

El mural sobre el VIH en Cali fue pintado por el artista caleño @hermuz_art. se estrenó cerca de la Panadería de la Quinta con Quinta, con el objetivo de generar conciencia sobre el VIH y promover un mensaje importante en las calles de la ciudad.
A pesar de los avances científicos y médicos en la lucha contra el VIH, el estigma sigue siendo una de las barreras más dañinas para quienes viven con el virus. Mientras que los medicamentos antirretrovirales han transformado el diagnóstico de VIH en una condición crónica controlable, el rechazo, la discriminación y los prejuicios sociales continúan afectando profundamente la calidad de vida de las personas seropositivas. Este artículo analiza las causas del estigma, sus consecuencias, cómo afecta a quienes viven con VIH y qué caminos existen para superar esta forma de violencia silenciosa.
¿Qué es el estigma del VIH?
El estigma del VIH se refiere a los juicios negativos, actitudes discriminatorias y estereotipos que recaen sobre las personas que viven con el virus, simplemente por su diagnóstico. Este estigma puede manifestarse en entornos familiares, laborales, educativos, religiosos e incluso en servicios de salud, y se basa en el miedo, la ignorancia y la moralización de la sexualidad y las formas de transmisión.
Causas del estigma.
- Desinformación: Muchas personas aún creen falsamente que el VIH se transmite por contacto casual, besos o compartir utensilios, lo que genera miedo infundado.
- Asociación con conductas “inmorales”: El virus ha sido injustamente vinculado a prácticas como la homosexualidad, el trabajo sexual o el consumo de drogas, lo que refuerza los prejuicios morales.
- Historial histórico de la epidemia: En los años 80 y 90, el VIH fue considerado una “sentencia de muerte” y se relacionó con la marginalidad, generando un imaginario colectivo negativo difícil de erradicar.
- Religión y cultura: Algunas creencias religiosas o valores culturales conservadores perpetúan la idea de que el VIH es un castigo divino por “malas conductas”.
Consecuencias del estigma.
El estigma no solo afecta la autoestima y la salud mental de las personas con VIH, sino que también tiene consecuencias reales y devastadoras:
- Aislamiento social: Quienes viven con el virus pueden ser rechazados por familiares, amigos o parejas, generando soledad profunda.
- Discriminación laboral o educativa: Muchas personas han perdido empleos, han sido rechazadas en entrevistas o excluidas de oportunidades por su diagnóstico.
- Retraimiento del sistema de salud: Por temor al juicio, algunas personas evitan hacerse la prueba o seguir su tratamiento, lo que afecta su salud y aumenta el riesgo de transmisión.
- Deterioro emocional: El estigma puede desencadenar ansiedad, depresión, sentimientos de culpa, vergüenza y, en casos extremos, ideación suicida.
¿Cómo afecta a las personas que viven con VIH?
Vivir con VIH no solo implica gestionar un tratamiento médico, sino también enfrentar diariamente una batalla contra la mirada social. Muchas personas seropositivas optan por ocultar su diagnóstico, lo que genera una carga emocional intensa. Además, se ven forzadas a demostrar constantemente que son “responsables” o “normales”, como si necesitaran justificar su derecho a vivir con dignidad.
Este estrés constante tiene un impacto directo en su bienestar físico y emocional. El miedo a ser descubiertos o rechazados puede impedir relaciones afectivas estables, participación social y acceso pleno a derechos fundamentales.
Caminos para superar la estigmatización:
Superar el estigma del VIH requiere un trabajo colectivo e individual:
- Educación y sensibilización
La información es la herramienta más poderosa para desmitificar el VIH. Campañas educativas, charlas en escuelas y espacios comunitarios pueden desmontar los mitos y fomentar una mirada compasiva y científica.
- Lenguaje inclusivo y no discriminatorio Evitar expresiones como “víctima del SIDA” o “contagiado” y preferir términos como “persona que vive con VIH” contribuye a humanizar y respetar.
- Visibilización positiva: Promover el testimonio de personas con VIH que viven con dignidad, amor y salud ayuda a cambiar la narrativa dominante. La visibilidad consciente es una forma de resistencia.
- Apoyo psicológico y comunitario: Los grupos de apoyo, redes de acompañamiento y terapias individuales pueden ayudar a las personas con VIH a procesar emocionalmente el estigma y a recuperar su autoestima.
- Políticas públicas y leyes antidiscriminatorias: Es fundamental contar con marcos legales que protejan los derechos de las personas con VIH en todos los espacios y sancionen actos de discriminación.
El VIH no mata. El estigma sí. Porque el estigma aísla, enferma, deprime y empuja al silencio. Romper el estigma es una responsabilidad compartida: de la sociedad, de los medios de comunicación, de las instituciones educativas, de las familias y de cada uno de nosotros. Solo así lograremos que las personas que viven con VIH puedan también vivir con orgullo, con amor y con plena humanidad.
«Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» 1 Juan 4:20
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