

La farmacia comunitaria se ha consolidado como un verdadero motor de prevención en salud pública. Su cercanía, capilaridad y capacidad de respuesta la convierten en un espacio privilegiado para educar, detectar a tiempo, vacunar y acompañar a las personas en su autocuidado.
Desde iniciativas de calle hasta proyectos de investigación, pasando por cribados, inmunización y apoyo en salud mental, el papel del farmacéutico comunitario trasciende con creces la dispensación de medicamentos. Lo demuestran campañas, congresos internacionales y programas que ponen en el centro la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, con resultados palpables en la vida de la gente.
La farmacia comunitaria en la calle: educación y cribados
Con motivo del Día Mundial del Farmacéutico, la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) instaló una Carpa de Salud en el barrio madrileño de Aluche. Allí participó el profesor José Luis Sierra Cinos, del Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Isabel I, en una actividad orientada a acercar a la población el valor de los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales y reforzar la percepción del farmacéutico como agente sanitario de proximidad.
El profesor Sierra colaboró en áreas clave como nutrición, riesgo cardiovascular y salud de la piel, destacando la educación sanitaria y la detección precoz como ejes para reducir el impacto de patologías crónicas. Como subrayó, cada intervención realizada desde la oficina de farmacia contribuye a mejorar la calidad de vida y fortalece la confianza de la ciudadanía en estos profesionales.
Durante la jornada, los equipos farmacéuticos realizaron cribados de diabetes, cálculos de riesgo cardiovascular, recomendaciones de fotoprotección y buen uso de los medicamentos. Atendieron a cerca de un centenar de personas, en su mayoría mayores de 60 años, evidenciando el valor social del farmacéutico comunitario, cuya labor actual se centra en acompañar, educar y promover hábitos saludables.
La implicación de la Universidad Isabel I en estas iniciativas refleja un claro compromiso con la salud pública y la divulgación científica. A través de la docencia y la práctica, impulsa una formación con visión integral de la atención sanitaria, poniendo el foco en la prevención y la promoción de la salud desde la comunidad.
Para Sierra, la farmacia comunitaria es hoy pieza esencial de un sistema sanitario más participativo, preventivo y cercano. La cooperación entre instituciones, profesionales y ciudadanía, como la propiciada por SEFAC, fortalece la educación en salud y contribuye a la sostenibilidad del sistema.

Vacunación: la gran aliada desde la farmacia
La premisa de que más vale prevenir que curar gana peso en la agenda sanitaria, reforzada por decisiones como la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública (AESAP). En este contexto, ampliar el papel del farmacéutico en vacunación, cribados y prevención de enfermedades no transmisibles (ENT) es una apuesta segura para mejorar resultados y robustecer los sistemas de salud.
En el 83º Congreso Mundial de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas de la FIP se presentó el Global State of Pharmacy Report, con un mensaje claro: integrar a los farmacéuticos en inmunización y en la atención de ENT es rentable y de alto impacto. La vacunación, una de las intervenciones de salud pública más eficaces, previene alrededor de 2,5 millones de muertes al año, y las farmacias contribuyen a ampliar la cobertura al mejorar la accesibilidad, generar confianza y llegar a poblaciones desatendidas.
En la práctica, los farmacéuticos se encargan de promover la vacunación, almacenar y gestionar suministros, mantener registros precisos, administrar las dosis y actuar ante reacciones adversas como la anafilaxia. Además, participan en farmacovigilancia y colaboran en investigación y desarrollo, contribuyendo a la seguridad y la mejora continua de las vacunas.
Aunque en algunos lugares persiste cierto escepticismo sobre su capacidad para prestar servicios de vacunación, su accesibilidad, cualificación y experiencia clínica los posiciona especialmente bien para impulsar las estrategias de inmunización, en particular desde la farmacia comunitaria. Esto redunda en sistemas más eficientes, resilientes y centrados en el paciente.
La expansión de la vacunación en farmacias es patente: según un informe de inteligencia global de la FIP (2024), entre 117 países y territorios con datos disponibles, en 56 está autorizada la vacunación en farmacias, lo que equivale al 47,9% del total. Un avance sostenido que amplía el acceso y el alcance.

