Durante más de dos milenios, la tumba de Cleopatra ha eludido a quienes la buscan entre la costa y el desierto de Egipto. En los últimos años, el foco se ha desplazado hacia un enclave concreto: Taposiris Magna, a las afueras de Alejandría, donde una misión egipcio-dominicana intenta encajar las piezas de un rompecabezas histórico.
Al frente está la dominicana Kathleen Martínez, cuya investigación ha puesto sobre la mesa pistas arqueológicas de peso —tanto en tierra como bajo el agua—. Con prudencia y sin triunfalismos, su equipo defiende que los indicios acercan a la ubicación final de la tumba, aunque el hallazgo definitivo todavía no ha llegado.
¿Quién es Kathleen Martínez?
Nacida en Santo Domingo, Martínez se formó inicialmente como abogada penalista y se especializó en criminología, una base que hoy aplica a la arqueología con método de caso: seguir pistas, contrastar fuentes y reconstruir escenarios con rigor.
Tras más de dos décadas en Derecho, cursó estudios de arqueología y finanzas, y en 2005 dio el giro definitivo para concentrarse en la búsqueda de la tumba de Cleopatra VII. Actualmente dirige la misión egipcio-dominicana en Alejandría y ejerce como diplomática cultural, compaginando trabajo de campo y gestión institucional.
Su interés por Cleopatra tiene también un matiz de revisión histórica: cuestionar la caricatura de la reina como mera seductora y poner en primer plano a la estratega políglota, culta y política que describen diversas fuentes.
Por qué Taposiris Magna es la gran apuesta
La hipótesis central de la misión sostiene que Cleopatra no habría sido enterrada en un mausoleo real del centro alejandrino, sino en el entorno sagrado de Taposiris Magna. Allí convivían cultos a Osiris y Isis, divinidades con las que se vinculaba la reina, lo que daría sentido simbólico a su lugar de reposo.
Además del componente religioso, el sitio habría articulado vida ritual, comercio y logística con la capital ptolemaica. Esa mezcla de funciones —templaria y marítima— encaja con la envergadura que cabría esperar del complejo donde se ocultara un enterramiento de alto rango.
Hallazgos sobre el terreno
Excavaciones sistemáticas han identificado túneles y cámaras que no estaban documentados para un templo de este tipo. A ello se suma un conjunto notable de objetos de época ptolemaica y romana temprana, cuyo volumen y variedad refuerzan el valor del enclave.
- Monedas: más de un centenar —con referencias a Cleopatra entre ellas— que ayudan a acotar cronologías y redes de circulación.
- Utensilios y ofrendas: vasijas, cerámicas, lámparas de aceite, recipientes de caliza, estatuillas de bronce y objetos de cosmética.
- Escultura: piezas de mármol y caliza —incluidos bustos— que apuntan al rango del lugar y a rituales asociados a la élite.
- Necrópolis: estructuras funerarias y galerías que sugieren espacios reservados a enterramientos de alto estatus.
Estos materiales, señalados por especialistas como un avance decisivo, no prueban por sí mismos la presencia de Cleopatra, pero consolidan la idea de que Taposiris Magna fue más que un templo: un nodo religioso y funerario de primer orden.
La pista bajo el agua
La investigación se extiende al litoral: a unos 45 kilómetros al oeste de Alejandría, buceadores han documentado un puerto sumergido y estructuras monumentales a poca profundidad, con columnas, bloques y abundantes ánforas que delatan intensa actividad náutica.
Uno de los hallazgos más llamativos es un gran túnel, hoy parcialmente bajo el agua, que habría conectado el complejo con el mar. Esta infraestructura sugiere un santuario enlazado a rutas marítimas y ritos oraculares o procesionales con dimensión costera.
El trabajo cuenta con apoyo de la Ocean Exploration Trust, dirigida por Robert Ballard, y del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. La propia administración egipcia ha subrayado el valor histórico y estratégico del enclave en la red comercial del Mediterráneo antiguo.
Voces, apoyos y debate científico
La comunidad académica sigue el proyecto con interés, combinando expectativa y escepticismo saludable. No hay consenso definitivo: algunos egiptólogos piden cautela hasta disponer de evidencias concluyentes, mientras que otros valoran los datos como una base sólida para continuar excavando.
En paralelo, la trayectoria de Martínez —pionera al frente de una misión latinoamericana autorizada en Egipto— ha recibido reconocimientos en su país y proyección internacional. Su trabajo ha sido difundido por medios especializados y en el documental El último secreto de Cleopatra (National Geographic, en Disney+), que sigue la evolución de las pesquisas.
Más allá de nombres propios, el proyecto ha reactivado la colaboración entre equipos egipcios e internacionales y ha atraído recursos técnicos para integrar arqueología terrestre y subacuática en un mismo relato científico.
Cleopatra, más allá del mito
Última soberana de la dinastía ptolemaica, Cleopatra VII gobernó un Egipto multicultural desde Alejandría, como otros faraones egipcios, tejiendo alianzas con figuras como Julio César y Marco Antonio. Las fuentes coinciden en su inteligencia, dominio de idiomas y habilidad política, aunque la propaganda romana distorsionó durante siglos su imagen.
Su final, tras la derrota en Actium, sigue envuelto en dudas: la versión del áspid convive con hipótesis de venenos compuestos. Lo que permanece abierto es el mayor enigma: el lugar exacto de su enterramiento, que, según la tradición, compartiría con Marco Antonio.
Monedas de época, retratos y descripciones literarias ofrecen un mosaico parcial de su persona, más cercano a la estadista que a la leyenda romántica. Precisamente por eso, ubicar su tumba tendría un impacto enorme en la historiografía del Mediterráneo helenístico.
La investigación en Taposiris Magna continúa en varios frentes —sondeos, análisis de materiales, prospecciones subacuáticas— con un objetivo claro: distinguir entre indicios sugestivos y pruebas irrefutables. Hasta entonces, cada campaña afina el mapa y descarta hipótesis.
Con los túneles, el puerto sumergido y el repertorio de piezas recuperadas, el caso de Taposiris Magna ha pasado de conjetura a una línea de trabajo prioritaria. Falta la confirmación que todos esperan, pero el escenario donde podría aparecer la tumba de Cleopatra nunca había estado tan definido.
Postposmo
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