

Un nuevo estudio explica que, andar 7500 pasos diariamente, podría retrasar hasta en 7 años la aparición de los primeros síntomas del Alzhéimer, aunque todavía queda mucho por estudiar al respecto.
La inactividad física es un factor de riesgo modificable reconocido para la enfermedad de Alzheimer (EA), pero su relación con la progresión de la patología de la EA en humanos sigue sin estar clara, lo que limita su aplicación efectiva en ensayos de prevención.
Mediante el recuento de pasos medido con podómetro en adultos mayores cognitivamente intactos, demostramos una asociación entre una mayor actividad física y un menor deterioro cognitivo y funcional en individuos con niveles elevados de amiloide basal.
7500 pasos por día: andar contra el Alzheimer
Dar unos pocos miles de pasos al día podría marcar una diferencia decisiva en la evolución del alzhéimer. Un estudio publicado en Nature Medicine por investigadores del Mass General Brigham Hospital (EE UU) revela que aumentar ligeramente la actividad física puede ralentizar el deterioro cognitivo en personas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad.
El equipo ha analizado 296 adultos de entre 50 y 90 años incluidos en el Harvard Aging Brain Study, todos sin síntomas de demencia al inicio.
Mediante escáneres cerebrales (PET), los científicos midieron los niveles de las proteínas amiloide-beta y tau, vinculadas al alzhéimer, y siguieron la evolución cognitiva de los participantes durante una media de nueve años.
Los resultados fueron contundentes: quienes caminaban 3 000 a 5 000 pasos diarios retrasaron la aparición de síntomas en promedio tres años, mientras que los que alcanzaban entre 5000 y 7500 pasos lograron hasta siete años de diferencia. En cambio, las personas sedentarias mostraron un aumento más rápido de proteínas tóxicas y un mayor deterioro cognitivo.
“Estos datos ayudan a explicar por qué algunas personas con riesgo de alzhéimer no evolucionan tan rápido como otras”, explica Jasmeer Chhatwal, neurólogo y autor principal. “Los factores de estilo de vida pueden influir en las etapas más tempranas de la enfermedad”.
¿Qué pasa con la acumulación de tau?
El beneficio de la actividad física se asoció principalmente con un ritmo más lento de acumulación de tau, la proteína que daña las neuronas. Según los autores, mantenerse activo no solo fortalece el cuerpo, sino también el cerebro. “Cada paso cuenta —afirma la neuróloga Wendy Yau—. Incluso pequeños aumentos en la actividad diaria pueden generar beneficios duraderos”.
El equipo planea ahora investigar qué tipo de ejercicio, intensidad y duración son más efectivos para prevenir el deterioro cognitivo y cómo esta información podría orientar futuros ensayos clínicos.
Los hallazgos respaldan que evitar la inactividad física puede modificar la trayectoria de la enfermedad de Alzheimer preclínica en futuros ensayos de prevención. Y caminar un mínimo de 7500 pasos es una excelente forma de hacerlo.
Además, sugieren que los individuos sedentarios con niveles elevados de amiloide puede maximizar la probabilidad de demostrar un efecto protector de la actividad física sobre la acumulación de tau y el deterioro cognitivo y funcional en la enfermedad de Alzheimer temprana. Seguir leyendo en: ECOticias.com
Sandra M.G.
Fuente de esta noticia: https://www.ecoticias.com/vida-saludable/andar-7500-pasos-alzheimer
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