

CUANDO LA MÚSICA DEJA DE SER SOLO DIVERSIÓN.
La música es, sin duda, una de las herramientas más poderosas para el desarrollo integral de los niños. Numerosos estudios han demostrado sus beneficios en áreas como la cognición, la inteligencia emocional, la creatividad y la socialización. Sin embargo, no toda música es igual. En los últimos años, ha crecido la preocupación entre padres, educadores y neuropsicólogos sobre los efectos nocivos de ciertos géneros musicales, especialmente el reguetón con contenido explícito, en la formación cerebral y emocional de los menores.
¿Qué es lo preocupante del reguetón?
No se trata de demonizar un ritmo musical por sí mismo, sino de analizar los contenidos que predominan en muchas de sus letras comerciales: violencia, sexualización temprana, cosificación del cuerpo, consumo de sustancias y conductas desafiantes hacia la autoridad. Cuando los niños están expuestos de forma constante a este tipo de mensajes, especialmente sin supervisión adulta, el riesgo no está en el beat, sino en lo que se les está enseñando de forma subliminal.
Efectos negativos potenciales del reguetón en la infancia.
- Ruido excesivo y sobreestimulación sensorial.
Gran parte del reguetón comercial se produce con bajos potentes, repeticiones hipnóticas y volúmenes elevados. Esta estimulación sonora excesiva puede:
- Dañar las células ciliadas del oído, provocando pérdida auditiva.
- Generar estrés sensorial y fatiga cerebral.
- Dificultar la concentración y la atención sostenida.
- Normalización del contenido explícito.
Muchas letras contienen mensajes que promueven:
- Conductas sexuales inapropiadas para la edad.
- Desigualdad de género y violencia simbólica.
- Lenguaje vulgar y despectivo como forma de interacción cotidiana.
Estas exposiciones repetidas pueden moldear la forma en que los niños conciben las relaciones, el cuerpo y su entorno social, afectando su desarrollo emocional y ético.
- Alteración del comportamiento
Estudios en psicología del desarrollo advierten que la exposición constante a contenidos agresivos o sexualizados puede estar asociada con:
- Conductas disruptivas en la escuela.
- Mayor riesgo de imitación de comportamientos violentos.
- Desarrollo de actitudes machistas o discriminatorias.
Recomendaciones para padres y educadores.
- Supervisar el contenido musical que escuchan los niños. No se trata de prohibir, sino de acompañar y explicar.
- Fomentar géneros musicales variados, con mensajes positivos, letras educativas o emocionalmente enriquecedoras.
- Invitar a los niños a participar activamente en la música: cantar, tocar instrumentos, bailar de forma saludable.
- Utilizar la música como medio educativo y terapéutico, no solo como entretenimiento pasivo.
- Crear ambientes sonoros armónicos en casa, donde la música sea aliada del bienestar, no un distractor vacío.
La música no es neutral: Moldea pensamientos, emociones y comportamientos. En el caso del reguetón comercial con contenido explícito, sus efectos en el cerebro infantil pueden ser perjudiciales si no hay una mediación consciente. Educar en la música no es solo enseñar a tocar un instrumento, sino enseñar a elegir con criterio lo que entra al alma a través de los oídos.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8 (RVR1960)
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Dra. Elizabeth Rondón.
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