
Cuenta la tradición del pueblo Waurá (o Wauja) que, hace muchos años, apareció una gran serpiente-canoa. Llamada Kamalu-hái, la entidad traía artefactos cerámicos en su lomo, y fue con ella que los Waurá aprendieron el arte ancestral de la cerámica.

Antes de despedirse de los Waurá, la serpiente-canoa les dejó sus desechos: montículos de arcilla depositados en las orillas del río, para que las piezas pudieran ser producidas por los indígenas. Así, la cerámica Waurá pasó a ser fabricada, convirtiéndose en uno de los elementos de identidad de este pueblo.
Como herencia ancestral, transmitida de generación en generación, estas piezas se hacen de manera artesanal y pueden variar desde pequeños recipientes hasta grandes ollas. Sirven para preparar alimentos y almacenarlos, pero también para ser utilizadas en rituales o como objetos decorativos.
Después de modeladas a mano, las piezas se secan al sol y pasan por decenas de raspados hasta alcanzar el grosor deseado. Luego son lijadas y pulidas hasta que pueden ser cocidas al aire libre. Solo entonces adquieren su característica más reconocida: la pintura de grafismos, realizada con pigmentos naturales.
Para elaborar esta cerámica, los Waurá ─que habitan el Parque Nacional del Xingu, en Mato Grosso─ recolectan el barro en el lecho del río y lo mezclan con una especie de esponja de agua dulce o coral llamada cauxi. Formado en los troncos y raíces de la vegetación, el cauxi se recoge en el fondo de los ríos y es esencial para dar cohesión al barro y evitar grietas en las piezas.
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“Primero recogemos el barro en el río o cerca del río. Los hombres son los que se sumergen para buscarlo”, explicó Yakuwipu Waurá, lideresa indígena, ceramista y profesora Waurá, que vive en la aldea Piyulewene, en el Parque Nacional del Xingu.
“Recogemos el barro y también el cauxi. El barro solo no se forma. Si usamos solo barro, se va a rajar todo. Y para que no se raje, usamos el cauxi, que se encuentra en el pantano del río o en la orilla. El cauxi se reproduce mientras el río está lleno. Se queda allí por unos cuatro o cinco meses brotando. Va creciendo y después muere. Muere solo”, explicó la ceramista.
Riesgo
Custodiado y transmitido desde hace más de mil años, principalmente por mujeres, el conocimiento de la fabricación de la cerámica Waurá ahora está en riesgo. Las sequías prolongadas y las crecidas de río cada vez más cortas e irregulares vienen reduciendo drásticamente la disponibilidad del cauxi.
Además, el proceso artesanal, que implica la recolección del barro, la quema en madera específica (jatobá) y la pintura con grafismos tradicionales, también sufre con los impactos ambientales. Sin estos insumos, no solo peligra la producción, sino también la autonomía económica de las mujeres y la transmisión cultural a las nuevas generaciones.
“Desde 2020 nos hemos dado cuenta de que el cambio climático está afectando [la producción del cauxi]. Como el río ya no se eleva por cinco meses, sino solo tres y luego baja, no hay tiempo suficiente para que el cauxi se reproduzca. Ya no crece más”, dijo Yakuwipu en entrevista con Agência Brasil.
La lideresa contó que las dificultades llevaron a la interrupción de la producción de pequeñas ollas artesanales. Además, fue necesario buscar cauxi en otros lugares, lo que encareció el trabajo.
“En el lugar donde siempre solíamos recogerlo, ahora recién empezó a recuperarse, pero los cauxi allí son muy pequeños e insuficientes para cortar, quemar y hacer la mezcla [con el barro]”, completó.
La semana pasada, ceramistas del pueblo Waurá estuvieron en São Paulo participando en una serie de encuentros, talleres y ruedas de conversación. Aprovecharon también para hacer un llamado de alerta sobre el cambio climático, que no solo viene intensificando eventos extremos como inundaciones y sequías, sino que también está afectando la identidad y la tradición de diversos pueblos.
“Todo esto es muy preocupante. Nos preocupa mucho el avance de la deforestación alrededor del Xingu. Nunca imaginamos que eso afectaría la producción de las pequeñas ollas [las cerámicas Waurá]. Siempre nos preocupamos de que este conocimiento se perdiera con el tiempo, pero nunca pensamos que llegaría el momento en que seríamos afectados por el cambio climático. El pueblo Waurá vive de lo que la naturaleza ofrece. Solo que estamos pagando el precio y las consecuencias del mal que otros hacen a la naturaleza”, advirtió Yakuwipu. “Lamentablemente, ustedes no cuidan [el medio ambiente]. Solo abusan de la naturaleza”, reforzó.
Como la falta de cauxi afecta la producción de las ollas, en consecuencia también trae impactos sobre la identidad y los ingresos de esta población indígena, que comercializa tales cerámicas.
“Estamos amenazados, tanto culturalmente como también en lo económico”, destacó Yakuwipu. “Todas las piezas que producimos están relacionadas con los materiales que nos rodean, como los animales, las aves y los peces. Además, [las cerámicas] son fragmentos de nuestras historias, son memorias. A través de cada pieza contamos sobre nuestro pasado y sobre nuestra cultura también. Cada pintura que hacemos, por medio de esas líneas, nos mantiene conectados al pasado, al presente y al futuro.”
Fuente de esta noticia: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/meio-ambiente/noticia/2025-09/la-crisis-climatica-amenaza-milenaria-tradicion-de-la-ceramica-waura
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