

Mientras todos contamos los días para que la NASA regrese a la Luna con Artemis II, una noticia inesperada sacudió el entusiasmo: los astronautas que harán historia no están cobrando ni un dólar. Sí, los mismos que están arriesgando su vida en nombre de la ciencia están trabajando sin salario debido al cierre del gobierno de Estados Unidos. Y aun así, siguen entrenando como si nada, impulsados por una mezcla de vocación, compromiso y, probablemente, algo de frustración.
Artemis II, la misión que marcará una era
Artemis II será la primera misión tripulada a la Luna en más de 50 años, programada para febrero de 2026. El objetivo: llevar a cuatro astronautas (Christina Koch, Reid Wiseman, Victor Glover y Jeremy Hansen) alrededor del satélite natural antes de preparar el terreno para un alunizaje en Artemis III. Pero la gloria tiene un costo. Debido a la parálisis presupuestaria del gobierno estadounidense, miles de empleados de la NASA trabajan sin recibir su paga. Lo más irónico: están construyendo una nave de miles de millones de dólares, mientras su propio salario está en pausa.

La agencia insiste en que el proyecto no se detendrá, porque interrumpirlo podría poner en riesgo la seguridad de la tripulación. Aun así, el ambiente es tenso. “Estamos comprometidos con la misión, pero necesitamos estabilidad”, dijo un ingeniero anónimo de Houston. En otras palabras: el sueño lunar continúa, pero con bolsillos vacíos.
Héroes sin sueldo, pero con propósito
La historia se siente surrealista: astronautas entrenando sin cobrar, científicos revisando cada válvula del cohete, y técnicos asegurando cada cable, mientras las nóminas están congeladas. Christina Koch, quien será la primera mujer en viajar tan lejos de la Tierra, sigue en los entrenamientos. Reid Wiseman, el comandante, ha dicho que su objetivo es inspirar a las nuevas generaciones, no ganar fama. Pero incluso el idealismo tiene límites: sin fondos, miles de empleados civiles podrían abandonar sus puestos, afectando la misión entera.

Aun así, lo que mantiene viva a la NASA es algo más poderoso que el dinero: una fe casi romántica en el progreso humano. Los trabajadores saben que cada minuto cuenta, y que si se detienen, el sueño lunar podría pasar a manos de China, su principal competidor en la nueva carrera espacial.
La política también llega al espacio
El cierre del gobierno estadounidense no solo afecta a oficinas y parques nacionales: también amenaza la frontera final. Este tipo de bloqueo ocurre cuando el Congreso no aprueba un presupuesto, lo que deja sin fondos a cientos de agencias.

En este caso, el impacto es global. Si Artemis II se retrasa, la ventaja tecnológica y simbólica de EE.UU. frente a China podría desaparecer, ya que el país asiático avanza con su propio programa lunar, Chang’e. Mientras tanto, empresas como Lockheed Martin (encargada de fabricar la nave Orion) siguen operando con reservas, pero advierten que en semanas podrían detener la producción si la crisis persiste.
Más que una misión, un espejo de nuestro sistema
La situación con la NASA va más allá de una anécdota de burocracia: es un reflejo del desequilibrio entre la grandeza científica y la fragilidad política. Los astronautas se han convertido en símbolo de algo que el mundo admira pero rara vez entiende: el sacrificio silencioso detrás del progreso. Verlos entrenar sin sueldo mientras el país debate presupuestos revela una contradicción brutal: la humanidad sueña con conquistar otros mundos, pero no puede organizar el suyo. Y en redes sociales, eso prende una chispa emocional: admiración mezclada con enojo. Porque no se trata solo de ciencia, sino de respeto. Si los héroes modernos trabajan gratis, ¿qué esperanza queda para el resto?

La historia de Artemis II no es solo sobre cohetes o exploración lunar; es una historia sobre personas que siguen creyendo en algo más grande que ellas mismas, incluso cuando el sistema las deja atrás. Puede que la NASA logre lanzar su misión a tiempo, pero el verdadero logro ya está ocurriendo: demostrar que la pasión por explorar no depende de un cheque, sino del deseo de seguir mirando hacia arriba. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar por los sueños que nos hacen humanos?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/cosmos/nasa-no-paga-a-sus-astronautas-artemis-ii/
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