

¿Te has preguntado alguna vez cómo se comunican los animales? Más allá de lo que podemos escuchar a nuestro alrededor, la comunicación en el reino animal es fascinante por su diversidad y complejidad. Desde rugidos profundos hasta gritos agudos, pasando por chasquidos e imitaciones, los animales emplean un repertorio de sonidos impresionante para transmitir información, advertencias, emociones e incluso engañar a quienes les rodean.
En este artículo vamos a sumergirnos en el mundo de los sonidos animales, descubriendo tanto los mecanismos que los producen como sus sorprendentes funciones. Analizaremos ejemplos curiosos, casos de imitación vocal, señales acústicas especializadas, y el modo en que especies tan distintas como los drongos, los cachalotes o incluso los humanos hacemos uso del sonido para sobrevivir, colaborar o dominar nuestro entorno. Prepara el oído porque lo que vas a conocer cambiará para siempre la forma en la que percibes la comunicación animal.
¿Por qué los animales se comunican? Funciones esenciales de la comunicación animal
La comunicación es un rasgo universal en el mundo animal. Todos los animales, desde el más pequeño insecto hasta los mamíferos más grandes, necesitan intercambiar información para sobrevivir y reproducirse. Esta transmisión puede ser intencionada o incluso inconsciente, pero siempre persigue provocar una respuesta en el receptor.
Hay muchos motivos por los que los animales se comunican. Algunos buscan advertir de un peligro, otros llamar la atención de una pareja o marcar su territorio. Para otros, la comunicación es un medio para organizarse, colaborar o incluso engañar a quienes les rodean. Los mecanismos y estructuras usados para conseguirlo varían enormemente de una especie a otra, y según el medio en el que viven (tierra, agua o aire).
En animales sociales, la coordinación dentro del grupo es imposible sin comunicación. Por ejemplo, las suricatas o los elefantes utilizan diversas señales acústicas para alertar sobre depredadores y organizarse. Otras especies, como las aves o los cetáceos, han desarrollado sistemas tan sofisticados de vocalización que pueden considerarse, en parte, una forma de lenguaje.
El espectro sonoro: tipos de sonidos animales y su función
La gama de sonidos que producen los animales es asombrosamente amplia. Desde infrasonidos que escapan al oído humano hasta ultrasonidos inaudibles para nosotros, los animales aprovechan todo el espectro acústico para comunicarse.
Los sonidos animales pueden clasificarse en categorías principales según su función:
- Alarma: Señales que advierten de peligros inminentes, como la presencia de depredadores.
- Defensa: Sonidos destinados a ahuyentar enemigos o alertar a los intrusos.
- Territoriales: Vocalizaciones que delimitan el espacio propio, a menudo asociadas al cortejo y competencia entre machos.
- Sexuales: Llamadas específicas para atraer pareja y facilitar la reproducción.
- Agregación y señalización: Ruidos que reúnen individuos en torno a fuentes de alimento, refugio o cooperación social.
La complejidad de estos sonidos no solo reside en su variedad, sino en la especialización de los órganos que los emiten y reciben. Por ejemplo, los insectos como los grillos producen estridulación frotando partes de su cuerpo, mientras que mamíferos como el ser humano o el elefante disponen de órganos vocales especializados capaces de generar matices acústicos muy sofisticados.
Órganos y mecanismos para la emisión y recepción de sonidos
La evolución ha dado lugar a una enorme diversidad de adaptaciones para la comunicación acústica. En animales simples, la mera fricción de partes corporales sirve para emitir señales válidas, pero en grupos avanzados los órganos productores de sonido se han sofisticado enormemente.
Entre los mecanismos más interesantes encontramos:
- Estridulación: Frotamiento de estructuras rígidas (como alas o patas) muy común en insectos.
- Golpeteo: Uso de partes del cuerpo contra el suelo o el agua, visible en elefantes que envían señales a grandes distancias.
- Órganos vocales especializados: como la laringe humana, capaz de producir una amplia gama de sonidos con diferentes inflexiones y matices.
