

Durante casi dos décadas, Tim Friede convirtió su cuerpo en un experimento biológico. Mientras la mayoría evita cualquier contacto con una serpiente venenosa, él decidió hacer lo contrario: dejar que lo mordieran, una y otra vez. Más de 200 veces, para ser exactos. Lo que parecía una locura terminó ayudando a los científicos a desarrollar un posible antídoto universal contra el veneno de serpiente, uno que podría salvar miles de vidas cada año. Su historia, que combina obsesión, dolor y ciencia, podría redefinir la medicina moderna en los próximos años.
¿Cómo empezó todo? Un experimento tan peligroso como necesario
A fines de los 90, Tim Friede era solo un aficionado a las serpientes que quería desarrollar su propia inmunidad. Sin laboratorios ni respaldo científico, comenzó a inyectarse pequeñas dosis de veneno y a registrar cada reacción con precisión milimétrica. Una doble mordedura de cobra casi lo mata (entró en coma), pero sobrevivió. Y su cuerpo, increíblemente, empezó a producir anticuerpos únicos que lo hacían más resistente a cada nuevo intento.

Durante años fue visto como un loco en YouTube. Mostraba sus mordeduras y su proceso de inmunización con orgullo, sin imaginar que un día su sangre se convertiría en la materia prima de un avance médico global. Lo que para muchos era imprudencia, para él era una misión personal: demostrar que el cuerpo humano podía adaptarse incluso al veneno más letal.
La sangre que podría cambiar la medicina moderna
En 2017, el inmunólogo Jacob Glanville, CEO de la empresa biotecnológica Centivax, leyó sobre el caso y pensó lo impensable: ¿y si la sangre de Friede contenía la clave para un antídoto humano universal? Le pidió una muestra de 40 mililitros, y lo que encontraron cambió el rumbo del estudio de los antídotos.

Los científicos aislaron dos anticuerpos ampliamente neutralizantes, capaces de proteger frente a las toxinas de hasta 19 especies de serpientes altamente venenosas. En pruebas con ratones, el cóctel resultante ofreció protección total contra 13 especies y parcial contra 6 más. El secreto está en que los anticuerpos de Friede atacan zonas compartidas de las toxinas, en lugar de una sola especie. Eso significa que el futuro podría traer un antiveneno que funcione sin identificar la serpiente que mordió.
El problema global del veneno: miles mueren cada año
Según la OMS, las mordeduras de serpiente causan entre 81,000 y 138,000 muertes anuales, la mayoría en zonas rurales de Asia, África y América Latina. En esos lugares, los hospitales suelen carecer de sueros adecuados o demoran horas en atender a los pacientes. Además, los tratamientos tradicionales se elaboran con anticuerpos extraídos de caballos, un proceso costoso y riesgoso que puede causar reacciones alérgicas graves.

El enfoque basado en la sangre de Friede podría revolucionar este sistema obsoleto. Un antídoto universal, producido con anticuerpos humanos, sería más seguro, accesible y estable, capaz de resistir distintas variantes de veneno sin efectos secundarios severos. Si llega a aprobarse, este avance podría reducir drásticamente las muertes y discapacidades por mordeduras en los países más afectados.
Más allá del peligro: el héroe que no lleva capa
Friede dejó de exponerse en 2018, después de varios episodios graves. Hoy trabaja oficialmente en Centivax, ayudando a perfeccionar el antídoto que nació, literalmente, de su propia sangre. Lo que empezó como un acto solitario se transformó en una historia de sacrificio humano y ciencia con propósito.

En tiempos donde la biotecnología avanza entre algoritmos y robots, la historia de Tim Friede recuerda que la ciencia todavía depende de personas dispuestas a arriesgarlo todo. No por fama ni dinero, sino por una idea: que nadie más muera por una mordedura evitable. Su cuerpo fue el campo de batalla y su sangre, la victoria.

La historia de Tim Friede no es solo una anécdota científica: es un recordatorio de hasta dónde puede llegar la curiosidad humana cuando se mezcla con empatía y coraje. Si su sangre logra convertirse en un antídoto universal, millones de personas podrían sobrevivir gracias al sacrificio de un solo hombre. Tal vez, cuando escuchemos sobre avances médicos, recordemos que detrás de cada descubrimiento hay alguien que decidió convertir el miedo en ciencia. ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por algo en lo que crees?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/sci-innovacion/hombre-200-mordidas-serpiente/
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