

Imagen Cancillería de Colombia
En su segunda jornada, la XV Cumbre del Foro Mundial de Migración y Desarrollo transformó a Riohacha, capital de La Guajira, en un epicentro del debate internacional sobre movilidad humana. Allí, voces de gobiernos, organismos multilaterales, sociedad civil y comunidades migrantes confluyeron para abordar los grandes desafíos de nuestro tiempo: la migración de mujeres y niños, la gobernanza con enfoque de género, la protección de personas LGBTIQ+, los efectos del cambio climático y la urgencia de despolarizar narrativas con base en datos científicos.
La agenda fue intensa: 12 eventos paralelos, cuatro mesas redondas, cuatro diálogos y tres paneles de expertos. En cada espacio se cruzaron testimonios y políticas, con la intención de construir rutas de integración más humanas y sostenibles. Desde la experiencia de mujeres migrantes en tránsito, expuestas a violencia y cargas desproporcionadas de cuidado, hasta la situación de quienes se ven obligados a huir por su identidad sexual o de género, la Cumbre puso rostro y nombre a una realidad que atraviesa fronteras y desafía sistemas políticos, económicos y sociales.
El viceministro de Asuntos Multilaterales de Colombia, Mauricio Jaramillo Jassir, sostuvo encuentros clave con el representante en Colombia de ACNUR, Matthew Brook, y la directora de Unicef en el país, Tanya Louise Chapuisat, reforzando alianzas estratégicas en favor de niños y jóvenes en movilidad. Jaramillo, acompañado de la viceministra de Relaciones Exteriores (e), Olga Lucía Arenas, también se reunió con el viceministro de Exteriores de Cuba, Elio Rodríguez Perdomo, con quien se pactó avanzar en mesas técnicas preparatorias para la V Ronda de Conversaciones Migratorias, prevista para octubre en La Habana.
La migración venezolana en América Latina ocupó un lugar destacado en el debate, recordando que a finales de 2024 más de 123 millones de personas en el mundo habían sido desplazadas forzosamente. Experiencias locales, como la de comunidades venezolanas en Barranquilla, se presentaron como modelos de resiliencia y de búsqueda de soluciones compartidas. Al mismo tiempo, el informe del Club de Madrid recordó con contundencia que la migración, lejos de ser una amenaza, es un motor de desarrollo económico y social cuando se sustenta en datos reales y políticas responsables.

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El cambio climático también se instaló en la agenda como un detonante silencioso de movilidad. La discusión sobre migrantes climáticos, movilidad laboral y transición verde puso en evidencia que el futuro del planeta y de las comunidades desplazadas no puede discutirse por separado, sino como un todo que exige cooperación internacional y acción inmediata.
Con un total de 23 eventos realizados en la Biblioteca Héctor Salah Zuleta, la Cumbre confirmó que la migración no es un tema aislado, sino el reflejo de una humanidad en movimiento que interpela a la política, la economía y la ética global. Riohacha se erigió así, por un día más, como escenario de un diálogo que continuará hasta el próximo 5 de septiembre, donde el reto no será solo analizar cifras, sino garantizar que detrás de cada número haya vidas con futuro y derechos restituidos.
carloscastaneda@prensamercosur.org
