

TESTIGO VIVO DEL TIEMPO Y LA IDENTIDAD URBANA
El Centro Histórico de Santiago de Cali representa mucho más que una zona geográfica delimitada por calles antiguas y edificaciones de otros siglos. Es el núcleo fundacional de la ciudad, el lugar donde comenzó la historia caleña y donde aún late la memoria de su pasado colonial, republicano y contemporáneo. Este espacio, con sus calles empedradas, casonas coloniales, iglesias centenarias y edificios neoclásicos, constituye un verdadero libro abierto que narra la evolución urbana, social y cultural de una de las ciudades más importantes del suroccidente colombiano. Preservarlo y valorarlo no solo es un acto de reconocimiento histórico, sino también una oportunidad para fortalecer la identidad local y fomentar el turismo cultural.
Orígenes y traza colonial.
Santiago de Cali fue fundada el 25 de julio de 1536 por el conquistador Sebastián de Belalcázar. El lugar elegido para el asentamiento fue un valle fértil a orillas del río Cali, rodeado por montañas y naturaleza. A partir de esta fundación, se trazó un pequeño poblado siguiendo el patrón clásico de las ciudades coloniales: una plaza mayor central alrededor de la cual se ubicaban los edificios administrativos, la iglesia principal y las primeras casas de los colonizadores.
Este patrón se conserva en gran medida en la actualidad. La actual Plaza de Cayzedo, corazón del centro histórico, ocupa el espacio de la antigua plaza mayor. Alrededor de ella se encuentran importantes monumentos históricos como la Catedral Metropolitana de San Pedro, el Palacio Nacional, el Edificio Coltabaco y el Teatro Jorge Isaacs, entre otros. Estas construcciones, algunas de origen colonial y otras de estilo republicano y neoclásico, dan cuenta de las sucesivas etapas de transformación que vivió la ciudad desde el siglo XVI hasta nuestros días.
Arquitectura: huellas del pasado.
Caminar por el centro histórico de Cali es transitar por una galería arquitectónica al aire libre. Las casonas coloniales con techos de teja, patios interiores y balcones de madera tallada evocan los siglos XVII y XVIII, cuando Cali era una pequeña villa agrícola con fuerte influencia eclesiástica. Un ejemplo destacado es el Museo de Arte Religioso La Merced, ubicado en lo que fue el primer convento de la ciudad, construido por los frailes mercedarios. Este complejo conserva uno de los templos más antiguos de Colombia y guarda un importante acervo religioso.
Con la independencia y el desarrollo republicano del siglo XIX, surgieron edificaciones con estilo neoclásico y ecléctico, propias de una ciudad que comenzaba a abrirse al comercio, al ferrocarril y al pensamiento liberal. El Edificio Otero, el Hotel Aristi y el antiguo Banco de Londres, por ejemplo, revelan una etapa de modernización urbana y económica. Estas construcciones aún conservan sus fachadas originales y son parte del paisaje urbano cotidiano.
En el siglo XX, la ciudad se expandió hacia el norte y sur, y el centro histórico comenzó a sufrir transformaciones derivadas del crecimiento poblacional y la modernización. Aun así, muchas edificaciones fueron declaradas Bien de Interés Cultural y se iniciaron procesos de restauración y protección, especialmente desde los años noventa.
Cultura viva y patrimonio intangible
El centro histórico de Cali no es solo un conjunto de edificios antiguos: es también un espacio vivo de memoria colectiva, en el que se cruzan generaciones, expresiones culturales y dinámicas sociales. Allí se desarrollan festivales, marchas, celebraciones religiosas, recorridos turísticos y manifestaciones artísticas que lo convierten en un escenario activo de la cultura urbana.
Además, este espacio ha sido fundamental en la formación de la identidad caleña. A lo largo del tiempo ha acogido importantes hechos históricos: desde revueltas políticas hasta celebraciones patrias, desde misas campales hasta movimientos sociales. Incluso el arte callejero y las expresiones contemporáneas han encontrado en estas calles un espacio de visibilidad y apropiación.
El centro es también hogar de instituciones culturales como la Biblioteca Departamental, el Instituto Popular de Cultura y el Museo del Oro Calima del Banco de la República, lo que fortalece su papel como núcleo de difusión artística y educativa.
Retos contemporáneos: conservación y revitalización.
Programas como la Peatonalización del Bulevar del Río, la iluminación de monumentos históricos, los recorridos turísticos guiados y los planes de rescate patrimonial han dado un nuevo aire a este sector, atrayendo a visitantes, artistas y emprendedores culturales. La incorporación de rutas turísticas, como el «Cali Viejo», ha permitido a los propios caleños redescubrir su historia, sus símbolos y su herencia arquitectónica.
Es fundamental que la ciudadanía, las instituciones y los gobiernos locales trabajen de forma conjunta para preservar, restaurar y habitar de forma consciente este espacio que resume cinco siglos de historia urbana. Solo así se garantizará su continuidad como símbolo de memoria y desarrollo cultural.
El Centro Histórico de Santiago de Cali es mucho más que un conjunto de construcciones antiguas: es el reflejo de una ciudad que ha crecido, resistido y evolucionado a lo largo del tiempo. En sus calles empedradas, sus muros de adobe, sus iglesias centenarias y sus plazas emblemáticas habita el alma de una comunidad que no olvida sus raíces. Preservar este patrimonio no solo honra la historia, sino que construye futuro. Por eso, redescubrir y valorar el centro histórico es una tarea colectiva que nos invita a mirar con orgullo y responsabilidad nuestra propia identidad urbana.
14 despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. 15 mirad, pues, con cuidado cómo andéis, no como necios, sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:14-16. (Reina-Valera)
