

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a más de 125 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. En Paraguay, aunque no existen estadísticas oficiales actualizadas, dermatólogos reportan un aumento en las consultas vinculadas a esta patología, que va más allá del impacto estético, afectando la calidad de vida, el bienestar emocional y la salud general de los pacientes.
La enfermedad se manifiesta con placas rojas, engrosadas y con escamas blancas o plateadas, comúnmente en codos, rodillas, cuero cabelludo y espalda. Es causada por una disfunción del sistema inmunológico que acelera la renovación celular. Si bien no es contagiosa, sí es compleja y puede coexistir con otras afecciones como artritis psoriásica, diabetes o trastornos cardiovasculares.
En los últimos años, la ciencia ha avanzado notablemente en el tratamiento de la psoriasis. Los nuevos enfoques terapéuticos incluyen medicamentos biológicos de última generación que actúan directamente sobre las proteínas responsables de la inflamación, logrando una reducción significativa de los síntomas y, en muchos casos, una remisión prolongada.
“Hoy contamos con tratamientos más precisos, seguros y eficaces, que permiten personalizar la terapia según el perfil de cada paciente. Esto representa un antes y un después en el manejo de la psoriasis”, explica la Dra.María Paz Fabio, dermatóloga especializada en enfermedades inflamatorias.
Impacto positivo en la calidad de vida
Más allá de los beneficios clínicos, estos nuevos tratamientos han demostrado un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes. La reducción visible de las lesiones, la disminución de la picazón y el dolor, así como el menor riesgo de brotes frecuentes, permiten a las personas recuperar la confianza en su cuerpo, volver a usar ropa descubierta, retomar actividades sociales y laborales, y reducir el estrés emocional que suele acompañar a la enfermedad.
“La psoriasis no solo afecta la piel. Afecta la autoestima, las relaciones, la salud mental. Cuando un tratamiento funciona y el paciente vuelve a mirarse con seguridad, estamos ante una transformación real, profunda”, agrega la especialista.
Estudios internacionales han demostrado que los pacientes que acceden a terapias biológicas experimentan mejoras en parámetros clave como sueño, desempeño físico, estado de ánimo y relaciones interpersonales. Esto demuestra que tratar la psoriasis de forma integral es también una forma de devolver bienestar y dignidad.
Además del abordaje farmacológico, los especialistas resaltan la importancia del acompañamiento emocional, la educación al paciente y la adopción de hábitos saludables, como una alimentación balanceada, control del estrés y actividad física moderada.
El acceso a estos tratamientos innovadores sigue siendo un desafío pendiente en Paraguay. Actualmente, muchos de los medicamentos biológicos de última generación no están disponibles en los hospitales públicos de referencia, lo que limita las opciones terapéuticas para una gran parte de la población. Esta situación genera una brecha en la equidad del tratamiento, dejando a numerosos pacientes sin acceso a las terapias más eficaces. Sin embargo en Paraguay, diversos centros médicos ya incorporan estas terapias avanzadas, y existe un esfuerzo creciente por parte de asociaciones de pacientes y médicos para lograr mayor cobertura de estos tratamientos a través de programas de salud pública.
“La psoriasis sigue siendo un desafío, pero con el acceso a diagnósticos oportunos y a opciones terapéuticas innovadoras, cada vez más personas pueden recuperar su bienestar, autoestima y autonomía”. finalizó la Dra Fabio