Cuando los pacientes dan su veredicto
El impacto real se refleja en la satisfacción de los usuarios. En Alemania, un estudio mostró que más de 9 de cada 10 pacientes estaban muy satisfechos con las vacunas administradas en farmacias. Un dato que refuerza la idea de que el valor percibido por el paciente es muy alto.
A nivel internacional, la fotografía es similar. Una encuesta nacional en Canadá (2023) halló que la mayoría de los adultos creía que ampliar la cartera de servicios de la farmacia, incluidas las vacunas, mejoraría el acceso y la calidad. En Rumanía, la satisfacción se vinculó con interacciones positivas, claridad de la información y con la accesibilidad y asequibilidad de estos servicios.
También hay señales sólidas en Europa y Estados Unidos. En Bélgica, más de 1.200 ciudadanos mostraron su apoyo a recibir vacunas en farmacias. Y en EEUU, evidencias de 2023 indican que los estados donde los farmacéuticos pueden prescribir y administrar vacunas de forma independiente (o bajo órdenes permanentes a nivel estatal) registraron tasas de vacunación un 9% más altas frente a aquellos con requisitos más restrictivos, en vacunas frente a VRS, neumococo y herpes zóster.
Frenar las ENT desde la botica
Las ENT suponen una carga sanitaria y económica enorme: se atribuyen a ellas más de 43 millones de muertes anuales, y el 80% de las muertes prematuras se concentran en enfermedades cardiovasculares, cánceres, diabetes y patologías respiratorias crónicas. La farmacia comunitaria, por su accesibilidad e interacción constante con pacientes y comunidades, está en una posición estratégica para prevenir, detectar y acompañar en el manejo de estas condiciones.
Su contribución recorre todo el continuo asistencial: desde la prevención primaria y el cribado, hasta la optimización de la medicación y el seguimiento a largo plazo. Además, la colaboración interdisciplinar permite al farmacéutico alinear tratamientos, identificar problemas relacionados con los medicamentos y promover el autocuidado informado.
- Empoderar a las farmacias como actores clave en prevención y control de ENT e integrarlas en los itinerarios asistenciales.
- Invertir en modelos de servicios centrados en la persona y fortalecer políticas que actúen sobre las causas profundas de las ENT.
- Implementar intervenciones basadas en evidencia y dirigidas por farmacéuticos, con colaboración interprofesional y reconocimiento de las farmacias como centros accesibles de salud pública.
- Aprovechar la salud digital y la innovación, promover el autocuidado responsable, garantizar una remuneración justa, sostener la investigación y mantener una fuerza laboral competente.

Digestivo: lo común que no hay que pasar por alto
En la consulta diaria de la farmacia afloran síntomas digestivos muy frecuentes: acidez, reflujo, distensión abdominal o cambios en el ritmo intestinal. Pese a su cotidianidad, no conviene restarles importancia ni banalizarlos, porque a veces pueden encubrir patologías que requieren evaluación médica.
La entrevista clínica resulta clave para diferenciar un cuadro funcional de otro orgánico. Hay que valorar duración y frecuencia de los síntomas y prestar atención a señales de alarma como pérdida de peso no intencionada, sangrado, anemia o fiebre. Ante la duda, la derivación al médico es la opción más prudente para el paciente.
La farmacia también puede empujar fuerte en prevención digestiva, incluido el cáncer colorrectal: fomentar una dieta rica en fibra, reducir alcohol y tabaco, y promover el ejercicio regular. Con un consejo personalizado y cercano, el mostrador se convierte en un punto clave de educación sanitaria que anima a participar en programas de cribado.
Con escucha activa, entrevista dirigida y mensajes claros, el farmacéutico puede orientar, detectar señales de alarma y favorecer derivación oportuna, además de ayudar a mejorar síntomas con productos adecuados cuando procede.
Alergias: consejo seguro y cuándo derivar
La prevalencia de enfermedades alérgicas no deja de crecer y, por su cronicidad, suponen un reto de salud pública. Muchos pacientes jóvenes infravaloran sus síntomas o no los identifican bien, lo que complica el control y la adherencia.
En este terreno, el farmacéutico tiene un papel decisivo: enseñar el uso correcto de los medicamentos, reforzar la adherencia, detectar casos mal controlados y sugerir la consulta médica cuando sea necesario. Es una combinación de acompañamiento y vigilancia clínica que aporta seguridad al paciente.
Entre las opciones terapéuticas, destaca la bilastina, antihistamínico de segunda generación que no produce somnolencia ni altera el rendimiento psicomotor. Su efecto es rápido y sostenido 24 horas y, al no metabolizarse en hígado, minimiza interacciones. En síntomas leves en adultos y adolescentes, puede recomendarse con pautas claras de uso desde la farmacia, derivando siempre si los síntomas son graves o persisten mal controlados.
Formación continua y trabajo en equipo
La actualización constante multiplica el impacto de la intervención farmacéutica. El Faes Farma Open Day ejemplifica esta apuesta: una jornada de puesta al día clínica centrada en patologías frecuentes en la farmacia comunitaria, con ponencias sobre rinoconjuntivitis alérgica, urticaria, trastornos digestivos o alteraciones del sistema locomotor.
El valor de estas citas radica en ofrecer acceso directo a la evidencia y fomentar un enfoque multidisciplinar que mejora la calidad de la atención. La colaboración médico–farmacéutica facilita detección de efectos adversos, prevención de interacciones y educación terapéutica, logrando mejores resultados en salud.
En un sistema tensionado por la cronicidad, el envejecimiento y la sobrecarga de la primaria, la farmacia comunitaria emerge como primer filtro sanitario: cercanía al paciente, formación sólida y capacidad para reforzar el tratamiento y la prevención donde más falta hace.
Una red capilar con impacto social
España cuenta con 22.231 farmacias comunitarias, una de las redes más densas de Europa, con una aproximación de una farmacia por cada 2.000 habitantes. Su presencia a pie de calle las convierte en puntos de atención esenciales para el cuidado integral de la población.
Muchos profesionales han ampliado su cartera de servicios hacia la prevención. Gerino García-Zabarte, farmacéutico en Madrid, relata cómo ha incorporado controles de glucosa y tensión, evaluación del estrés, bioimpedancia, medición de vitamina D y análisis de la piel. Con estas herramientas, las farmacias ayudan a detectar de forma precoz problemas cada vez más habituales.
Otra aportación destacada es la implantación de Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD). Preparar la medicación en blísters semanales evita olvidos y facilita la adherencia, algo especialmente valioso en personas polimedicadas. Para el paciente, recibir su medicación organizada es un alivio; para el farmacéutico, una garantía de tratamiento controlado.
En el ámbito rural, el compromiso social de la farmacia ha sido histórico. La densa distribución garantiza que incluso en los núcleos más pequeños exista un punto sanitario. Iniciativas como el Programa Viernes en Cantabria combaten la soledad no deseada con talleres y actividades que reactivan la vida social. Como explica el farmacéutico Luis Noriega, las farmacias actúan como ‘radares’ que detectan situaciones delicadas y activan protocolos de derivación hacia los agentes sociales adecuados.
Farmacia en hospitales y laboratorios
El ejercicio farmacéutico va mucho más allá del mostrador. En el hospital, estos profesionales elaboran, gestionan y supervisan tratamientos tan complejos como quimioterapias, preparaciones parenterales o intravenosas. Además, existe una validación farmacéutica que vela por que la dosis y la vía de administración sean adecuadas a la patología y analítica de cada paciente.
Los pacientes ingresados también cuentan con atención farmacéutica directa: resolver dudas, explicar posología y pautas para reducir efectos adversos forma parte del acompañamiento que ofrece el servicio de farmacia hospitalaria. Conocer esta disponibilidad mejora la experiencia y la seguridad del paciente durante su estancia.
Más allá de la farmacia hospitalaria, hay ámbitos donde los farmacéuticos son esenciales: análisis clínicos, microbiología y parasitología, bioquímica, inmunología o radiofarmacia. Su pericia técnica sostiene procesos diagnósticos y terapéuticos críticos en la atención especializada.

