

El presidente Gustavo Petro en comparecencia el pasado miércoles 16 de julio. Foto EFE
Desde Bogotá, en medio de la Conferencia Ministerial de Emergencia sobre Palestina, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, levantó la voz con una de sus declaraciones más contundentes de los últimos años: Colombia debe abandonar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Su argumento resonó en un auditorio colmado de delegaciones internacionales: “¿Cómo podemos estar con ejércitos que tiran bombas a los niños?”, se preguntó el mandatario, visiblemente afectado por la tragedia humanitaria que golpea a Gaza.
El pronunciamiento se dio al cierre de la cumbre del Grupo de La Haya, un bloque de países del sur global que se reunió en la capital colombiana para definir acciones concretas frente a la ofensiva israelí. Petro no solo cuestionó la complicidad de las potencias occidentales, sino que hizo una lectura histórica de la ocupación y la rebeldía, evocando la propia memoria colonial de Colombia: “Nosotros también fuimos invadidos. Podemos criticar a Hamas, pero no al pueblo palestino. Un pueblo ocupado tiene derecho a la rebelión; la rebelión no es un delito”.
Las palabras del presidente colombiano se respaldaron con hechos. En una declaración conjunta, Colombia, Sudáfrica, Bolivia, Cuba, Indonesia, Irak, Libia, Malasia, Namibia, Nicaragua, Omán y San Vicente y las Granadinas acordaron suspender toda relación de comercio militar con Israel. La medida incluye un embargo de armas, equipos de doble uso, combustible y apoyo logístico, así como la restricción del paso de buques con cargamentos vinculados a la ofensiva en Gaza. Además, los firmantes revisarán contratos públicos que directa o indirectamente favorezcan la ocupación palestina.
La resolución, leída por el viceministro colombiano Mauricio Jaramillo, instó al Consejo Económico y Social de la ONU a investigar con urgencia el colapso sanitario y nutricional en Gaza y a presentar sus hallazgos ante la Asamblea General. Para Petro, se trata de un mensaje claro: el sur global no permanecerá indiferente. “No se puede hablar de libertad mientras se asesina a un pueblo como el palestino”, remarcó.
"Nosotros hemos vivido Gaza en nuestra sangre, también nos invadieron. Y sí, podemos criticar a Hamas, pero no al pueblo palestino; estos tienen derecho a la rebelión porque sus tierras fueron ocupadas. Nuestras tierras colombianas también fueron ocupadas por españoles, una de… pic.twitter.com/3CZdajkWoz
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) July 16, 2025
El mandatario fue más allá al cuestionar la vigencia de las alianzas militares tradicionales y la coherencia de la relación con Europa: “De la OTAN debemos salir, no hay otro camino. No podemos sostener vínculos con gobiernos que traicionan a su gente y legitiman la violencia”, afirmó, conectando su discurso con la crisis entre Rusia y Ucrania.
El impulso latinoamericano fue clave para articular una posición que busca romper la inercia diplomática ante lo que califican como crímenes de guerra. Con esta decisión, Colombia vuelve a colocarse en la primera línea de una nueva geopolítica que reclama coherencia ética y denuncia la indiferencia de las potencias ante el sufrimiento de millones.
Mientras Gaza sigue ardiendo, Petro insiste: la multipolaridad no puede edificarse sobre ruinas y cementerios. Y Colombia, sostiene, no quiere ser cómplice de un silencio que mata.
