

El director general de Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA), Manuel Otero, ha valorado el paso adelante que la UE ha dado para impulsar el acuerdo comercial con Mercosur en un escenario en el que «Europa tiene que ver el Mercosur como un proveedor de alimentos muy confiable».
Otero, que ha acompañado e impulsado la transformación del sector agroalimentario durante ocho años en América Latina y el Caribe, ha reconocido en una entrevista con EFE que la agricultura de los países del Mercosur tiene que avanzar en procesos de certificación y de respeto al medio ambiente.
Sin embargo, ha instado a Europa a ver la oportunidad en una «región que es la exportadora de alimentos más grande del mundo».
Hace unos días Bruselas planteó un pacto provisional para poder empezar a aplicar cuanto antes la parte comercial del acuerdo con Mercosur, una entrada en vigor que la Comisión Europea (CE) calcula que permitirá aumentar hasta en un 39% las exportaciones a la región y 50% en el caso de los productos agroalimentarios.
«Quizá África ocupe ese rol dentro de 30 años» (el de proveedor de alimentos), ha reflexionado, si bien ante el convulso escenario internacional la puesta en marcha de este acuerdo «va a ser un mensaje de madurez y de sentido común entre ambas partes», especialmente en el contexto de guerra comercial impulsada desde la vuelta a la Casa Blanca de Donald Trump.
Para Otero, los acuerdos a largo generan «previsibilidad y estabilidad», por lo que está convencido que el texto firmado entre la UE y Mercosur es «positivo» para la dos partes.
Cambio climático e innovación
Del contexto actual, Otero también se ha referido al reto global del cambio climático, en el que la agricultura tiene que ser parte de la «solución», ha insistido.
«Vamos a necesitar de la agricultura para los 10.000 millones de habitantes del planeta en 2050, al tiempo que respetar la biodiversidad, cuidar los recursos naturales, el tema del agua, asuntos que han llegado para quedarse», ha señalado.
A su juicio, la herramienta para abordar este desafío es la innovación, por lo que ve clave contar con los jóvenes y las universidades, que «haya una nueva generación de productores agropecuarios que sean emprendedores».
Y en todo este camino, también estima esencial la colaboración público-privad
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