

El insomnio impacta desde el cerebro hasta los riñones y eleva el riesgo de enfermedades graves
La falta de sueño no solo reduce la energía diaria, sino que también puede tener consecuencias profundas en la salud de casi todos los órganos del cuerpo humano. Según especialistas, dormir entre 7 y 9 horas es esencial para la reparación de tejidos, la regulación hormonal y la eliminación de toxinas.
El cerebro es uno de los más afectados, ya que el descanso nocturno consolida la memoria, regula emociones y elimina desechos acumulados. Dormir poco aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y demencia.

El corazón también sufre y durante el sueño se reducen la presión arterial y el ritmo cardiaco, pero el insomnio eleva las probabilidades de hipertensión, arritmias, infartos e insuficiencia cardiaca.
El sistema inmune se debilita, dejando al cuerpo más vulnerable a infecciones y enfermedades autoinmunes. El hígado ve interrumpidos sus procesos de desintoxicación, lo que puede derivar en hígado graso.
Los riñones, encargados de mantener el equilibrio de líquidos, pierden eficacia con la privación de sueño, lo que incrementa el riesgo de presión alta y enfermedades renales.
El sistema endocrino también se altera, ya que se desajustan hormonas como el cortisol, la insulina y las que regulan el apetito, lo que aumenta el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2. Finalmente, el sistema respiratorio puede ver agravados problemas como la apnea del sueño.
Los expertos coinciden en que dormir mal afecta de manera integral al organismo y recomiendan acudir a un especialista cuando el insomnio se vuelve recurrente.
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