

Gustavo Petro, Presidente de Colombia- Imagen Infopresidencia
El presidente de Colombia ha vuelto a situar su voz en el centro del debate latinoamericano. En una reflexión que trasciende las fronteras de la coyuntura, Gustavo Petro expresó que el pueblo venezolano no desea invasiones, bloqueos ni amenazas de ningún tipo, sin importar de dónde provengan. “El pueblo de Bolívar, el de la gran idea de la Gran Colombia, quiere ser libre, tal como le enseñó Bolívar”, afirmó con contundencia.
El mandatario colombiano reivindicó la autonomía de Venezuela y rechazó cualquier intento de intervención externa o interna. A su juicio, la mejor salida para la crisis venezolana es permitir que el país encuentre su propio camino, lejos de las imposiciones y dependencias que lo han marcado durante décadas. Petro sugirió que la solución no está en el petróleo, sino en un nuevo modelo económico y ambiental que libere a la nación de los males que ese recurso ha traído en otras regiones del mundo.
“El petróleo ha sido una maldición para muchos países árabes y ha destruido la vida”, señaló, en una clara alusión a los efectos ambientales y sociales de la economía fósil. En su análisis, el presidente colombiano recordó la paradoja que representa el intento de Donald Trump por controlar el crudo venezolano, advirtiendo que el valor del petróleo está condenado a declinar en las próximas dos décadas. “Ni con fracking ni sin él; la vida de la humanidad estará primero”, subrayó.
Petro alertó que una invasión o una nueva guerra por el petróleo solo dejaría “una gallina flaca desplumada” y un rastro de muerte inútil. En contraste, planteó una visión de futuro: una Venezuela descarbonizada, llena de energías limpias, de juventud emprendedora y de una belleza que comparte con Colombia, Panamá y Ecuador -los antiguos territorios de la Gran Colombia-. Según él, la fuerza vital de estos pueblos no radica en los combustibles fósiles, sino en su biodiversidad, su creatividad y su identidad profundamente latinoamericana.
Una Venezuela libre del petróleo, dijo Petro, podría volverse codiciada por su agua, su verde y su poder natural, pero debería aprender a dominarse a sí misma y confiar en la sabiduría de su pueblo. “Hay que dejar expresarse a la democracia, agregó-, porque la verdadera salida está en la voluntad popular”.
En sus palabras, se percibe más que un comentario diplomático: es una invitación a repensar el destino energético y político de la región. Petro no solo habla de Venezuela, sino del futuro de América Latina. Su mensaje trasciende el presente y apunta a un continente que, liberado de las ataduras del petróleo, pueda convertirse en una potencia de vida y sostenibilidad.
carloscastaneda@prensamercosur.org
