
UN LLAMADO A SANAR LA NIÑA INTERIOR.
La relación con la madre es uno de los vínculos más profundos que moldean la identidad emocional de una mujer. Cuando esta relación ha estado marcada por la ausencia, la exigencia excesiva, la negligencia emocional o el abuso, puede originarse lo que hoy se conoce como herida materna. Esta herida, aunque invisible, deja huellas profundas que afectan la manera en que una mujer se percibe a sí misma, cómo se relaciona con los demás y cómo afronta los retos de la vida adulta.
¿Cómo se comporta una mujer con herida materna?
Las mujeres que cargan con esta herida suelen manifestar comportamientos que, aunque puedan parecer comunes, tienen raíces emocionales profundas. Algunos rasgos recurrentes incluyen:
- Perfeccionismo paralizante: Un deseo constante de hacerlo todo bien como forma de compensar la sensación de no haber sido suficiente.
- Falta de confianza en sí misma: Dificultades para tomar decisiones o validar su propio criterio sin la aprobación externa.
- Auto sabotaje en las relaciones interpersonales: Inconscientemente, pueden atraer vínculos disfuncionales o evitar la intimidad por miedo al abandono o al rechazo.
Estos patrones no surgen de la nada. Son el reflejo de una infancia en la que la validación emocional fue escasa o nula, y en la que la niña interior aprendió a sobrevivir, no a florecer.
Señales de una niña interior herida.
La niña interior representa la parte emocional más vulnerable y auténtica de cada persona. Cuando está herida, lo manifiesta a través de conductas que delatan un descuido hacia las propias necesidades. Algunas señales comunes son:
- Desatención hacia la salud física o mental.
- Alimentación desordenada (exceso o restricción).
- Alteraciones en el sueño (insomnio o hipersomnia).
- Dificultades de concentración o pérdidas frecuentes de objetos.
- Consumo excesivo de sustancias, medicamentos o tecnología.
- Episodios de ansiedad, irritabilidad o tristeza sin una causa aparente.
Estas señales no son meros «malos hábitos». Son gritos silenciosos del cuerpo y el alma, que claman por atención, cuidado y reparación emocional.
Consecuencias de una herida no sanada.
Cuando estas heridas de la infancia no son reconocidas ni abordadas, tienden a proyectarse en la vida adulta, especialmente en el ámbito de las relaciones. Algunas consecuencias incluyen:
- Incapacidad para establecer vínculos sanos por miedo al abandono.
- Represión o desbordamiento emocional.
- Dificultad para poner límites.
- Tendencia a la codependencia o a dar en exceso para ser aceptada.
- Sentimientos crónicos de ansiedad, vacío o baja autoestima.
En muchos casos, la mujer adulta continúa repitiendo el mismo patrón de abandono que vivió en su infancia, pero esta vez hacia sí misma.
Sanar a la niña interior: un acto de amor propio.
El proceso de sanación de la herida materna no es fácil ni inmediato, pero es profundamente transformador. Inicia con el reconocimiento de que hubo una carencia, una herida, una necesidad no satisfecha. A partir de allí, comienza un camino de reconciliación con la propia historia y de reaprendizaje del amor propio.
Los beneficios de este proceso son múltiples:
- Mayor autoestima y autoaceptación.
- Relaciones más auténticas y saludables.
- Paz interior y resiliencia emocional.
- Capacidad de maternarse a sí misma con compasión y cuidado.
Sanar la herida materna no implica culpar a la madre, sino comprender el impacto que su vínculo tuvo en la formación emocional. Es asumir la responsabilidad de reparentarse, es decir, convertirse en la figura amorosa, presente y nutritiva que quizás no se tuvo en la infancia.
Un mensaje final.
Toda mujer merece habitarse con plenitud, sin la carga de un pasado que no eligió. Sanar la herida materna es un acto radical de autocuidado, de dignidad emocional y de libertad. Es volver a mirarse con ternura y decirle a esa niña interior: «Ya no estás sola. Ahora te cuido yo.»
«Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos». (Mateo 19:14)
Si necesitas apoyo psicológico especializado virtual individual o terapia de pareja, comunícate conmigo.
Dra. Elizabeth Rondón.
Tlf. +583165270022
Correo electrónico: Elizabethrondon1711@gmail.com
