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Durante su gira por Medio Oriente, el presidente Gustavo Petro sorprendió con un anuncio que marca un nuevo rumbo en la estrategia global de Colombia contra el narcotráfico: su gobierno busca concretar un tratado de extradición con Emiratos Árabes Unidos. El objetivo, según el mandatario, es desmantelar lo que denomina la “junta del narcotráfico internacional”, una red que, de acuerdo con información de inteligencia, tendría operaciones y lavado de activos con base en Dubái.
Petro reveló que su administración trabaja de manera conjunta con agencias policiales de Europa y de países árabes para coordinar operaciones dirigidas contra las grandes estructuras criminales que controlan el envío de cocaína hacia el continente europeo. Muchas de estas organizaciones estarían vinculadas a grupos colombianos como el Clan del Golfo, que han diversificado sus rutas y métodos logísticos utilizando puertos internacionales y empresas fachada.
El presidente aseguró que en los últimos meses se han producido incautaciones de gran magnitud, especialmente en cargamentos transportados en contenedores marítimos y buques con destino a puertos europeos. Según Petro, la siguiente fase de esta ofensiva será establecer acuerdos judiciales que permitan perseguir y extraditar a los líderes de estas redes que operan desde el exterior, blindando así la cooperación judicial más allá de América Latina.
“Estamos iniciando la preparación de un tratado de extradición con Emiratos Árabes. Vamos tras quienes manejan el negocio desde fuera del país”, afirmó el mandatario durante su visita.
El anuncio se produce en un contexto diplomático complejo, marcado por las recientes tensiones con Estados Unidos tras la inclusión del presidente y de algunos miembros de su familia en la llamada Lista Clinton, un hecho que ha deteriorado las relaciones con Washington y generado incertidumbre sobre la cooperación bilateral. En este escenario, la iniciativa con Emiratos Árabes se interpreta también como una apuesta estratégica por diversificar los aliados internacionales de Colombia y fortalecer su presencia en nuevas regiones clave para el comercio y la seguridad global.
Ahora el desafío será transformar esta propuesta en un instrumento efectivo de cooperación judicial. Para ello será necesario definir los términos del acuerdo, ajustar los marcos legales de ambas naciones y establecer mecanismos de coordinación operativa entre las autoridades judiciales y policiales internacionales.
Colombia, que durante décadas ha librado una batalla interna contra el narcotráfico, busca ahora consolidar una ofensiva global, extendiendo sus alianzas hacia Medio Oriente en un intento por enfrentar las nuevas formas del crimen transnacional con una estrategia más amplia, moderna y diplomáticamente audaz.
carloscastaneda@prensamercosur.org
