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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, envió una carta abierta a la dirigente venezolana María Corina Machado, reciente ganadora del Premio Nobel de la Paz, en la que expresa su desconcierto y preocupación por una misiva que, según afirma, Machado habría dirigido al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y al expresidente argentino Mauricio Macri. En ella, Petro interpela con dureza las alianzas políticas que, a su juicio, contradicen los principios del galardón que ella acaba de recibir.
El mandatario colombiano inicia su carta recordando que la correspondencia firmada por Machado fue publicada antes del genocidio en Gaza y que en ella expresaba agradecimientos a Macri, mientras elogiaba su relación con Israel. Petro le reconoce el mérito de haber obtenido el Nobel, recordando que su antecesor, Juan Manuel Santos, también fue distinguido con el mismo premio por su papel en el proceso de paz con las FARC, aunque subraya que las distancias políticas entre ambos nunca le impidieron reconocer su valor.
En un tono reflexivo pero firme, Petro lamenta no poder acudir al Consejo de Seguridad de la ONU a presentar los avances y dificultades del acuerdo de paz en Colombia, debido —dice— a las tensiones con el gobierno estadounidense. Según él, su postura crítica frente a la pasividad de Washington y de otras potencias ante el genocidio en Gaza le ha costado esa exclusión. El presidente colombiano acusa directamente a la comunidad internacional de haber permitido una tragedia humanitaria con más de 70.000 muertos, entre ellos 20.000 niños, y 200.000 heridos.
“Donald Trump ha logrado separarse apenas unos centímetros de Netanyahu, pero solo después de que la humanidad se estremeciera”, escribe Petro, señalando que los movimientos ciudadanos, incluso en países como Colombia y Argentina, fueron determinantes para detener temporalmente la ofensiva israelí.
El núcleo más tenso de su carta emerge cuando interpela a Machado con una pregunta directa: “¿Por qué solicita ayuda a un criminal contra la humanidad, con orden de captura internacional, para llevarle democracia a Venezuela?”. Para Petro, esa solicitud es una contradicción inaceptable con el espíritu del Nobel de la Paz. “¿Qué significa que la gente de Noruega, que otorga ese premio, estimule una alianza que solo puede conducir a la barbarie y la guerra?”, añade.
El presidente colombiano traza un paralelismo histórico al afirmar que las fuerzas más extremistas del planeta —aquellas que simpatizan con el legado de Hitler— se han convertido en los únicos aliados del genocidio de Gaza. Se pregunta cómo un líder responsable de semejante tragedia podría ser considerado un actor válido en la búsqueda de paz y democracia en Venezuela.
Petro también cuestiona el uso del narcotráfico como pretexto para justificar intervenciones militares en el Caribe. Denuncia que los mismos misiles empleados en Gaza se han utilizado contra embarcaciones con migrantes pobres, entre ellos venezolanos y colombianos, “asesinados sin que nadie preguntara su nombre ni su historia”. Frente a esa realidad, propone la creación de un gran acuerdo regional para frenar el tráfico de drogas mediante cooperación y respeto a la soberanía de los pueblos caribeños, evocando el espíritu emancipador de Bolívar, Martí y la resistencia garífuna.
En su conclusión, el mandatario colombiano insiste en que Venezuela no necesita amenazas de invasión, sino un amplio diálogo nacional entre todas sus fuerzas políticas. “No es llevando a Netanyahu a una acción sobre Venezuela como se ayudará al pueblo venezolano -advierte-. Eso solo puede significar genocidio y agresión ilegal”. Petro cierra su carta con un llamado a la reflexión y a la unidad regional, recordando que Colombia y Venezuela forman parte de una misma historia y de una misma aspiración: la paz verdadera.
carloscastaneda@prensameercosur.org
