
FORMAS DE DAÑO QUE NO DEJAN MORETONES.
Cuando se habla de maltrato infantil, la imagen más común es la de un niño que sufre agresiones físicas. Sin embargo, existen formas de violencia que no dejan huellas visibles, pero sí profundas cicatrices emocionales, psicológicas y sociales. Reconocer estas formas de maltrato es fundamental para prevenirlas y proteger el bienestar integral de los niños.
- Maltrato emocional o psicológico.
Consiste en conductas repetitivas que humillan, rechazan, ridiculizan o menosprecian al niño.
Ejemplos:
- Insultos y burlas constantes.
- Ignorar sus logros o minimizar sus sentimientos.
- Compararlo de forma negativa con otros niños.
- Amenazarlo con abandono o castigos exagerados.
Consecuencias:
Baja autoestima, ansiedad, depresión, dificultad para confiar en otros y problemas de regulación emocional.
- Negligencia o abandono.
Es la falta de atención a las necesidades básicas del niño, no por falta de recursos sino por descuido, indiferencia o negligencia consciente.
Ejemplos:
- No brindarle alimentación adecuada.
- Descuidar su higiene y salud.
- No llevarlo a la escuela o no atender sus necesidades educativas.
- Dejarlo solo sin supervisión.
Consecuencias:
Desnutrición, retraso en el desarrollo, problemas de aprendizaje, inseguridad y sensación de desprotección.
- Manipulación afectiva.
Ocurre cuando el adulto utiliza el cariño, la aprobación o el contacto emocional como herramienta de control.
Ejemplos:
- Retirar el afecto como castigo.
- Hacer sentir culpable al niño por expresar sus emociones.
- Condicionar el amor a determinadas conductas.
Consecuencias:
Inseguridad emocional, dependencia afectiva, dificultad para expresar sentimientos y miedo al rechazo.
- Sobre exigencia y presión excesiva.
Aunque el estímulo es necesario para el desarrollo, exigir por encima de las capacidades del niño puede ser dañino.
Ejemplos:
- Imponer metas académicas o deportivas inalcanzables.
- No permitir el error o el descanso.
- Castigar el bajo rendimiento sin valorar el esfuerzo.
Consecuencias:
Estrés crónico, perfeccionismo extremo, ansiedad y sensación de nunca ser suficiente.
- Exposición a violencia doméstica.
Presenciar discusiones violentas, gritos, insultos o agresiones entre adultos es una forma de maltrato indirecto.
Ejemplos:
- Testigos de peleas físicas o verbales.
- Escuchar amenazas o insultos recurrentes.
- Vivir en un ambiente de miedo e inseguridad.
Consecuencias:
Trastornos del sueño, problemas de conducta, dificultad para relacionarse de forma sana y riesgo de reproducir patrones violentos.
- Aislamiento social.
Restringir injustificadamente el contacto del niño con amigos, familiares o actividades recreativas.
Ejemplos:
- Prohibirle jugar con otros niños.
- No permitirle participar en actividades escolares o comunitarias.
- Mantenerlo encerrado la mayor parte del tiempo.
Consecuencias:
Dificultades de socialización, soledad, baja autoestima y retraso en habilidades comunicativas.
El maltrato infantil no siempre deja marcas visibles, pero sus efectos pueden perdurar toda la vida. Padres, cuidadores, docentes y la sociedad en general tienen la responsabilidad de ofrecer entornos seguros, afectivos y estimulantes.
Prevenir el maltrato es más que evitar golpes: es proteger la dignidad, el respeto y el derecho de cada niño a crecer amado, escuchado y valorado.
“El verdadero cuidado de un niño no solo se mide por lo que se evita, sino por lo que se le brinda para crecer sano, feliz y seguro.” Eli.
“Y cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino y que se le hundiese en lo profundo del mar.” Mateo 18:6 (RVR1960)
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Dra. Elizabeth Rondón.
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