
Petro promete cárcel para los corruptos, pero el rastro de Sarabia apunta en otra dirección

Polémica excanciller Laura Sarabia, nuevamente en el ojo del huracán
En medio de la creciente polémica por la presunta protección diplomática brindada al prófugo Carlos Ramón González, el presidente Gustavo Petro alzó la voz con firmeza: “Yo no protejo amigotes que se roban la plata. Siempre he pedido que vayan a la cárcel. Y le pido a mis amigos que ni se les ocurra, porque no van a tener amigo para defenderse”.
Con esas palabras, el mandatario intentó cortar de raíz cualquier insinuación de encubrimiento dentro de su gobierno. Sin embargo, la tormenta política no cesa, y uno de los nombres que vuelve a emerger en medio del escándalo es el de Laura Sarabia, exdirectora del DAPRE y excanciller, cuya trayectoria ha estado marcada por episodios controvertidos y señalamientos mediáticos.
Sarabia, según la denuncia presentada por el exministro Wilson Ruiz ante la Corte Suprema, habría jugado un papel clave desde la Cancillería para facilitar, junto al exembajador León Fredy Muñoz, la permanencia de González en Nicaragua bajo una suerte de escudo diplomático. Ruiz habla de una “operación montada desde el Gobierno” para proteger a un hombre con orden de captura vigente por el mayor escándalo de corrupción en el actual periodo presidencial.
El nombre de Sarabia se ha vuelto recurrente cada vez que estalla una crisis en la Casa de Nariño. Desde las polémicas escuchas ilegales hasta los más recientes manejos diplomáticos, la funcionaria -que fue una de las más cercanas al presidente- parece estar siempre cerca del epicentro.
Mientras Petro insiste en que su gobierno no tolera la corrupción, la pregunta que resuena es otra: ¿por qué figuras como Laura Sarabia siguen apareciendo en el corazón de las tormentas políticas?
