

El gobierno francés ha elevado su tono de exigencia en las negociaciones del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, reclamando medidas concretas que garanticen la protección de su sector agrícola. Benjamin Haddad, ministro francés de Asuntos Europeos, afirmó en una entrevista publicada por el *Journal du Dimanche* que Francia no firmará el tratado sin incluir cláusulas específicas que eviten lo que calificó como «competencia desleal» con los países de América del Sur.
Cláusulas de salvaguardia y controles sanitarios: las demandas francesas
Haddad subrayó que el gobierno francés exige incorporar una cláusula de salvaguardia reconocida por los países del Mercosur como condición previa para la firma del acuerdo. Según el ministro, esta medida busca prevenir que productos agrícolas como carne, arroz y azúcar provenientes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay ingresen masivamente al mercado europeo, generando perturbaciones para los agricultores franceses.
Además, Francia insiste en que los productos importados cumplan con los estándares europeos en términos sanitarios, ambientales y de bienestar animal. En palabras de Haddad, si no se respetan estas normas, los productos no deberían tener acceso al mercado comunitario. Esta postura refuerza la preocupación del país galo por proteger la competitividad de su sector agrícola ante prácticas que considera desiguales.
El mensaje del primer ministro a la Comisión Europea
El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, también se ha involucrado directamente en este asunto. En una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Lecornu reiteró las demandas de Francia. En su misiva, el mandatario enfatizó la necesidad de aplicar el principio de reciprocidad normativa, asegurando que cualquier sustancia o método de producción prohibido para los agricultores europeos también sea vetado para los productos importados.
Esta postura refleja la intención del gobierno francés de garantizar un terreno equitativo para sus productores nacionales, evitando que se vean perjudicados por prácticas menos estrictas en los países sudamericanos.
Bruselas busca consenso antes de diciembre
La Comisión Europea ha intentado disipar las preocupaciones de los países más reticentes, entre ellos Francia. En septiembre, presentó una propuesta que incluye cláusulas de salvaguardia reforzadas y mecanismos de seguimiento más estrictos para los productos sensibles. El objetivo es lograr el aval de los Estados miembros antes de diciembre, mientras Brasil ocupa la presidencia rotativa del Mercosur.
A pesar de estos esfuerzos, Francia sigue mostrando reservas sobre las garantías ofrecidas por Bruselas. El gobierno de Emmanuel Macron considera que el acuerdo podría amenazar la competitividad del sector agrícola europeo y afectar negativamente la Política Agraria Común (PAC), un pilar fundamental para la agricultura en la región.
Francia busca aliados para bloquear el acuerdo
El rechazo francés no está solo. París ha intentado formar una minoría de bloqueo junto a otros Estados europeos que comparten preocupaciones similares. Para Macron y su equipo, el tratado comercial representa un riesgo para la PAC, tanto en términos de financiación como en su carácter comunitario. El Ejecutivo francés teme que una eventual “nacionalización” de los fondos destinados a la PAC debilite su impacto y alcance.
El Mercosur presiona para cerrar el tratado
Por otro lado, los países del Mercosur han expresado su interés en concretar el acuerdo antes de fin de año. Mario Lubetkin, canciller del bloque sudamericano, afirmó que “la lapicera está pronta” y responsabilizó a las instituciones europeas por la demora en las negociaciones.
Lubetkin destacó que este tratado representa “la más grande oportunidad” para ambas regiones y podría marcar “el nacimiento de una comunidad para los próximos 20 años”. Desde su perspectiva, el acuerdo comercial tiene el potencial de fortalecer los vínculos económicos y políticos entre Europa y América del Sur, generando beneficios mutuos.
Un futuro incierto para el acuerdo UE-Mercosur
Aunque el acuerdo fue firmado formalmente en diciembre de 2024 y adoptado por la Comisión Europea en septiembre de 2025, todavía enfrenta un largo camino hacia su ratificación final. La aprobación unánime de los 27 Estados miembros es necesaria para que entre en vigor, y las exigencias francesas podrían complicar este proceso.
Mientras Bruselas busca alcanzar un consenso antes de diciembre, las tensiones entre las expectativas europeas y sudamericanas persisten. Por un lado, Francia lidera una postura firme en defensa de sus agricultores; por otro, el Mercosur presiona para concretar lo que considera un paso estratégico hacia una mayor integración económica.
El desenlace de estas negociaciones será crucial para definir el futuro del comercio entre ambas regiones. Sin embargo, las diferencias actuales sugieren que el camino hacia un acuerdo definitivo será complejo y lleno de desafíos.