- Membranas vibrantes: Como el tímpano de los saltamontes o mecanismos adaptados para percibir vibraciones en el suelo.
Para recibir estos sonidos, los animales también han desarrollado órganos sensoriales únicos. Desde sencillos mecanorreceptores cutáneos en invertebrados, hasta el sofisticado oído de los mamíferos, capaces de captar frecuencias muy variables y distinguir matices mínimos. Esta evolución paralela entre emisor y receptor es clave para entender la riqueza de las interacciones acústicas en la naturaleza.
Vocalizaciones y aprendizaje: el arte de imitar y aprender sonidos

Drongos
Uno de los aspectos más sorprendentes de la comunicación animal es la habilidad de algunas especies para aprender e imitar vocalizaciones ajenas. No solo se comunican con sus congéneres, sino que en algunos casos llegan a reproducir sonidos de otras especies, abriendo la puerta al engaño y la manipulación.
El caso de los drongos de cola ahorquillada es especialmente revelador. Estas aves africanas no solo producen sus propios avisos de alarma, sino que son capaces de copiar con precisión las señales de alarma de otras especies como las suricatas o pájaros vecinos. Usan esta capacidad para engañar y robar comida: cuando imitan la llamada de alerta de otra especie, los animales cercanos huyen pensando que hay peligro y los drongos aprovechan el momento para alimentarse.
Esta táctica requiere un aprendizaje selectivo. Los drongos no imitan cualquier sonido al azar, sino que eligen aquellos que resultan más útiles y únicamente de especies con las que conviven a menudo. Esta selección sugiere cierto componente cognitivo avanzado, mucho más allá de la simple repetición. La estrategia de engaño vocal es tan efectiva que, cuando una vocalización se repite en exceso, las víctimas aprenden a distinguir el engaño, por ello los drongos cambian y actualizan su repertorio constantemente.
No es la única especie capaz de tales artimañas: el cuco, por ejemplo, utiliza el mimetismo vocal para que sus crías en nidos ajenos imiten los reclamos de las crías de la especie hospedadora, garantizando así ser alimentadas sin levantar sospechas.
Cleptoparasitismo y engaño vocal: el caso único de los drongos
El comportamiento de los drongos ha fascinado a los científicos porque representa una de las formas más refinadas de manipulación acústica interespecífica. Siguiendo a las suricatas o pájaros que buscan alimento, esperan el momento oportuno para imitar la alarma y así quedarse con la comida abandonada.
Estudios recientes han descubierto la gran flexibilidad cognitiva de los drongos, que no solo pueden aprender nuevas vocalizaciones con rapidez, sino que ajustan su estrategia dependiendo del éxito que tengan los engaños. Esto plantea dudas sobre si existe una “intencionalidad” consciente detrás del engaño o si, simplemente, se trata de un resultado del aprendizaje reforzado.
Como destacó el biólogo Thomas Flower, “los drongos saben imitar a las especies que persiguen, y gracias a ello pueden mantener su eficacia como parásitos de engaño durante años, lo que demuestra que los límites de aprendizaje animal pueden ser mucho más amplios de lo que creíamos”.
La comunicación animal en el medio acuático: cetáceos y la revolución del lenguaje

Cachalote
Si en tierra el repertorio es rico, en el agua la comunicación animal alcanza cotas de extraordinaria complejidad. Los cetáceos —ballenas, delfines y cachalotes— están considerados como algunos de los comunicadores más avanzados del mundo animal. Sus sistemas sociales requieren intercambios acústicos precisos y adaptados a un medio donde la transmisión de sonidos es mucho más eficiente que en el aire.
El estudio reciente del MIT sobre los cachalotes ha revelado la presencia de un auténtico “alfabeto fonético” basado en patrones de chasquidos o codas. Los cachalotes emplean al menos 18 tipos diferentes de codas, que combinan en secuencias extremadamente flexibles. Ajustan la duración, el ritmo y la ornamentación de los chasquidos según el contexto, llegando a disponer de más de 150 patrones distintos reconocibles.
