

El presidente Gustavo Petro volvió a colocarse en el centro del debate internacional tras responder con firmeza a las declaraciones del congresista estadounidense Carlos Giménez, quien lo acusó de haber “firmado su propia sentencia” al afirmar que el denominado Cartel de los Soles “no existe”. La reacción del mandatario colombiano fue directa y sin ambigüedades: “Estoy dispuesto a ir a la cárcel por decir la verdad”.
El intercambio, ocurrido en la red X, expone la tensión entre Bogotá y ciertos sectores de Washington en torno a la lucha contra el narcotráfico y el papel de Venezuela en esa dinámica. Giménez, republicano y miembro de la Cámara de Representantes, calificó de “gravísima” la declaración de Petro y advirtió que el Congreso estadounidense no lo tomará a la ligera. El mandatario colombiano respondió recordándole que ningún legislador extranjero tiene derecho a sentenciar a un presidente elegido democráticamente en América Latina: “Pudieron sentenciar a Pinochet, pero resultó su aliado”.
La polémica gira en torno al Cartel de los Soles, una organización que Estados Unidos vincula con el Gobierno venezolano y que ha catalogado como terrorista. Petro, sin embargo, rechaza esa versión y sostiene que el verdadero poder del narcotráfico lo ejerce lo que él denomina la “Junta del Narcotráfico”, un entramado criminal compuesto por el Clan del Golfo y las principales disidencias de las FARC -el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia-, cuyos jefes, según aseguró, operan desde Europa y Oriente Medio.
El contexto es aún más delicado: Washington acusa a Nicolás Maduro de narcotráfico y terrorismo, y el pasado 7 de agosto la fiscal general Pam Bondi ofreció una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a su captura. Paralelamente, Estados Unidos desplegó en el Caribe tres buques con 4.000 soldados bajo el argumento de reforzar la lucha antidrogas, una medida que Caracas interpretó como una amenaza directa a la estabilidad regional.
Petro, lejos de escalar la confrontación, insistió en que la salida no está en la imposición sino en la cooperación. Propuso que Venezuela y Estados Unidos coordinen acciones conjuntas con Colombia contra la llamada “Junta del Narcotráfico”, y subrayó que el problema político del país vecino solo lo resolverán los propios venezolanos: “Hablando, con más democracia y con un horizonte de descarbonización que debe ser el propósito común”.
La réplica de Petro, contundente y cargada de simbolismo, marca un nuevo capítulo en la relación de América Latina con Washington, y refleja un pulso que va más allá de las palabras: el de una región que busca afirmar su soberanía frente a las narrativas impuestas desde el poder global.
