

El Día del Niño es una celebración que tiene lugar en diferentes fechas alrededor del mundo, con el propósito de honrar y celebrar la infancia, así como de promover los derechos y el bienestar de los niños. Sin embargo, Brasil se distingue como el único país que conmemora esta fecha el 12 de octubre. Este día, además de destacar la importancia de proteger los derechos de los más pequeños, tiene un origen particular que combina elementos históricos, políticos y comerciales. En este artículo, exploraremos cómo surgió esta fecha en Brasil, su evolución a lo largo del tiempo y su significado actual.
Los inicios del Día del Niño en Brasil
La idea de establecer una fecha para celebrar a los niños en Brasil surgió en el contexto del III Congreso Sudamericano del Niño, realizado en 1923 en Río de Janeiro. Durante este evento, se discutieron temas fundamentales como la educación, la nutrición y el desarrollo infantil. Inspirados por estos debates, se propuso la creación de una fecha oficial dedicada a los niños en el país.
Un año después, en 1924, esta idea se materializó cuando el Senado y la Cámara de Diputados aprobaron un proyecto de ley para instituir el «Día del Niño». El entonces presidente Arthur Bernardes firmó el decreto oficial en noviembre de 1924, estableciendo el 12 de octubre como la fecha para esta conmemoración. La primera celebración oficial tuvo lugar el 12 de octubre de 1925.
¿Por qué el 12 de octubre?
La elección del 12 de octubre como Día del Niño no fue casual. Durante el Congreso Sudamericano del Niño, se sugirió que esta fecha coincidiera con el aniversario del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón. La intención era asociar simbólicamente a las nuevas generaciones (los niños) con el «Nuevo Mundo» descubierto en 1492. Además, se esperaba que todos los países americanos adoptaran esta misma fecha para celebrar a los niños, aunque esta idea no prosperó.
Actualmente, cada país celebra el Día del Niño en diferentes fechas. Por ejemplo, México lo conmemora el 30 de abril, mientras que Argentina y Uruguay lo celebran el segundo domingo de agosto. En otros países como Francia y Reino Unido, la celebración coincide con el Día Mundial del Niño, establecido por la ONU el 20 de noviembre.
Contexto histórico y social
En la década de 1920, cuando se instituyó el Día del Niño en Brasil, las condiciones para los niños eran muy distintas a las actuales. Muchos niños no asistían a la escuela y se veían obligados a trabajar desde una edad temprana. Además, aquellos que cometían delitos o eran sorprendidos en situaciones de vagancia podían ser encarcelados.
El pedagogo Moysés Kuhlmann Júnior, profesor de la Universidad de Brasilia (UnB), ha destacado que las preocupaciones por el bienestar infantil comenzaron a intensificarse en Brasil hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En ese periodo, marcado por la abolición de la esclavitud (1888) y la proclamación de la República (1889), surgieron debates sobre la modernización del país. En estos debates, el cuidado infantil fue identificado como un elemento clave para avanzar hacia un futuro más próspero.
Sin embargo, los derechos infantiles no estaban plenamente garantizados en ese momento. La Declaración Universal de los Derechos del Niño fue adoptada por la ONU mucho después, en 1959. En Brasil, la creación del Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA), que establece derechos fundamentales para los menores, no ocurrió hasta 1990.
La evolución comercial del Día del Niño
Aunque el Día del Niño fue establecido oficialmente en 1924, su conmemoración no siempre tuvo un carácter ampliamente popular. En 1940, durante el gobierno de Getúlio Vargas, se intentó cambiar la fecha al 25 de marzo; sin embargo, esta modificación no generó gran impacto ni adhesión.
Fue recién en 1960 cuando una campaña publicitaria transformó al Día del Niño en un evento masivo en Brasil. Una empresa fabricante de juguetes, en colaboración con una compañía de cosméticos, lanzó la campaña «Semana del Bebé Robusto» para promover sus productos. Esta iniciativa resultó ser un éxito comercial y consolidó nuevamente el 12 de octubre como la fecha oficial para celebrar a los niños. Desde entonces, esta festividad ha estado asociada tanto a actividades lúdicas como al consumo.
Cabe destacar que la coincidencia con el Día de Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil y cuya festividad también se celebra el 12 de octubre (declarada fiesta nacional desde 1980), ha facilitado la comercialización y popularidad del Día del Niño en el país.
Reflexión sobre el significado actual
A pesar de su evolución histórica y su vinculación con intereses comerciales, el Día del Niño sigue siendo una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de garantizar los derechos y el bienestar de las niñas y los niños. En un mundo donde millones de menores aún enfrentan pobreza, violencia y falta de acceso a la educación, es fundamental reforzar los compromisos sociales y gubernamentales para proteger su desarrollo integral.
En este sentido, iniciativas como la Declaración Universal de los Derechos del Niño y el Estatuto del Niño y del Adolescente son pilares fundamentales para construir sociedades más justas e inclusivas. Además, es esencial recordar que más allá de los regalos y las festividades comerciales, este día debe ser una invitación a valorar la infancia como una etapa crucial para el futuro de cualquier nación.
El Día del Niño en Brasil tiene raíces históricas únicas que lo diferencian de las celebraciones en otros países. Desde su origen en un contexto político y social complejo hasta su transformación en un evento comercial masivo, esta fecha ha evolucionado significativamente a lo largo del tiempo. Sin embargo, su esencia permanece intacta: reconocer y celebrar a las niñas y los niños como agentes fundamentales para construir un mundo más equitativo y lleno de oportunidades.
En este 12 de octubre, más allá de las tradiciones comerciales o religiosas asociadas a la fecha, es importante recordar que cada niño tiene derecho a una infancia plena, protegida y llena de alegría. Celebrar el Día del Niño es también un llamado a seguir trabajando por un futuro donde todos los menores puedan crecer con dignidad y esperanza.
