

El salón es el corazón de la casa y donde más vida hacemos a diario; por eso, mantenerlo impecable influye en el bienestar, la luz y el confort de toda la familia. Con una rutina clara y algunos trucos, no necesitas horas para verlo reluciente, solo método y constancia.
En esta guía práctica encontrarás frecuencias de limpieza, técnicas profesionales y remedios caseros para cristales, sofás, textiles, muebles, paredes, lámparas, aparatos electrónicos y suelos de distintos materiales. Además, verás cómo organizarte para limpiar más rápido, con menos productos y mejor resultado.
Rutinas y frecuencia: qué limpiar y cada cuánto
Seguir un calendario realista evita que la suciedad se acumule y que la limpieza se haga cuesta arriba; lo ideal es combinar tareas diarias, semanales, mensuales y de mantenimiento estacional.
- Diario: ventila unos minutos, recoge lo que esté fuera de sitio, pasa una escoba, mopa o aspiradora si ves migas y deja la mesa de centro despejada con un repaso rápido.
- Semanal: aspira sofás, sillones y alfombras; quita polvo a muebles con paño ligeramente húmedo; repasa interruptores, mandos y lámparas de sobremesa; mopa o fregona al suelo; desempolva estanterías.
- Mensual: cristales por dentro, persianas, zócalos y marcos de puertas; cambia fundas de cojines, lava plaids y revisa pantallas de lámparas de techo para retirar polvo persistente.
- Cada 6 meses: lava cortinas y fundas desenfundables; limpieza profunda del sofá; repaso completo de ventanas y persianas por dentro y fuera.
- Anual: trata el suelo según su material y realiza limpieza integral de tapicerías y lámparas grandes para recuperar su aspecto original.
Ventanas y cristales: más luz sin marcas
Unas ventanas impecables multiplican la claridad del salón; para lograrlo, alterna una técnica eficaz con productos suaves y herramientas adecuadas.
Materiales recomendados: bayeta específica para cristales, otra de microfibra, desengrasante, aspirador, cubo con agua y un cepillo de dientes. Con esto lo tienes casi todo.
- Rieles y esquinas: aspira retirando el cabezal para llegar a rincones; en zonas problemáticas, usa cepillo de dientes con desengrasante y aclara después.
- Marcos y rejas: bayeta húmeda con desengrasante, enjuagándola con frecuencia para no arrastrar suciedad.
- Cristales: moja la bayeta de cristales solo con agua; con una pasada lograrás acabado sin velos sin químicos agresivos.
- Persianas: sube la persiana; en agua tibia añade un par de pulverizaciones de desengrasante y limpia lama a lama con microfibra; usa el cepillo en ranuras; aclara y coloca el cajetín.
Para un limpiacristales casero efectivo, mezcla en un pulverizador agua destilada + 2 cucharaditas de abrillantador del lavavajillas + 2 de lavavajillas líquido + 1 de vinagre de limpieza; agita, pulveriza y seca con microfibra. Si quieres extra de brillo, usa tres partes de agua caliente y una de vinagre con unas gotas de limón.

Sofá y butacas: mantenimiento y manchas difíciles
El sofá es el epicentro del salón, por eso requiere mimos regulares para evitar polvo, ácaros, manchas y malos olores.
Aspirado semanal: usa el accesorio de tapicerías o boquilla estrecha en asientos, respaldos, reposabrazos y pliegues; si no tienes aspirador, recurre a paño ligeramente húmedo o cepillo suave, sobre todo si convives con peques o mascotas.
Limpieza en seco con espuma: antes, prueba en una zona oculta; aplica poca cantidad, cepilla en círculos y retira el exceso con paño húmedo; deja secar al aire sin sol directo.
- Vino o café: bicarbonato con vinagre blanco ayuda a absorber y neutralizar; deja actuar y retira con paño húmedo.
- Grasa: espolvorea bicarbonato, espera 15 minutos y aspira; si persiste, pasa un paño con agua tibia para levantar el residuo.
- Manchas muy secas: detergente de platos con sal gruesa; requiere más tiempo de actuación para desincrustar.
- Olores: cubre con bicarbonato, espera una hora y aspira; también funciona una solución tibia con bicarbonato y unas gotas de detergente.
