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La economía colombiana vive un respiro inesperado. La reciente revaluación del peso frente al dólar y la caída del riesgo país, en su nivel más bajo en más de cuatro años, han abierto un espacio de optimismo en los mercados. El presidente Gustavo Petro celebró la coyuntura con un mensaje contundente: “Tenemos la revaluación del peso y la disminución del riesgo con el fin de reducir el déficit fiscal”.
La afirmación, hecha a través de sus redes sociales, llega en un momento clave. Con un peso fortalecido y un entorno financiero más favorable, Colombia podría mejorar su capacidad de pago, atraer mayor inversión extranjera y reducir gradualmente la brecha entre lo que gasta y lo que recauda el Estado.
Según datos del portal económico Valora Analitik, la percepción de riesgo sobre Colombia —medida a través del Credit Default Swap (CDS) a cinco años y del índice EMBI— se encuentra en su mejor nivel desde 2019. Para los inversionistas, el país empieza a ser visto como un mercado más confiable y estable dentro de América Latina.
Los analistas atribuyen esta mejoría tanto a factores externos como internos. Desde Washington, las expectativas de que la Reserva Federal recorte sus tasas de interés han motivado a los capitales internacionales a buscar refugio en activos emergentes. En paralelo, en la región, Brasil y México también registran descensos en sus primas de riesgo, impulsando el apetito global por títulos latinoamericanos.
Dentro de las fronteras colombianas, la estrategia de manejo de deuda del Ministerio de Hacienda ha sido clave. A esto se suma un renovado interés de inversionistas extranjeros por los bonos TES y las acciones locales, en parte como anticipo al ciclo político que desembocará en las elecciones presidenciales de 2026. Todo esto ha tejido un clima de confianza que se refleja en la fortaleza del peso colombiano.
El déficit fiscal, uno de los talones de Aquiles de la economía nacional, podría beneficiarse de este escenario. Un menor riesgo país implica menores costos de financiamiento para el Estado, lo que facilita la refinanciación de deuda y libera recursos que pueden destinarse a gasto social sin necesidad de aumentar impuestos.
La agencia Fitch Ratings ratificó recientemente la calificación de Colombia en “BB+” con perspectiva estable, señal de que, si bien el país aún no recupera el grado de inversión, los fundamentos económicos son lo suficientemente sólidos como para mantener el rumbo sin sobresaltos inmediatos.
El fortalecimiento del peso obedece a una suma de elementos: el ingreso de capitales foráneos al mercado local, la confianza en la política monetaria, el ajuste fiscal impulsado por el Gobierno y el efecto internacional de un dólar debilitado ante la posibilidad de recortes de tasas en Estados Unidos.
Para Colombia, un peso más fuerte significa abaratar el costo de la deuda externa, mejorar el poder adquisitivo de las importaciones y reforzar la capacidad del Estado para reducir gradualmente su déficit fiscal. El reto será convertir este viento a favor en una política sostenida, capaz de blindar a la economía de futuros choques internacionales.
carloscastaneda@prensamercosur.org
