

La discreta y muy comentada boda de Stella Banderas y Alex Gruszynski se celebró en la Ribera del Duero con un sello estético muy personal: romanticismo con tintes góticos, mucha vela, encaje y una paleta dominada por el blanco, el negro y pinceladas de rojo. El enlace, blindado a nivel mediático, combinó lujo sobrio, tradición española y una organización milimétrica en un entorno monacal del siglo XII.
Lejos de Hollywood, la pareja eligió España para darse el «sí, quiero», con una celebración de varios días que permitió a sus invitados conocer Abadía Retuerta LeDomaine y la zona. Hubo contratos de confidencialidad, uso restringido del móvil y un control de accesos férreo que convirtió los detalles en objeto de deseo hasta la publicación de la exclusiva.
El enclave y la agenda del fin de semana
El epicentro de la boda fue la capilla de Abadía Retuerta (Sardón de Duero, Valladolid), un espacio desacralizado ambientado con cientos de velas y grandes cortinajes para reforzar el aire de cuento gótico que buscaba la novia. La preboda tuvo lugar la víspera en el cercano monasterio de Santa María de Valbuena (San Bernardo), con los invitados llegando desde el miércoles y ocupando las escasas 30 habitaciones del hotel-bodega.
Desde el primer momento se cuidó la intimidad: política estricta de privacidad, personal coordinado para custodiar el acceso y un itinerario diseñado para que el fin de semana funcionara como una experiencia inmersiva de Castilla y de la Ribera del Duero.
Un estilo nupcial de cuento con guiños góticos
Stella diseñó junto a Rodarte un vestido a medida de encaje y gasa, con escote corazón, hombros al aire y un velo de tres metros que caía con suavidad sobre la melena suelta. Completó el look con pendientes de diamantes de la familia materna y un ramo insólito para una novia: calas negras anudadas, la pieza que marcó definitivamente el pulso gótico del enlace.
La novia cumplió además las tradiciones de «lo nuevo, lo prestado y lo azul»: el traje era lo nuevo; lo prestado, una joya heredada de la familia de su madre; y lo azul, un bordado casi oculto en el interior del vestido. Más tarde, antes de la cena, cambió a un segundo look lencero, un vestido de seda hecho a medida por la diseñadora Jane Booke, que acompañó con pendientes largos de diamantes.
Invitados, damas de honor y códigos de vestimenta
El código cromático se notó en todo: muchas invitadas de negro, claveles rojos y detalles en blanco y ébano. Las damas de honor fueron Dakota Johnson, Atherton Grace Johnson y Adaline Gruszynski, todas con vestidos negros de aire floral, ramos de calas negras y estilismos acordes al leitmotiv romántico-gótico.
Entre los asistentes figuraron la pareja de Antonio Banderas, Nicole Kimpel; Trudie Styler; las hijas de Barack Obama, Malia y Sasha; y actores como Drew Starkey y Odessa A’zion, además de la modelo Isabella Elie. La abuela materna de la novia, Tippi Hedren, no viajó por su avanzada edad.
La ceremonia civil y los guiños familiares
La llegada de invitados arrancó sobre las 17:00 y, poco después de las 18:00, Stella entró del brazo de su padre, Antonio Banderas, hacia una capilla transformada con velas y cortinas que colgaban del techo. Alex Gruszynski, con esmoquin de Ralph Lauren, aguardaba en el altar.
El actor Blake Lee ofició la ceremonia civil, en la que se escuchó una pieza compuesta por el tío abuelo de la novia. Hubo una silla vacía como homenaje a familiares fallecidos y votos emocionados en un ambiente intimista. Los consejos de sus padres, centrados en disfrutar y mirarse a los ojos, reforzaron el tono cercano de la ceremonia.
Gastronomía y brindis
La preboda incluyó un menú con ravioli de coquelet con manzana y tomate seco, bogavante lacado con ensalada de marujas y cítricos, milhojas de solomillo con crema de calabaza y un coulant con toffee y sopa de chocolate blanco. Todo maridado con vinos de la tierra y una barra de cócteles muy celebrada.
Tras la ceremonia, el cóctel en el claustro reunió fritura andaluza, gildas, pintxos, cortadores de jamón ibérico y un corner de coquinas al momento, con la cocina del chef Marc Segarra (estrella Michelin) y su equipo de Refectorio.
La cena en la capilla reconvertida sirvió ajoblanco con uvas, lubina salvaje con crema de piparras y pimiento verde, y tarta de queso al estilo vasco, con tintos de Abadía Retuerta (Pago Valdebellón 2020), godello y champán. Antonio Banderas protagonizó un gesto espontáneo al brindar con la prensa congregada en el exterior.
Rumores y desmentidos que rodearon el enlace
Hubo especulaciones previas que quedaron aclaradas el mismo fin de semana: Chris Martin no actuó en la boda y el supuesto regalo de una casa en Marbella por parte de Antonio Banderas no existió. Los novios, que se conocen desde la infancia y residen en Los Ángeles, prefirieron que hablasen la estética, el entorno y la intimidad de su celebración.
Entre un escenario histórico, una puesta en escena cuidada y una narrativa visual de romanticismo gótico, el enlace de Stella Banderas y Alex Gruszynski dejó una imagen potente: tradición española, modernidad y discreción en perfecta sintonía, con guiños familiares, menús memorables y una organización pensada al detalle para celebrar el amor sin focos indiscretos.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/la-boda-gotica-de-stella-banderas-todos-los-detalles-del-enlace/
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