

Gustavo Petro, Presidente de Colombia- Foto- El Tiempo.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó una de las preguntas más provocadoras de su mandato y, quizás, una de las más simbólicas en la historia reciente del país: “¿A quién obedecen los bancos, a Colombia o a los amos del dinero?”. Su declaración, emitida en un contexto de tensiones políticas y financieras, ha desatado un intenso debate sobre la independencia económica, la soberanía nacional y el poder real detrás de las instituciones financieras.
Petro relató públicamente su experiencia con el sistema bancario colombiano, asegurando que algunas entidades le habrían negado la apertura de cuentas personales incluso siendo presidente. “Entiendo que un banco extranjero me diga que no, afirmó-, pero que un banco nacional le cierre la puerta al jefe de Estado, eso es una ofensa contra el país y contra su gente”.
El mandatario transformó ese episodio en una reflexión sobre el papel del capital en la política global. “¿Son los bancos de Colombia oficinas de asuntos extranjeros?”, preguntó. “¿A quién sirven, si no a los ciudadanos cuyos ahorros sostienen su poder?”.
El presidente recordó su trayectoria personal y su relación con la banca: “He cumplido catorce años pagando una deuda hipotecaria para tener una casa. Lo he hecho con esfuerzo, incluso cuando me embargaron las cuentas injustamente. Pero nunca he dejado de pagar ni de creer en la justicia del trabajo”.
Petro, quien ha hecho de la soberanía y la equidad económica pilares de su discurso, utilizó la anécdota para cuestionar el modelo financiero global. “Trump ordena al capital, pero el capital es una relación humana y fluye como los ríos. No puede convertirse en la cadena que esclavice a los pueblos”, dijo en alusión a la reciente confrontación diplomática con Estados Unidos.
El mandatario insistió en que su gobierno no se doblegará ante intereses foráneos. “Los bancos parecen obedecer al norte, no a su patria”, afirmó, en lo que analistas internacionales interpretan como una crítica directa al sistema financiero dominado por capitales internacionales.
Acompañado de miles de seguidores en la Plaza de Bolívar, Petro reivindicó el ideal de la independencia. “Podrán cerrar mis cuentas, pero no mi palabra. Podrán intentar callar mi voz, pero no podrán detener la marcha de un pueblo que ha decidido ser libre”.
Su discurso, de tono combativo y nacionalista, resonó como una advertencia y un manifiesto: en un mundo donde el dinero dicta las reglas, Petro busca reposicionar a Colombia como un Estado soberano frente al poder económico global.
El mensaje también reavivó el debate sobre la concentración bancaria y la dependencia del sistema financiero colombiano respecto a capitales extranjeros. Expertos locales recordaron que más del 70% del crédito y de los activos financieros del país están controlados por conglomerados con intereses fuera de Colombia. Para Petro, ese modelo profundiza la desigualdad, debilita la autonomía nacional y convierte al ciudadano en rehén de decisiones que se toman lejos de su territorio.
El mandatario cerró su intervención con una reflexión que trascendió lo económico: “Los pueblos no nacieron para obedecer a los bancos. Los bancos deben servir al pueblo, no reemplazar a los gobiernos elegidos por él”. Con esas palabras, Petro convirtió su reclamo personal en una declaración de principios que interpela a toda América Latina: ¿podrá la región recuperar el control de sus finanzas sin desafiar el orden mundial del dinero?
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