
UN CUARTO PISO CONVERTIDO EN PARAÍSO NATURAL.
En plena ciudad de Cali, un hombre ha logrado lo que muchos considerarían imposible: transformar un espacio urbano en una granja con vías a ser autosostenible, llena de vida, biodiversidad y enseñanzas para el mundo. Sin títulos ni subsidios, solo con amor por la Tierra.
Un compromiso silencioso, pero poderoso.
José Olivo no aparece en los titulares, no da conferencias ni exige reconocimientos. Sin embargo, su labor silenciosa y constante lo ha convertido en uno de los mayores referentes de compromiso ambiental en la ciudad de Cali. Su único propósito: que la Tierra respire un poco mejor cada día.
Desde hace siete años, José ha dedicado su vida a construir lo que hoy se conoce como la Eco granja El Colibrí, ubicada en el cuarto piso de un edificio. Allí, en medio del concreto, emergen jardines, frutas, animales y sistemas ecológicos que sorprenden a todo aquel que lo visita.
Nada se desperdicia, todo florece.
Uno de los pilares de esta eco granja es el principio de las tres “R”: reducir, reutilizar y reciclar. Las compostadoras, elaboradas artesanalmente, transforman los residuos orgánicos recolectados de los vecinos en abono natural. Este abono nutre las materas donde crecen papayas, limones, guayabas, mandarinas, plátanos, naranjas, y hierbas medicinales como albahaca, cidrón, menta, romero, hierbabuena y sábila.
La planta de tratamiento, también construida por José, permite transformar la materia orgánica de forma limpia y sustentable. Todo se hace a mano, sin químicos ni aditivos, respetando los ritmos naturales y la vida del suelo.
Biodiversidad en simbiosis.
La granja no solo cultiva plantas, sino también relaciones simbióticas. Utiliza el sistema de acuaponía, donde peces y plantas coexisten en equilibrio. Los residuos de los peces nutren las plantas, y estas, a su vez, purifican el agua que vuelve a los tanques. Así, se mantiene un ciclo virtuoso y eficiente.
Entre los animales que habitan este pequeño paraíso se encuentran gallinas criollas (cuyos huevos son más ricos en proteína y bajos en colesterol), dos cabras, un cerdo, y tilapias en dos tanques. Estas crías, junto con buena parte de los cultivos, se donan a comedores populares, cumpliendo también una función social vital.
Refugio para la vida.
La eco granja se ha convertido en un ecosistema urbano real. Allí llegan aves como palomas torcazas, cuatro especies distintas de pájaros silvestres y tres especies de colibríes, atraídos por las flores ornamentales de diversos colores que brotan por doquier.
José también ha implementado el uso de plantas hospedantes y aromáticas como cebolla larga, ají y ajo, que funcionan como control natural de plagas, eliminando la necesidad de pesticidas. Las flores atraen insectos beneficiosos como mariquitas, abejas y mantis religiosas, fortaleciendo el equilibrio natural del espacio.
Educación desde la experiencia.
A pesar de haber cursado solo hasta el bachillerato, José Olivo es un autodidacta incansable. Sus conocimientos sobre agricultura, biología, diseño de sistemas sostenibles y manejo ecológico dejan atónitos incluso a ingenieros y académicos. Lo ha aprendido todo observando, preguntando, experimentando… viviendo.
Incluso los materos donde crecen muchas de sus plantas provienen de objetos desechados, como las antiguas lámparas del alumbrado público. Su capacidad de crear belleza y vida con materiales reciclados es tan inspiradora como su historia misma.
Un legado que florece en lo alto.
Lo más admirable es que Eco granja El Colibrí ha sido construida sin ningún tipo de apoyo económico institucional. No hay fondos públicos, donaciones empresariales ni patrocinadores. Todo lo que allí vive ha sido sembrado, cuidado y sostenido con recursos propios, esfuerzo personal y un amor inquebrantable por la Tierra.
José Olivo no busca premios ni fama. Solo quiere demostrar que es posible vivir en armonía con el entorno, incluso en medio del cemento. Su granja, más que un proyecto ecológico, es una metáfora viva de lo que puede lograrse cuando se trabaja con propósito, coherencia y corazón.
Porque cuidar el planeta no requiere títulos, solo voluntad. Y José Olivo nos lo recuerda cada día desde su terraza en Cali, donde todo florece… incluso la esperanza.
#EcogranjaElColibrí
“Porque del señor es la tierra y todo lo que en ella hay”. 1 corintios 10:26
