

La llegada del cometa interestelar 3I/ATLAS ha puesto patas arriba la agenda astronómica: en pocas semanas se han acumulado imágenes, espectros y análisis que dibujan un objeto tan raro como revelador. Lejos del ruido, los datos disponibles describen a un cometa natural y activo, con fenómenos poco habituales para los estándares del Sistema Solar.
Más allá de las especulaciones, las campañas coordinadas desde tierra y espacio señalan un puñado de hechos sólidos: actividad a gran distancia del Sol, detección de productos de disociación del agua y una estructura elongada inusual alineada hacia nuestra estrella. Con ese telón de fondo, la comunidad científica se prepara para un seguimiento intensivo en su siguiente ventana de visibilidad, que pone a prueba a la astronomía.
Qué sabemos de 3I/ATLAS
Descubierto por el sistema de sondeo ATLAS en Chile el 1 de julio, 3I/ATLAS fue inmediatamente clasificado como objeto interestelar por su órbita hiperbólica y su alta velocidad, en torno a 210.000 km/h. Las primeras estimaciones con el Hubble sitúan el núcleo en una horquilla aproximada de 0,6 a 5,6 km, un tamaño plenamente compatible con cometas conocidos y coherente con el tamaño del núcleo.
Su trayectoria discurre muy cerca del plano de los planetas, por dónde pasará con una inclinación pequeña respecto a la eclíptica, lo que ha facilitado una excelente cobertura observacional desde ambos hemisferios. La geometría, no obstante, implica un paso demasiado próximo al resplandor solar durante varias semanas, limitando temporalmente las observaciones.
En términos de seguridad, las efemérides son claras: el objeto mantendrá una distancia mínima de ~1,8 UA respecto a la Tierra, sin riesgo alguno. Alcanzó su perihelio a finales de octubre y, según una guía completa, volverá a hacerse accesible desde mediados o finales de noviembre, con brillo débil pero suficiente para telescopios de aficionado.
Con la órbita bien determinada, equipos en Europa y Estados Unidos han coordinado un calendario para medir su evolución fotométrica y composicional cuando reaparezca, con el objetivo de desentrañar la química de su coma y el tamaño de las partículas que expulsa.

El chorro hacia el Sol: una anticola inédita
Una imagen del Hubble del 21 de julio puso sobre la mesa una morfología llamativa: un resplandor extendido en la dirección solar, con una relación de aspecto cercana a 10:1 si se contemplase de costado. La estructura encaja con la geometría de un chorro o anticola orientada hacia el Sol.
Pocos días después, el Two-meter Twin Telescope (TTT) del Observatorio del Teide, combinando 159 exposiciones de 50 s obtenidas el 2 de agosto, volvió a registrar un tenue filamento en la misma dirección, que se extiende unos 6.000 km desde el núcleo en proyección en el cielo. La repetición del patrón en instrumentos distintos refuerza la realidad del rasgo.
¿Cómo se explica algo así en un cometa? Una opción plausible es que 3I/ATLAS esté expulsando granos relativamente grandes y poco reflectantes, menos sensibles a la presión de radiación solar, de modo que su inercia y la suave aceleración inicial puedan mantener un trazado dirigido hacia el Sol durante cierto tramo.
Otra posibilidad, no excluyente, es una sublimación anisótropa: zonas del núcleo con insolación preferente podrían liberar material de forma direccional. La combinación de dinámica de partículas, geometría de observación y viento solar puede producir configuraciones no intuitivas, incluida una anticola aparente en fases concretas.

Agua detectada muy lejos del Sol
En paralelo, el Observatorio Neil Gehrels Swift detectó en ultravioleta la firma del radical OH, producto de la fotodisociación del agua, cuando el cometa se hallaba a unas 2,9 UA. Ver OH a esa distancia implica que el hielo de agua ya estaba siendo liberado con notable eficiencia.
Los modelos de los autores sitúan la tasa de producción de agua en torno a 40 kg/s en ese momento, un valor alto para esa lejanía. Este comportamiento encaja con la presencia de fragmentos helados y polvo fino formando una nube alrededor del núcleo que aumenta la superficie efectiva de sublimación.
Las primeras mediciones complementarias apuntan también a una fracción apreciable de CO2 en la coma, una mezcla que, comparada con ‘Oumuamua (más seco) y 2I/Borisov (rico en CO), subraya la diversidad química de los objetos expulsados de otros sistemas planetarios.
Más allá del titular, la detección de agua en un cometa interestelar es una oportunidad de oro: permite calibrar procesos de actividad con la misma vara con que se estudian los cometas del Sistema Solar y, de paso, comparar cómo se ensamblan hielos y orgánicos en otros entornos estelares.

Desde Marte y lo que viene ahora
Durante su aproximación a Marte a principios de octubre, la ESA consiguió captar al cometa con el Trace Gas Orbiter (cámara CaSSIS). En las composiciones se aprecia un halo difuso coherente con la coma en desarrollo; Mars Express también intentó observaciones, y desde la superficie, Perseverance registró un trazo débil en el cielo marciano.
Con el objeto ahora saliendo del resplandor solar, los equipos prevén su retorno al cielo del amanecer a finales de noviembre, bajo en el este, con una magnitud estimada en torno a 12–13 (variable según evolución real). Será objetivo de telescopios medianos y grandes, sobre todo para espectros y polarimetría.
Para el público general no habrá espectáculo a simple vista: 3I/ATLAS se mantendrá demasiado tenue para prismáticos. Aun así, proporcionará una mina de datos para afinar modelos de actividad a gran distancia y la física de chorros cometarios en condiciones poco usuales.
Importante insistencia de los dinamistas: la órbita está bien acotada y el cometa se quedará muy lejos de la Tierra. Los próximos meses estarán centrados en fotometría de alta cadencia, búsqueda de variaciones en la morfología del chorro y en medir la evolución de tasas de producción de volátiles.
Las observaciones de las últimas semanas dibujan un retrato coherente: 3I/ATLAS es un cometa interestelar con actividad temprana, agua detectada lejos del Sol y una estructura direccional hacia la estrella que pone a prueba nuestras ideas sobre chorros y polvo. Con su reaparición, llegarán más piezas para encajar este rompecabezas sin necesidad de teorías rebuscadas.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/3i-atlas-el-visitante-interestelar-que-rompe-los-esquemas/
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