Si tu sofá es claro, evita mezclas agresivas; si es desenfundable, lava siguiendo la etiqueta y si no, utiliza espuma neutra para no alterar el tono.
Textiles del salón: cortinas, cojines y plaids
Los textiles aportan calidez pero también acumulan polvo y olores, así que incorpora su cuidado a tu rutina.
Cortinas cada seis meses: retíralas sin quitar ganchos, protege la cabecera con bolsa de malla; programa ciclo de agua fría sin jabón ni suavizante; mientras, limpia ventanas, rieles y zócalos; cuélgalas húmedas para evitar arrugas; para lino u otros delicados, mejor tintorería.
Si necesitas un plus, puedes lavar con mezcla de percarbonato, vinagre blanco y unas gotas de aceite esencial de limón para blanquear, desinfectar y neutralizar olores.
Cojines y plaids: lava fundas de cojines al menos cada dos semanas; si el relleno admite lavado, una vez al mes; los plaids conviene lavarlos mensualmente o con más frecuencia si los usas a diario.
Muebles: mesa de centro, aparador y librería
Los muebles son superficies de uso constante y conviene prevenir marcas y polvo con repasos regulares.
- Mesa de centro: repaso diario con paño húmedo; para manchas rebeldes, usa producto específico según material (madera, cristal o mármol) y seca para evitar aureolas.
- Aparador: quita polvo exterior semanalmente y limpia cajones e interior cada mes, ya que ahí se esconde la suciedad.
- Librería: plumeros o paños de microfibra para atraer el polvo; una mezcla de agua con glicerina y unas gotas de suavizante ayuda a que tarde más en depositarse.
Paredes, zócalos e interruptores
Las paredes acumulan marcas de roce y polvo; limpia lo puntual con paño humedecido en agua jabonosa o esponjas específicas, evitando productos fuertes en pintura blanca.
Los zócalos son los grandes olvidados: primero aspira y luego pasa bayeta húmeda para dejar el borde impecable.
En interruptores, la solución ganadora es el algodón con agua oxigenada: devuelve el blanco y ayuda a eliminar bacterias. Desconecta la luz si vas a humedecer y no empapes.
Lámparas de techo, de pie y de sobremesa
La combinación de polvo y grasa hace que las lámparas pierdan luminosidad; para las de techo, usa plumero de mango largo, y en pantallas de tela, la boquilla de aspiración o cepillo suave.
Las de sobremesa y pie conviene repasarlas semanalmente con paño seco o ligeramente jabonoso según el material; si son de cristal tipo araña, a veces toca desmontar piezas para un brillo perfecto.
Televisión, mandos y marcos: cuidado de la electrónica
Apaga y desconecta antes de limpiar. El polvo superficial sale con paño de microfibra seco; para huellas, usa bayeta apenas humedecida con producto para pantallas, sin presionar y sin mojar bordes.
Mandos, marcos y tiradores son de alto contacto: limpia con paño ligeramente humedecido en agua jabonosa o desinfectante suave, secando al terminar para evitar residuos.
Suelos del salón: madera, gres, mármol y moqueta
El suelo refleja la higiene de la casa; elige el producto en función del material para preservar su acabado.
- Parquet o tarima: mejor un jabón potásico tradicional (tipo Beltrán) diluido y bien escurrido; evita el exceso de agua; un truco clásico es añadir unas gotas de aceite de oliva para nutrir.
- Gres porcelánico: muy sufrido; agua tibia con vinagre deja brillo; si buscas un extra de higiene, añade unas gotas de amoniaco (con ventilación).
- Mármol: delicado; agua tibia con jabón neutro y, para realzar, agua con pocas gotas de limón; no abuses de vinagre puro; para manchas, bicarbonato disuelto sin frotar en seco.
- Moqueta y baldosas antiguas: aspira a fondo; para moqueta, aplica un limpiador específico; en baldosas, friega con mezcla de vinagre y agua tibia, trata juntas con limpiador de lechada y aclara con agua limpia.
Método que ahorra tiempo: de arriba abajo y con estrategia
Antes de ponerte, abre ventanas: ventilar renueva el aire y reduce olores de comida, tabaco o mascotas, baja la concentración de polvo y alérgenos, y hace la limpieza más llevadera.
