

Una encuesta reciente revela que la mayoría de los uruguayos opinan que su percepción del gobierno no ha cambiado mucho desde que asumió.
La gestión del actual mandatario uruguayo, Yamandú Orsi, ha sido objeto de diversas observaciones en relación con la percepción de la ciudadanía respecto a su desempeño desde su inicio en el cargo. En muchas ocasiones, figuras del ámbito político y académico han señalado que la relación entre el gobierno y la población no ha alcanzado todavía un nivel de afinidad o “luna de miel” efectiva.
La afirmación, frecuente en los análisis políticos, responde a la idea de que los primeros meses suelen ser marcados por niveles altos de aprobación, que eventualmente tienden a disminuir según avanza el mandato.
El secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, ha utilizado esta perspectiva para contrarrestar los cuestionamientos de los sectores opositores. Es común que en el discurso oficial se destaque que los primeros meses de cualquier administración enfrentan un contexto de aceptación positiva, que posteriormente puede ser afectada por diversos factores, tales como fallas en políticas públicas o desencantos que puedan surgir con el desarrollo de la gestión.
Sin embargo, los datos concretos revelan aspectos que merecen una atención particular por su concreción estadística y su carácter imparcial.
El análisis de una reciente encuesta realizada por El Observador, en colaboración con la Unidad de Métodos y Acceso a Datos (UMAD) de Ciencias Sociales, de la Universidad de la República (Udelar), junto con un docente en Estadística, Juan Pablo Ferreira, permite obtener una visión más clara acerca del estado actual de las opiniones públicas en torno al gobierno de Orsi.
Una de las conclusiones principales es que, al menos en términos porcentuales, un sector importante de la población mantiene expectativas relativamente estables respecto a la gestión, con ciertos matices que indican percepciones de mejora o empeoramiento en lo que se refiere a los meses anteriores.
Estabilidad en las opiniones y percepciones iniciales
Según los resultados de la encuesta, aproximadamente un 54% de los consultados manifestó que su opinión respecto al gobierno «se mantiene igual» desde el inicio del mandato. Este dato sugiere que, a una escala porcentual, no se han registrado modificaciones drásticas en la percepción general en un corto período.
Sin embargo, otros indicadores muestran que un 28% de los encuestados considera que la gestión «ha empeorado» en comparación con el momento en que asumieron el cargo, mientras que solo un 17% cree que «ha mejorado».
Desde la perspectiva de los analistas y expertos en ciencia política, estos números reflejan un escenario donde la administración aún no ha consolidado un respaldo absoluto, pero tampoco ha sido objeto de desconcierto total. El magíster en Ciencia Política, Fabricio Carneiro, ha señalado al citado medio que «está claramente todavía en una luna de miel» y que, en términos comparativos, la gestión de Orsi comienza con niveles de aprobación que se asemejan a los del segundo gobierno de Tabaré Vázquez, en un escalón inferior a los inicios de su primera administración en 2005 o al comienzo del mandato de José Mujica en 2010.
La influencia del electorado y las variaciones en las regiones del país
La tendencia en las opiniones tampoco varía mucho en función de las candidaturas que respaldaron la gestión. La misma encuesta indica que, entre quienes votaron por el Frente Amplio, hay una tendencia mucho más favorable, con casi uno de cada tres considerados que creen que la gestión ha mejorado en algún grado —sea «algo» o «mucho»—.
En contraste, entre los votantes que apoyaron a la coalición opositora, cerca del 50% opina que la administración ha empeorado, aunque también existen sectores que perciben cierta mejora relativa desde el inicio del gobierno.
La capital del país, donde tradicionalmente el Frente Amplio ha tenido una presencia política fuerte, presenta percepciones más positivas en comparación con las áreas rurales o menos urbanizadas. Esto indica un posible vínculo entre la zona de residencia y la opinión sobre la gestión gubernamental, aunque estos aspectos no son necesarios para comprender la tendencia general, sí aportan un contexto adicional sobre la distribución de las percepciones ciudadanas.
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