

El planeta azul hace honor a su nombre: cerca del 70% de la superficie terrestre está cubierta por agua, y los océanos reúnen el 99% del espacio habitable del mundo. Aun así, apenas se ha explorado alrededor del 5% del océano, lo que deja abierta una ventana gigantesca a nuevas especies y procesos que todavía desconocemos.
Se han descrito más de 230.000 especies marinas (y estimaciones que superan ampliamente el millón), lo que confirma que la mayor parte de la vida en la Tierra es acuática. Conocer esta diversidad no es solo fascinante: es clave para protegerla, pues de la salud de mares y ríos depende el clima, la economía y nuestro propio bienestar.
La vida en el agua: magnitud, funciones y por qué importa
El océano regula el clima, moviliza nutrientes mediante corrientes y aloja una biodiversidad extraordinaria que sustenta cadenas tróficas globales. Su masa hídrica ronda 1,3×10^9 km³ y concentra el 97,5% del agua del planeta (con una salinidad media del 3,5%).
Los microorganismos representan aproximadamente el 70% de la biomasa marina y lideran procesos vitales como la fotosíntesis oceánica, el ciclo del carbono, nitrógeno y fósforo. La actividad viral marina —en su mayoría bacteriófagos— recicla carbono al romper bacterias y favorecer nuevas floraciones de algas.
Desde praderas de fanerógamas marinas hasta bosques de algas, la vegetación acuática crea refugios y zonas de cría para invertebrados y peces. Especies como Posidonia oceanica estabilizan sedimentos y aumentan la transparencia del agua, con impacto directo en la biodiversidad costera.

Esponjas marinas
La vida microscópica en aguas profundas, hidrotermales o bajo el hielo antártico revela adaptaciones extremas (barófilos a más de 10.000 m, microbios a 122 °C), mientras que en superficie el neuston aprovecha la película del agua para vivir y desplazarse.
Datos curiosos irresistibles de los animales acuáticos
Las medusas existen desde hace 650 millones de años, mucho antes que dinosaurios y tiburones. Su historia evolutiva las convierte en auténticas veteranas del mar.
Las esponjas marinas se reconocieron como animales en 1825 y, aunque carecen de órganos, nervios o cerebro, mantienen un sistema de filtración tan eficaz que sostiene su vida en aguas de todo el mundo.
La anguila eléctrica es capaz de generar descargas suficientes como para encender varias bombillas (nota: es una especie de agua dulce, pero ilustra la bioelectricidad espectacular de animales acuáticos).
Los delfines duermen con medio cerebro activo y un ojo abierto para no perder de vista depredadores y mantener la orientación.

El pulpo tiene tres corazones y su sangre es azul por la hemocianina, un pigmento basado en cobre que mejora el transporte de oxígeno en aguas frías.
Las ostras pueden cambiar de sexo a lo largo de su vida, estrategia que mejora el éxito reproductivo según el contexto.
El corazón del camarón está en la cabeza, una peculiaridad anatómica que siempre sorprende.
Las tortugas están presentes en todos los continentes salvo en la Antártida, y varias especies marinas migran miles de kilómetros entre zonas de alimentación y nidificación.
El pez vela es el velocista del mar, con picos de más de 100 km/h en trayectos cortos.
Los peces marinos también pueden tener sed: por ósmosis, deben beber y expulsar el exceso de sales para mantener el equilibrio interno.
Gigantes del océano: ballenas y otros colosos
La lengua de una ballena azul puede pesar tanto como un elefante adulto, y sus llamadas alcanzan cerca de 188 dB, de los sonidos animales más potentes registrados.
La ballena azul es el animal más grande que ha existido, con hasta 30 m de longitud y 180 toneladas. Aun así, se alimenta de minúsculo kril en enormes cantidades.
Los grandes cetáceos pueden dormir mientras nadan lentamente, un comportamiento que reduce riesgos en mar abierto.
El tiburón ballena es el pez más grande, rozando los 12 m y 12 toneladas; conviene recordar que las ballenas son mamíferos, no peces.
Singularidades que asombran: adaptaciones únicas
En los caballitos de mar es el macho quien gesta y “pare” las crías, un caso excepcional de roles reproductivos invertidos.
El pez loro produce buena parte de la arena fina de islas coralinas, triturando coral y expulsándolo como sedimento, pieza clave para playas paradisíacas.
La morena abre y cierra la boca para respirar, no para amenazar; su aspecto engaña, pero esa “mueca” es ventilación.
La anguila de cinta cambia de color y de sexo a lo largo de su vida: negra al principio (macho juvenil), azul de adulto y amarilla cuando se convierte en hembra.
Algunos nudibranquios “aprovechan” la luz del sol gracias al robo de cloroplastos o simbiontes fotosintéticos, estrategia conocida como cleptoplastia.
El pez rana carece de dientes y traga a sus presas enteras; muchos usan un apéndice cefálico como señuelo para atraer víctimas.
El pez cofre luce una armadura en forma de caja ósea con orificios para ojos, boca y aletas, un diseño compacto y resistente.
Los cangrejos “mastican” con dientes en el estómago, una especie de molinillo interno llamado molleja gástrica.
El tiburón zorro utiliza su cola alargada como látigo para aturdir bancos de peces antes de devorarlos.