Empieza por poner orden. Al recoger y asignar un sitio a cada cosa, limpias más rápido y mejor; usa cestas y cajas para pequeños objetos y aprovecha estanterías y muebles con cajones para maximizar espacio vertical y horizontal.
Limpia siempre de arriba abajo para no rehacer trabajo. Un truco extra es avanzar en sentido de las agujas del reloj y usar movimientos en “S” al limpiar superficies: cubres más, levantas menos polvo y dejas menos marcas.
Al aspirar, pásalo en “W” sobre alfombras y por debajo de muebles para cubrir más área en menos pasadas; si hace falta, realiza aspiración profunda con varias pasadas en zonas con mucha carga de polvo o pelos.
No te olvides de la zona bajo el sofá: si puedes, muévelo; si no, usa una mopa fina de microfibra y pulveriza un poco de multiusos compatible con el suelo; cambia o lava la mopa si se satura.
En mesas de centro o comedor, utiliza desinfectante suave y seca con paño limpio; si quieres un acabado más brillante, pule con microfibra seca y evita productos abrasivos.
Herramientas y productos que facilitan la limpieza
Una buena aspiradora con filtro HEPA atrapa polvo fino y alérgenos, ideal si hay alergias en casa; elige modelos manejables y con accesorios para tapicería y rincones.
Los paños de microfibra son un básico: retienen polvo sin soltar pelusa y se reutilizan muchas veces; úsalos secos para desempolvar y apenas humedecidos para superficies duras y pantallas.
Hay fregonas y mopas para cada superficie; escoger la adecuada ahorra agua y producto y alarga la vida del suelo. Valora productos ecoeficientes: multiusos que no dejen residuos, neutralizadores de olores que higienicen el ambiente y desinfectantes sin lejía, eficaces y seguros para hogares con niños o mascotas.
Para ambientar, añade unas gotas de aceites esenciales al cubo (compatibles con tu superficie) o usa velas suaves; en verano, plantas como aloe vera, palma de bambú o ficus mejoran el aire y ayudan a regular la humedad. Controla el sol con cortinas o persianas y crea brisa cruzada con ventiladores para un salón fresco.
Limpieza exprés cuando vas con prisa
Ten a mano tu kit: microfibras, multiusos, limpiacristales, plumero, aspirador ligero y una cesta para “descoloque”. Haz una vuelta rápida: recoge en la cesta lo que no vaya al salón, desempolva en “S”, repasa huellas visibles y brillos (mesa, tiradores, TV), aspira en “W” incluyendo alfombra y perímetros y ventila mientras tanto. En 15 minutos el cambio se nota.
Si te gusta lo natural, un pulverizador con vinagre blanco y agua sirve para cristales y superficies no delicadas; el bicarbonato con un poco de agua forma una pasta útil para manchas; para dar brillo a madera sellada, unas gotas de aceite de oliva con limón sobre microfibra funcionan de maravilla.
Limpieza profunda del salón sin dejar rincones
Reserva tiempo para mover muebles y limpiar detrás y debajo; abre ventanas 10 minutos para oxigenar el ambiente; retira decoraciones y limpia marcos, puertas y enchufes sin prisa.
Vacía cajones y muebles del salón, aspira el interior y pasa una bayeta ligeramente jabonosa; aprovecha para reorganizar y deshacerte de lo que sobra.
Lava textiles (fundas, plaids, cortinas) y aspira tapicerías a fondo; con los libros, sácalos uno a uno para retirar el polvo que se deposita en la parte superior de los lomos.
En lámparas protagonistas, limpia estructura y pantallas; si son de cristal con colgantes, valora desmontar para un brillo homogéneo. Tras rematar paredes, zócalos y suelos, aromatiza suavemente y ajusta la iluminación a tonos cálidos y acogedores para redondear la sensación de orden.
Un salón cuidado combina rutina, técnica y buenos hábitos: con ventilación diaria, orden exprés, limpieza de arriba abajo, productos adecuados a cada material y pequeños gestos como recoger con cestas, mover el sofá de vez en cuando o repasar interruptores con agua oxigenada, mantendrás luz, higiene y confort sin dedicarle jornadas eternas.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/como-limpiar-el-salon/
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