

El Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), creado en 2004 con el objetivo de reducir las asimetrías económicas entre los países miembros del bloque, enfrenta un momento crucial tras la propuesta del gobierno de Brasil de reducir significativamente su presupuesto anual. La iniciativa ha generado preocupación y rechazo, especialmente por parte de Uruguay y Paraguay, quienes consideran que esta medida podría debilitar el proceso de integración regional.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva planteó reducir el monto anual del Focem de US$100 millones a aproximadamente US$30 millones, además de introducir cambios en los porcentajes de aportes y distribución de beneficios entre los países miembros. Según Brasil, la propuesta busca modernizar el fondo, establecer contribuciones anuales previamente definidas y mejorar su gobernanza. Asimismo, argumenta que los avances sociales y económicos logrados por Paraguay y Uruguay en las últimas décadas justifican una mayor contribución por parte de estos países y una reducción en los recursos que reciben.
Actualmente, Brasil aporta el 70% de los recursos del fondo, Argentina el 27%, Uruguay el 2% y Paraguay el 1%. En cuanto a la distribución, Paraguay recibe el 48% de los beneficios, Uruguay el 32%, y tanto Brasil como Argentina un 10% cada uno. La nueva propuesta modificaría estos porcentajes: Brasil contribuiría con el 57,1%, Argentina con el 21,4%, mientras que Uruguay y Paraguay aumentarían su participación al 8,3% y 6,9%, respectivamente. Bolivia, como nuevo miembro del Mercosur, aportaría el 6,3% y sería el principal receptor de recursos con un 26% de los beneficios.
Durante la reunión del Grupo Mercado Común (GMC) celebrada en Brasilia los días 8 y 9 de octubre, las delegaciones de Uruguay y Paraguay expresaron su desacuerdo con la propuesta brasileña. Ambas naciones recordaron que el Focem fue creado precisamente para reducir las asimetrías entre las economías más grandes y las más pequeñas del bloque, un principio fundamental consagrado en los textos fundacionales del Mercosur.
Uruguay y Paraguay destacaron que si bien representan conjuntamente menos del 5% de la población del Mercosur y apenas un 3% del PIB total del bloque, Brasil concentra casi el 80% de la población y más del 70% del PIB regional. En este sentido, enfatizaron que la reducción drástica del presupuesto del Focem a un tercio de su monto original no solo debilitaría política y económicamente al principal mecanismo de cohesión estructural del Mercosur, sino que también enviaría una señal negativa sobre el compromiso con la integración regional.
Además, ambas delegaciones cuestionaron los criterios utilizados por Brasil para justificar su propuesta. Según señalaron, los indicadores de desarrollo presentados no reflejan adecuadamente las asimetrías existentes ni consideran los esfuerzos realizados por las economías más pequeñas para alcanzar avances sociales y económicos.
El Focem ha sido un instrumento clave para financiar proyectos de infraestructura, competitividad empresarial y desarrollo social en los países miembros del Mercosur. Desde su creación, ha funcionado bajo un esquema solidario en el que los países con mayor desarrollo económico relativo realizan mayores aportes, mientras que los menos desarrollados reciben más recursos para financiar sus proyectos. Los fondos se otorgan como donaciones no reembolsables.
En Uruguay, por ejemplo, el Focem ha financiado importantes iniciativas como la interconexión eléctrica con Brasil (US$82,6 millones) y la rehabilitación del tramo ferroviario entre Salto y Chamberlain (US$83,5 millones). También ha contribuido a la mejora de rutas nacionales y otras obras de infraestructura por un total cercano a los US$150 millones.
La propuesta brasileña ha generado incertidumbre sobre la continuidad de este tipo de proyectos. Representantes uruguayos y paraguayos advirtieron que una reducción tan significativa en el presupuesto del fondo podría comprometer su capacidad para cumplir con su objetivo principal: reducir las asimetrías económicas dentro del bloque.
El debate sobre la renovación del Focem más allá de 2025 será clave para definir el futuro del fondo. En julio de 2015, los Estados Partes acordaron extender su vigencia por diez años adicionales, pero los recursos de esta primera fase están próximos a agotarse. Ahora, las negociaciones se centran en los términos del llamado «Focem 2», que incluiría nuevas reglas para los aportes y la distribución de beneficios.
Según fuentes citadas por medios brasileños como *Folha*, la cifra propuesta de US$30 millones anuales podría ser modificada durante las negociaciones. Por su parte, la delegación paraguaya informó que está trabajando en una nueva propuesta que será presentada próximamente.
Mientras tanto, Uruguay y Paraguay han reiterado su compromiso con los principios fundacionales del Mercosur y han instado a sus socios a mantener un enfoque solidario en la redistribución de los recursos. En este contexto, ambos países enfatizaron la importancia de preservar el rol central del Focem como mecanismo para promover la cohesión regional y fortalecer la integración económica.
La propuesta brasileña para reducir el presupuesto del Focem ha puesto en evidencia las tensiones dentro del Mercosur respecto al equilibrio entre los intereses nacionales y los objetivos comunes del bloque. Si bien es necesario adaptar las políticas a las realidades económicas cambiantes, Uruguay y Paraguay han subrayado que cualquier cambio debe respetar los principios fundamentales de solidaridad e integración que dieron origen al Mercosur. Las próximas negociaciones serán determinantes para definir no solo el futuro del Focem, sino también el rumbo del proceso de integración regional.
