

Terminar una relación nunca es fácil. Más aún cuando quedan recuerdos, costumbres y un lazo emocional profundo. Sin embargo, superar a un ex no significa olvidar de golpe, sino aprender a soltar con conciencia, sanar las heridas y recuperar tu vida.
Aceptar la ruptura como realidad.
La primera clave es aceptar que terminó. No alimentar ilusiones de que todo volverá a ser como antes. La aceptación duele, pero es el punto de partida para la liberación.
Pregúntate: ¿Realmente quiero volver al mismo dolor que me trajo aquí?
- Aplicar el contacto cero: Cortar comunicación evita recaídas emocionales. Cada mensaje o llamada puede abrir la herida de nuevo. El contacto cero es el escudo que protege tu proceso de sanación.
- Permitir sentir y llorar: No reprimas tus emociones. El llanto y la tristeza son parte del duelo. Permítete extrañar, pero sin quedarte atrapado allí. El dolor compartido con amigos o en terapia sana más rápido que el dolor en silencio.
- Reconectar contigo mismo: Después de una ruptura, suele quedar un vacío. Llénalo con tu propio amor:
. Retoma pasiones olvidadas.
. Invierte tiempo en tu salud física.
. Descubre nuevos hobbies.
. Viaja, aunque sea dentro de tu ciudad.
Recuerda que el amor propio es el mejor antídoto contra la dependencia emocional.
- Reestructurar la narrativa mental: Es común idealizar a la expareja, recordando solo lo positivo. Reestructura tu narrativa:
. Reconoce también los momentos de dolor y las razones de la ruptura.
. Escribe una carta de despedida (que no necesitas enviar).
. Transforma el “perdí” en “aprendí”.
- Rodéate de apoyo: No luches solo. Familia, amigos y grupos de apoyo son pilares en este camino. Conversar con personas que te escuchan te devuelve perspectiva.
- Abrir espacio al futuro: Superar no significa olvidar, significa estar en paz con lo vivido. Solo así podrás abrirte a nuevas relaciones más sanas y conscientes.
No te apresures a buscar a alguien más; primero reconstruye tu propio corazón. Superar a un ex es un viaje de autodescubrimiento. No es borrar la historia, sino darle un nuevo lugar en tu vida: el de una experiencia que te formó, pero que ya no define tu presente.
El amor que perdiste no es más grande que el amor que aún puedes dar y recibir, empezando por el que te debes a ti mismo.
«Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio»2 Timoteo 1:7 El Salmo 139:14 en la versión (Reina-Valera 1960).
Si necesitas apoyo psicológico especializado virtual individual o terapia de pareja, comunícate conmigo.
Dra. Elizabeth Rondón.
Tlf. +583165270022
Correo electrónico: Elizabethrondon1711@gmail.com
