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Una ola de preocupación se desató en Colombia tras las declaraciones del reconocido humorista César Corredor, quien personifica a “Barbarita” en el tradicional programa Sábados Felices del canal Caracol Televisión. Corredor arremetió contra la jueza Sandra Heredia, responsable del histórico fallo que declaró culpable al expresidente Álvaro Uribe Vélez por soborno a testigos y fraude procesal.
A través de su cuenta de X (antes Twitter), Corredor lanzó una advertencia inquietante: “No tendrá paz en la calle, restaurantes, aeropuertos, iglesias, etc., etc., etc., porque allí se le gritará lo que ella es. No sabe en lo que se metió”. Las palabras, que evocan una suerte de hostigamiento social, han sido interpretadas como una amenaza directa contra la magistrada, y han generado una fuerte polémica tanto en redes sociales como en círculos jurídicos y mediáticos.
El comediante, con décadas de presencia en la televisión nacional, agregó en otro mensaje que la jueza no estaría condenando a Uribe, sino a sí misma, calificándola como una “vergüenza para Colombia”. Las afirmaciones han encendido las alarmas por su tono hostil y por la capacidad de influencia que un personaje público como Corredor puede ejercer en una audiencia masiva.
Lo más preocupante es que estas declaraciones no provienen de un ciudadano cualquiera, sino de una figura pública asociada a uno de los canales más influyentes del país. Caracol Televisión, que ha cultivado una imagen de entretenimiento familiar a lo largo de generaciones, enfrenta ahora cuestionamientos éticos sobre el comportamiento de uno de sus rostros más visibles.
Antes incluso de conocerse el fallo judicial, Corredor ya había anticipado el desenlace con un tono de desdén, afirmando que la condena no llevaría a Uribe a prisión y que sería celebrada únicamente por “los amigos de izquierda”. Sus comentarios, lejos de promover un debate racional o respetuoso sobre una sentencia judicial histórica, parecen buscar deslegitimarla y agitar emocionalmente a la opinión pública.
La amenaza velada contra la jueza Heredia representa un momento inquietante para la institucionalidad en Colombia. Que desde el mundo del entretenimiento se lancen mensajes de intimidación hacia quienes administran justicia, en uno de los casos más delicados de la historia reciente del país, es un reflejo de la polarización extrema que atraviesa la sociedad colombiana.
Hasta el momento, ni Caracol Televisión ni el propio Corredor han emitido algún tipo de retractación o pronunciamiento aclaratorio. Pero lo dicho por el humorista ha dejado una estela de preocupación que va mucho más allá del humor. Porque cuando el humor deja de ser inofensivo y se convierte en vehículo de odio, las fronteras entre la risa y la violencia simbólica se desdibujan peligrosamente.
