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Desde la zona caribeña Colombiana, Santa Marta, el presidente Gustavo Petro lanzó un mensaje directo y sin ambigüedades al gobierno de Estados Unidos, tras conocerse el fallo de primera instancia que declaró culpable al expresidente Álvaro Uribe Vélez por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal.
En una publicación en su cuenta oficial de X (antes Twitter), el mandatario colombiano advirtió: “Le solicito a la Embajada de EE. UU. en Colombia no entrometerse en la justicia de mi país”. La frase, cargada de firmeza institucional, no solo se interpreta como un llamado al respeto por la soberanía judicial de Colombia, sino también como una advertencia ante cualquier intento de presión diplomática o geopolítica.
Petro recordó el alto precio que ha pagado la justicia colombiana en su lucha contra el narcotráfico y la corrupción, evocando la memoria de magistrados, fiscales y jueces que han sido asesinados precisamente por enfrentar el poder oscuro del crimen organizado. “Decenas de jueces, magistrados, fiscales han sido asesinados en su lucha contra el narcotráfico y las relaciones del narcotráfico con el Estado colombiano”, escribió, en una declaración que resuena tanto dentro como fuera del país.
El fallo contra Álvaro Uribe, uno de los líderes más influyentes y polémicos de la política colombiana, ha provocado reacciones a nivel internacional. La condena por manipulación de testigos y fraude procesal marca un precedente sin antecedentes para un expresidente en Colombia. Aunque fue absuelto del delito de soborno a testigos, el veredicto ha generado tensión política y un nuevo capítulo en las ya complejas relaciones entre Bogotá y Washington.

La contundencia del mensaje presidencial se da en un contexto en el que sectores conservadores han buscado respaldo externo para cuestionar el proceso judicial, lo que ha encendido las alarmas en el Gobierno nacional. El presidente Petro, en cambio, apela al principio de no intervención y al respeto mutuo entre naciones aliadas.
Mientras el país sigue con atención cada movimiento en torno al juicio de Uribe, las palabras del presidente colombiano han marcado una línea roja en defensa de la independencia judicial, enviando un mensaje claro: Colombia no aceptará injerencias en uno de los casos más delicados de su historia reciente.
