

La transición energética es un desafío global, especialmente en el contexto de las crecientes demandas por mitigar el cambio climático. En América Latina, el Mercosur enfrenta retos significativos en este ámbito, no solo por las diferencias regulatorias entre los Estados Parte, sino también por la falta de una estrategia regional consolidada que facilite la transferencia de tecnología (TT) para energías renovables y sostenibles.
Los Estados Parte del Mercosur —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— son signatarios del Acuerdo de París y están comprometidos con los objetivos del desarrollo sostenible. Sin embargo, cada país enfrenta sus propios desafíos en la implementación de estrategias energéticas. Por ejemplo, Brasil, a pesar de sus avances en energías renovables como la solar y eólica, aún enfrenta barreras regulatorias y necesita mejorar la comprensión sobre la viabilidad de estas tecnologías en su contexto nacional.
Por otro lado, Argentina cuenta con recursos significativos en gas natural, como los del yacimiento de Vaca Muerta, considerado una fuente clave de energía de transición. Uruguay y Paraguay han avanzado en proyectos de energías renovables, pero carecen de una integración más profunda dentro de una agenda regional que promueva la transferencia tecnológica.
La transferencia de tecnología abarca un conjunto de mecanismos que facilitan la transmisión de conocimiento y propiedad intelectual desde instituciones de investigación hacia sectores públicos y privados. Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), estos mecanismos incluyen el licenciamiento de patentes, la investigación colaborativa, la creación de startups y las Joint Ventures. Su objetivo es transformar invenciones en soluciones prácticas que beneficien a la sociedad y fomenten la adopción de tecnologías innovadoras.
En el caso del Mercosur, aunque existen iniciativas exitosas como Itaipú Binacional —un proyecto conjunto entre Brasil y Paraguay que combina la producción de energía hidroeléctrica con inversiones en innovación tecnológica—, estas acciones suelen estar al margen de una agenda regional formal. Itaipú ha demostrado ser un ejemplo de cooperación efectiva al incluir un Parque Tecnológico y un Observatorio de Energías Renovables en Paraguay, además de promover programas académicos como el posgrado en Energía y Sostenibilidad en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA). Sin embargo, estas iniciativas no han sido replicadas ni internalizadas por los demás Estados Parte del bloque.
En los últimos años, las Cumbres Presidenciales del Mercosur han abordado temas relacionados con la innovación tecnológica y el desarrollo sostenible. En 2023, se reafirmó la importancia de incorporar tecnologías sostenibles en las cadenas productivas como parte de una transición justa. Sin embargo, no se deliberó específicamente sobre mecanismos para facilitar la transferencia tecnológica en el sector energético.
En 2024, durante la LXV Cumbre de Presidentes, se enfatizó la integración energética regional, destacando proyectos como la ampliación de redes eléctricas y gasoductos para reducir costos a los usuarios finales. Aunque también se reconoció el papel de la propiedad intelectual en el desarrollo económico e innovación, nuevamente no se abordó directamente el tema de las transferencias tecnológicas.
Brasil ha implementado medidas específicas para priorizar las Tecnologías Verdes desde 2020. Las patentes relacionadas con energías renovables tienen tramitación preferencial en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI). Además, en 2022, el INPI adoptó nuevas directrices para facilitar el registro de contratos relacionados con tecnologías no patentadas (know-how) y garantizar que los contratos que incluyan pagos por regalías no enfrenten obstáculos mientras se procesan las solicitudes de patentes.
Estas medidas representan un avance significativo para fomentar la transferencia tecnológica a nivel nacional. Sin embargo, no existe un marco regional que exija a otros Estados Parte del Mercosur implementar políticas similares. Esto limita las oportunidades de cooperación equilibrada dentro del bloque.
Para que el Mercosur avance hacia una transición energética efectiva, es fundamental desarrollar un procedimiento regional que facilite la transferencia tecnológica en condiciones equitativas. Esto incluye:
1. Creación de una Agenda Regional de Transferencia de Tecnología: Incorporar formalmente la TT como un eje prioritario dentro del Mercosur para promover soluciones innovadoras compartidas.
2. Harmonización Regulatoria: Establecer normativas comunes que permitan la circulación ágil de tecnologías entre los Estados Parte.
3. Fomento a la Cooperación Científica: Invertir en proyectos conjuntos entre universidades e instituciones de investigación para desarrollar tecnologías adaptadas al contexto regional.
4. Atracción de Financiamiento Internacional: Aprovechar las disposiciones del Acuerdo de París y las “Convenciones de Río” para acceder a financiamiento preferencial destinado a proyectos tecnológicos sostenibles.
5. Fortalecimiento del Marco Institucional: Crear un organismo específico dentro del Mercosur encargado de coordinar iniciativas relacionadas con la transferencia tecnológica y supervisar su implementación.
El potencial del Mercosur para liderar una transición energética sostenible depende en gran medida de su capacidad para consolidar una estrategia regional de transferencia tecnológica. Aunque cada Estado Parte tiene sus propias prioridades nacionales, es esencial que trabajen juntos para superar los desafíos comunes. La cooperación efectiva no solo fortalecerá al bloque como un actor competitivo en el escenario internacional, sino que también acelerará el desarrollo sostenible en beneficio de toda la región.
Si bien existen avances aislados, como el caso brasileño y proyectos emblemáticos como Itaipú Binacional, es necesario integrarlos en una agenda programática que refleje los ideales del Tratado de Asunción. Solo así será posible garantizar una transición energética justa y equilibrada que responda a las necesidades del presente sin comprometer las generaciones futuras.
