo Petro y el congresista republicano Bernie Moreno había quedado atrás. Ese día, en la Casa de Nariño, el presidente colombiano recibió a los senadores estadounidenses Moreno y Rubén Gallego para hablar de cooperación económica, seguridad hemisférica y estrategias conjuntas contra el narcotráfico. La atmósfera era tensa. En Washington se discutía la posibilidad de descertificar a Colombia en materia antidrogas, y hasta se mencionaba el eventual despliegue de buques de guerra estadounidenses en el Caribe. Aun así, la reunión concluyó con una fotografía diplomática, una imagen que pretendía sellar un nuevo comienzo.
La tregua, sin embargo, duró poco. Moreno, quien en los últimos años se ha convertido en uno de los políticos de origen latino más influyentes del Partido Republicano, mantenía heridas abiertas. Su relación con Petro había sido particularmente conflictiva desde que el mandatario colombiano rechazó recibir un avión con migrantes deportados por el gobierno de Donald Trump. En aquel entonces, Moreno -quien en un pasado no tan lejano había calificado al expresidente estadounidense de “psicópata”-cambió radicalmente su narrativa y acusó a Petro de “socialista que no entiende que Trump no es Biden”. Desde entonces, el congresista se convirtió en uno de los más fervientes críticos del presidente colombiano en Washington.
El reciente estallido de tensiones se produjo cuando Petro volvió a mencionar un viejo episodio financiero: la quiebra del Banco del Pacífico, un caso que investigó dos décadas atrás y que plasmó en un libro publicado en 2005 por la editorial Intermedio. En esa obra, basada en debates parlamentarios que sostuvo siendo congresista, Petro sostenía que el banco había realizado transferencias por 30 millones de dólares al exterior en circunstancias irregulares y que detrás del colapso financiero existía una red de autopréstamos y operaciones encubiertas vinculadas al círculo más cercano del expresidente Andrés Pastrana. Entre los nombres que aparecían en aquella investigación figuraba el de Luis Alberto Moreno, entonces jefe de campaña de Pastrana y presidente de la junta directiva del Banco del Pacífico.
Durante años, el libro quedó en el olvido. Pero todo cambió cuando, a finales de octubre, el nombre de Petro y de varios miembros de su familia apareció incluido en la lista Clinton. En respuesta, el presidente reactivó su antigua investigación y recordó públicamente sus hallazgos. “Este libro, que debería ser reeditado y traducido al inglés, demuestra con pruebas el saqueo del Banco del Pacífico por parte del hermano del actual senador por Ohio, Bernie Moreno”, escribió Petro en su cuenta de X. En otro mensaje añadió: “El banco fue quebrado de forma premeditada a través de autopréstamos del grupo que lo controlaba. La empresa matriz, Westphere, estaba integrada por altos funcionarios del gobierno Pastrana, entre ellos uno de los hermanos del senador colomboestadounidense Moreno”.
Las palabras del mandatario desataron una tormenta política en Washington. Bernie Moreno respondió con dureza, exigiendo que Petro se retractara de sus “ataques escandalosos” contra el secretario de Estado y la embajada estadounidense en Bogotá. Para muchos observadores, la disputa iba más allá de la política: era una pugna personal entre dos hombres con raíces comunes pero trayectorias opuestas.
Moreno nació en Bogotá hace 58 años. Hijo del reconocido cirujano Bernardo Moreno Mejía y de Martha Mejía Pradilla, emigró con su familia a Florida en la década de los setenta. Allí construyó un imperio automotriz y, años después, una carrera política que lo llevó al Congreso bajo el ala de Trump. Entre sus hermanos figuran Roberto Moreno, fundador de la empresa Amarilo, y Luis Alberto Moreno, exministro y expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Es precisamente este último quien, según el relato de Petro, habría tenido un papel clave en los movimientos financieros que hoy vuelven a la luz.
El columnista Alberto Donadío, uno de los primeros en analizar el libro en su momento, recordaba que Petro denunció un presunto “sifoneo de recursos públicos en plena campaña presidencial”, una trama que habría beneficiado a las élites pastranistas. Aunque nunca se comprobaron judicialmente los señalamientos, el episodio dejó abiertas muchas preguntas. “Los giros al exterior deben revelarse, escribía Donadío-. Los papeles del Banco del Pacífico son hoy historia, pero la verdad sigue pendiente. Petro y Pastrana deberían ser los primeros interesados en que se conozcan los nombres de quienes recibieron esos 30 millones de dólares”.
Veinticuatro años después, el eco de aquel escándalo financiero resuena en un escenario político muy distinto. Lo que en su momento parecía una investigación parlamentaria olvidada ha resurgido como un arma de confrontación internacional. En el centro de la tormenta están los mismos protagonistas: un presidente que insiste en revisar la historia reciente de Colombia y un senador estadounidense que, pese a su origen bogotano, ha hecho de la crítica a Petro una bandera ideológica.
El viejo libro que nadie recordaba se ha convertido, de repente, en un símbolo incómodo. No solo revive una oscura trama bancaria del pasado, sino que revela hasta qué punto los lazos entre la política colombiana y la estadounidense siguen entrelazados. En medio de esta nueva confrontación, quizá la verdadera pregunta no sea quién tiene razón, sino si el país está dispuesto, finalmente, a conocer la verdad sobre un escándalo que el tiempo quiso enterrar.
Vía : El unicornio
carloscastaneda@prensamercosur.org