En los laboratorios clínicos, el perfil farmacéutico es muy frecuente. Se trata de una profesión polivalente y multidisciplinar que abarca biología, física y química. Hoy, una enorme cantidad de diagnósticos y tratamientos dependen de estas pruebas, donde los farmacéuticos, como en el Laboratorio Eurofins en A Coruña, dirigen y garantizan la calidad de los procesos analíticos.
El volumen de trabajo en los laboratorios crece sin cesar, impulsado por el envejecimiento de la población y la proliferación de determinaciones bioquímicas. A menudo, este aumento no va acompañado de más recursos, lo que subraya la necesidad de reforzar plantillas y capacidades para mantener la calidad y la seguridad.
Salud mental: apoyar sin estigma
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre) conviene recordar que en España más de un tercio de la población padece algún problema de salud mental, superando el 50% a partir de los 75 años, con una tendencia creciente. Ante estas cifras, toca actuar. Y la farmacia asume su parte de responsabilidad.
La profesión farmacéutica se involucra de forma proactiva y colaborativa para mejorar la adherencia y el uso seguro de los medicamentos, sumando apoyo a familiares y cuidadores. Ya lo demostró durante la pandemia de la COVID-19 y vuelve a ponerse a disposición como recurso sanitario valioso frente a un gran reto de salud pública.
La accesibilidad del farmacéutico comunitario lo convierte en un profesional idóneo para identificar de forma temprana signos y síntomas de trastornos mentales o su empeoramiento, interpretar esas señales y derivar cuando proceda. También puede combatir el estigma e impulsar el autocuidado entendido como la capacidad de promover la salud, prevenir enfermedades y enfrentarlas con información fiable.
Este compromiso se plasma en acciones concretas. El informe ‘La Salud Mental en España’, desarrollado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos junto a su Consejo Asesor Social, ofrece un retrato riguroso de prevalencia, causas y desigualdades, y propone integrar la red de farmacias en los procesos asistenciales como red centinela para optimizar medicación, mejorar adherencia y actuar como primer punto de contacto para orientación y apoyo emocional.
En la misma línea, la campaña ‘Menos estigma, más estima’, impulsada con Boehringer Ingelheim, busca romper prejuicios y visibilizar el papel del farmacéutico en la prevención, detección precoz y acompañamiento. A ello se suma el proyecto ‘Escuelas rurales de salud mental’, que promueve detección de signos, autocuidado y adherencia mediante sesiones de educación sanitaria impartidas por farmacéuticos.
En total, han participado 300 farmacias comunitarias de 35 colegios provinciales. La práctica totalidad de familiares y pacientes (98%) se mostraron satisfechos con la información y el servicio recibidos, y consideran que esta experiencia debería extenderse a más provincias, consolidando el papel de la farmacia como espacio de apoyo cercano y confiable.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/farmacia-comunitaria-motor-de-prevencion-en-salud-publica/
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