

(Foto: Presidencia / Captura de pantalla)
El presidente colombiano Gustavo Petro volvió a generar controversia luego de que el gobierno de Estados Unidos anunciara la revocación de su visa, una medida que se conoció a través del Departamento de Estado y que fue confirmada por la embajada norteamericana en la noche del viernes 26 de septiembre. Washington justificó la decisión señalando que, durante su reciente visita a Nueva York, Petro habría incitado a la desobediencia de las tropas estadounidenses y pronunciado discursos considerados “imprudentes e incendiarios”.
La respuesta del mandatario no se hizo esperar. En la madrugada del sábado 27 de septiembre, ya de regreso en Bogotá, Petro recurrió a su cuenta oficial en la red social X para restar importancia a lo sucedido. “Ya no tengo visa para viajar a Estados Unidos. No me importa. No necesito visa, sino ESTA, porque no solo soy ciudadano colombiano sino también europeo, y en realidad me considero una persona libre en el mundo. La humanidad debe ser libre en todo el planeta. Tenemos el derecho humano de habitar la Tierra. Soy libre y todo ser humano debe ser libre en la tierra”, escribió.

Sus declaraciones provocaron un aluvión de reacciones en redes sociales. Algunos usuarios respaldaron la postura desafiante del presidente, sugiriendo incluso que Colombia debería imponer requisitos similares para el ingreso de ciudadanos estadounidenses. Otros, en cambio, cuestionaron el tono de Petro y lo acusaron de minimizar las implicaciones diplomáticas de la medida. Entre las críticas más destacadas se advirtió que la decisión de Washington podría traer consecuencias directas para miles de colombianos con intereses académicos, laborales o comerciales en Estados Unidos, más allá de la situación personal del mandatario. También le recordaron que el acceso mediante la autorización electrónica ESTA no sustituye la visa en todos los casos, y que su condición de jefe de Estado implica responsabilidades que trascienden el plano individual.

El episodio se suma a una relación ya marcada por tensiones entre Bogotá y Washington. La decisión de Estados Unidos no solo tiene un fuerte componente simbólico, sino que también representa un golpe diplomático inusual hacia un jefe de Estado en ejercicio. En el centro del debate, más allá del destino personal del presidente Petro, queda planteada la pregunta sobre cómo impactará este nuevo capítulo en las relaciones bilaterales y en la percepción internacional de la política colombiana.
carloscastaneda@prensamercosur.org
