

La tradición de la ofrenda del Día de Muertos es uno de los rituales más reconocibles de la cultura mexicana y, con el tiempo, se ha incorporado en hogares y espacios culturales de todo el mundo. En cada altar conviven recuerdos, sabores y símbolos cuyo propósito es rendir tributo a quienes ya no están y acompañar su regreso al hogar por una noche.
No se trata solo de estética: las fotos, los aromas y las luces del altar articulan un lenguaje emocional y espiritual. Mediante flores, velas, comida y objetos personales, la ofrenda funciona como un puente que permite acoger la memoria de los difuntos de forma íntima y respetuosa.
Qué representa la ofrenda

La flor de cempasúchil, de intenso color naranja, es protagonista: su tono y su fragancia guían a las almas hacia el altar, y los pétalos se esparcen desde la entrada de la casa a modo de sendero. De este modo, se construye un recorrido luminoso que ayuda a los espíritus a encontrar el camino.
Cuando no se consigue cempasúchil natural, muchas familias recurren a flores de papel en tonos anaranjados. Esta alternativa mantiene el espíritu de la tradición y permite que el altar conserve su carga simbólica y colorida.
Además del altar principal, en algunas zonas se coloca una pequeña mesa en el exterior con una ofrenda sencilla para las almas sin un sitio concreto al que llegar. Este gesto expresa hospitalidad y respeto hacia todos los que transitan.
Cuándo montar el altar y calendario habitual
Lo práctico es tener la ofrenda lista desde finales de octubre. Muchas familias comienzan a prepararla la noche del 26, de modo que a primera hora del día siguiente todo esté dispuesto y las luces puedan encenderse con calma.
La creencia popular indica que el 27 de octubre regresan las mascotas; por ello, quienes desean recordarlas suelen incluir ese día un pequeño espacio con su foto y detalles que evoquen su vida. Así se reconoce su vínculo con la familia y se abre el altar a su memoria.
El 28 de octubre se recuerda a quienes fallecieron de manera trágica o en accidentes, y se encienden velas en su honor para acompañarles en el tránsito; la luz funciona como una guía que aporta consuelo y orientación.
Los días 30 y 31 de octubre se reservan a los niños, especialmente a los que partieron muy pronto; se colocan dulces, juguetes y flores claras para crear un ambiente amable y protector.
El 1 de noviembre se dedica a los adultos difuntos y el 2 de noviembre a todas las almas. Muchas familias retiran la ofrenda el día 3 o 4, aunque no existe una norma rígida; lo importante es que el altar cumpla su función de evocar y acompañar.
Elementos imprescindibles del altar
Para dar la bienvenida a los seres queridos, se recomiendan piezas con significado. Estos son los componentes más comunes y su sentido, para que el altar resulte coherente y lleno de vida:
- Imagen del difunto: Se sitúa en la parte alta del altar para indicar a quién se dedica la ofrenda.
- Cruz de sal o ceniza: Símbolo introducido en época virreinal; representa purificación y expiación.
- Copal e incienso: Limpian, consagran y perfuman el entorno, facilitando un ambiente de recogimiento.
- Papel picado: Elemento del aire; su movimiento alude a la presencia invisible de quienes llegan.
- Velas, veladoras y cirios: La luz guía a las almas hasta el hogar; morado y blanco evocan duelo y pureza.
- Agua: Calma la sed del visitante tras el viaje y simboliza regeneración y continuidad.
- Flores de cempasúchil: Por su color y olor orientan el camino; pueden sustituirse por flores de papel.
- Calaveras: De azúcar, chocolate o cerámica, recuerdan con humor y respeto la presencia de la muerte.
- Comida y pan de muerto: Se ofrecen los platillos favoritos del difunto como gesto de afecto y hospitalidad.
- Objetos personales: Libros, instrumentos, prendas o recuerdos que hablen de su vida cotidiana.
- Petate o mantel: Superficie para apoyar los alimentos y, simbólicamente, lugar de descanso.
Niveles del altar y cómo organizarlo en casa
Los altares pueden tener uno, tres o siete niveles. El de tres pisos es muy común porque permite ordenar símbolos del cielo, la tierra y el inframundo; el de siete escalones representa etapas del camino del alma y ofrece una disposición más ritual y detallada.
Si vives en España o en otro país de Europa, puedes adaptar el altar con materiales disponibles. Las flores de papel anaranjado, el papel picado, velas blancas y frutas de temporada funcionan de maravilla para conservar el espíritu de la ofrenda cuando no se consigue cempasúchil natural.
Quien desee un toque más tradicional puede añadir un pequeño arco de varas decorado con flores y listones, así como un sendero de pétalos o confeti naranja que marque la entrada. En cualquier caso, conviene asegurar las velas y mantenerlas siempre vigiladas.
También puede colocarse, si se desea, una mesita sencilla en el exterior con una vela y un vaso de agua para quienes no tienen un altar propio; es un gesto discreto que expresa acogida y solidaridad.
Ofrendas para mascotas: una práctica cada vez más presente
Cada vez más hogares reservan un espacio a sus animales de compañía, considerados parte de la familia. Este homenaje, además de emotivo, resulta terapéutico porque visibiliza el vínculo afectivo y permite despedirse con cariño.
En el altar para mascotas se suelen incluir su fotografía, agua, alguna golosina o alimento que disfrutaban, y detalles personales como su collar, un juguete o su mantita. Estos objetos, sencillos y cercanos, ayudan a reconectar con los recuerdos cotidianos.
- Foto del animal: Elemento central para dedicar la ofrenda.
- Agua y velas: Iluminan y acompañan el regreso simbólico.
- Juguetes o collar: Refuerzan la memoria afectiva y la identidad.
- Flor y aroma: Cempasúchil o alternativas aromáticas para marcar el camino.
La psicología del duelo subraya que la pérdida de una mascota puede vivirse con gran intensidad; estudios mencionan la liberación de oxitocina en la convivencia humano‑animal, lo que explica la profundidad del apego. Montar un pequeño altar valida esa tristeza y facilita una transición emocional más sana y acompañada.
En el imaginario prehispánico, el xoloitzcuintle guiaba a las almas en su recorrido. Hoy, ese símbolo dialoga con la vida contemporánea: honrar a nuestros compañeros de cuatro patas es también reconocer el amor compartido y convertir el dolor en memoria agradecida.
Con un poco de planificación, elegir elementos con sentido y cuidar los detalles, cualquier persona puede levantar una ofrenda significativa en casa —esté donde esté— para recibir a sus seres queridos con luz, aroma y presencia amorosa.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/ofrenda-de-dia-de-muertos-significado-fechas-y-como-montarla-paso-a-paso/
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