Lo llamativo es que cada individuo puede modificar sus chasquidos para transmitir información única, algo que solo se había documentado en los lenguajes humanos. Los investigadores, mediante inteligencia artificial, están empezando a descifrar el significado subyacente de estas conversaciones, que parecen ir más allá del simple aviso o localización: podrían transmitir órdenes, emociones e incluso insultos según la situación.
Los rugidos y gritos: una evolución del sonido extremo
Cuando se trata de transmitir mensajes inmediatos y potentes, nada es más efectivo que un grito o un rugido. Muchos animales utilizan estos sonidos no solo para asustar o intimidar, sino como llamada de ayuda, señal de advertencia o incluso para reclutar compañeros en situaciones de peligro.
Por ejemplo, los rugidos de los leones marinos marcan el territorio e intimidan a rivales, mientras que los ciervos berrean en la época de celo para atraer hembras y competir con otros machos. Los gritos también son básicos en la defensa: las aves emiten chillidos agudos para avisar sobre depredadores y coordinar la huida colectiva.
En los humanos, los gritos cumplen funciones múltiples: desde la explosión emocional en una celebración, como el gol en el fútbol, hasta la descarga de miedo, dolor o agresividad. Neurológicamente, el grito activa rutas cerebrales directas, como la amígdala, responsable de procesar el peligro, lo que explica su eficacia evolutiva.
Un estudio dirigido por el profesor Harold Gouzoules demostró la gran variedad acústica de los gritos humanos y cómo podemos confundir sonidos, como un silbato agudo, con gritos debido a sus cualidades acústicas semejantes. Esto confirma que los factores como el tono alto y la rugosidad son determinantes para que un sonido sea percibido como un grito, tanto en animales como en humanos.
Otras formas de comunicación: colores, olores, vibraciones y más

Leones marinos
Pese a que los sonidos ocupan un lugar destacado, los animales también se comunican mediante medios no acústicos. El lenguaje corporal, los colores brillantes, la secreción de olores o las vibraciones eléctricas complementan, y en algunos casos sustituyen, a los sonidos.
La comunicación visual es fundamental para especies diurnas o en entornos abiertos, como aves o reptiles que emplean colores para advertir de toxicidad o atraer pareja. Otros, como los peces o insectos, generan señales eléctricas o vibraciones que solo pueden ser detectadas por miembros de su misma especie, permitiendo una comunicación discreta y eficaz.
El uso de olores es predominante en mamíferos y hormigas. Las feromonas permiten transmitir información a distancia, como la disponibilidad reproductiva o la ubicación de alimento. Las señales electromagnéticas y vibraciones cumplen un papel similar en la coordinación social y defensa.
Aprendizaje y flexibilidad: ¿Hasta dónde llegan las capacidades cognitivas de los animales?
La clave de los sistemas de comunicación animal más avanzados es la capacidad para aprender, memorizar y adaptar señales según el contexto. Algunos pájaros, mamíferos marinos y quizá otros animales poseen una flexibilidad asombrosa para modificar su lenguaje, lo que les permite responder ante cambios ambientales y sociales de manera eficaz.
En humanos, el aprendizaje lingüístico implica descifrar reglas, símbolos y estructuras fonéticas complejas. En los animales, aunque el grado de sofisticación suele ser menor, se ha comprobado que la imitación vocal, la discriminación de patrones y la actualización de repertorios son comparables, en esencia, a los mecanismos de aprendizaje del lenguaje humano
Al explorar la comunicación en el reino animal, podemos comprender mejor sus estrategias y la complejidad de sus interacciones. Desde los astutos drongos que engañan con sus imitaciones, hasta los complejos códigos acústicos de los cachalotes, pasando por los gritos cargados de emoción de los humanos, el estudio de los sonidos animales revela conexiones fascinantes entre especies distintas. Nos invita a cuestionar y ampliar nuestra comprensión del mundo natural, demostrando que la comunicación es una de las capacidades más sorprendentes y versátiles de la vida.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/animales-que-rugen/
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