Qué consideramos un animal acuático
Son aquellos que pasan toda su vida o una parte significativa de su ciclo dentro del agua, dulce o salada. Pueden respirar oxígeno disuelto (branquias, piel) o del aire (pulmones), según el grupo y la adaptación.
La variedad es tan grande que todavía no se ha descrito por completo, pero, como en tierra, se agrupan en vertebrados e invertebrados, atendiendo a su anatomía y plan corporal.
Tipos de animales acuáticos: vertebrados e invertebrados
Vertebrados
Incluyen peces, reptiles, mamíferos y aves, con columna vertebral y, en la mayoría, esqueleto bien desarrollado.
- Peces: con respiración branquial.
- Agnatos: sin mandíbulas, como las lampreas.
- Condroictios: esqueleto cartilaginoso, como tiburones y rayas.
- Osteíctios: esqueleto óseo, como el atún.
- Reptiles: pulmones, piel escamosa y reproducción ovípara u ovovivípara (tortugas marinas, serpientes marinas, iguana marina, cocodrilos).
- Mamíferos: pulmones, crían con leche y grupos como cetáceos (ballenas, belugas, delfines), pinnípedos (focas, morsas, elefantes marinos) y sirenios (manatíes, dugongos). Algunos terrestres semiacuáticos como el hipopótamo usan el agua como refugio y termorregulación.
- Aves: plumaje adaptado, buen aislamiento y alimentación marina o dulciacuícola (pingüinos, pelícanos, gaviotas, garzas).

Invertebrados
Carecen de esqueleto interno óseo y forman linajes muy diversos, desde formas sésiles a nadadoras activas.
- Artrópodos: crustáceos con caparazón y branquias (cangrejos, camarones).
- Moluscos: con o sin concha (mejillones, almejas, pulpos, calamares).
- Equinodermos: esqueleto interno calcáreo y simetría radial (estrellas, erizos, ofiuras).
- Gusanos: anélidos, nematodos y platelmintos, muchos sedimentívoros o parásitos.
- Poríferos: esponjas filtradoras sin tejidos verdaderos.
- Cnidarios: medusas, corales, anémonas e hidras, con células urticantes.
Características clave de la vida acuática
Respiración: por branquias (tiburones, rayas), piel (estrellas y erizos en intercambio gaseoso) o pulmones (delfines, ballenas, tortugas).
Hábitat: aguas saladas (mares y océanos) o dulces (ríos, lagos, lagunas), con adaptaciones osmóticas específicas.
Alimentación: en el mar, muchos consumen fitoplancton; en ríos y lagos hay predadores, omnívoros y frugívoros de orilla, con dietas según disponibilidad local.
Reproducción: sexual (ovíparos, ovovivíparos, vivíparos) y asexual (por ejemplo, fecundación externa en estrellas de mar), con estrategias sorprendentes.
Temperatura corporal: desde ectotermos con conductas de termorregulación hasta especies con aislamiento especializado (grasa, plumaje, escamas).
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/animales-que-nadan/
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